ABC (Córdoba)

El Madrid entra en la zona Vinicius

▶Además de por talento, el brasileño aplasta a sus rivales por piernas y fondo

- JUANMA RODRÍGUEZ RUBÉN CAÑIZARES MADRID

Tras el 3-0 ante el Bayern, el City se convierte de nuevo en el Dan Defensor del Antimadrid­istas Fútbol Club, esa casa común rancia, triste y con fuerte olor a naftalina de aquellos que disfrutan con los males del Real, o sea que se alegran poco y mal. Yo veo sinceramen­te más próxima la Decimoquin­ta que la Primera, pero es verdad que, más de mil millones de euros de inversión después, Guardiola está estadístic­amente un pelín más cerca del único objetivo que tienen sus jefes, que no es otro que la orejona.

No sé dónde leí el otro día que el targídrado es el ser vivo más resistente del planeta, que puede sobrevivir congelado a -272 grados centígrado­s y expuesto a una dosis de rayos X hasta 500 veces superior a la que mataría a un ser humano. Mentira, hay que actualizar ese dato. El ser vivo más resistente del planeta es el ‘noi’ de Sanpedor cuando busca excusas para su enésimo fracaso en la máxima competició­n europea. ¿Pues no tuvo el otro día la ocurrencia la criatura de poner a Michael Jordan como ejemplo de perdedor porque sólo había ganado 6 anillos de la NBA en 16 años? Sólo. Lo dicho, Pep deja en mantillas al pobre targídrado, que es un bicho debilucho.

De Nixon afirmó una vez el presidente del partido republican­o de la época que era sin lugar a dudas el mentiroso más transparen­te que había conocido a lo largo de su dilatada carrera política. Guardiola y sus herederos, o sea los Guardiolit­as, tienen esa capacidad para darte el tocomocho delante de tus propios ojos. Y sin un gancho. Dani de Marcos hizo el otro día en ‘El Chiringuit­o’ una espectacul­ar radiografí­a del pelotón de incoherenc­ias acumuladas por Xavi, uno de esos Guardiolit­as, desde que llegó al banquillo del Barça: le importaba el cómo y ya no le importa, había que ganar jugando bien y ahora hay que llevarse la Liga por lo civil o por lo criminal, nadie entendería al Cholo en el Camp Nou y ahora hay que darle la importanci­a que tiene al estajanovi­smo del equipo, se equivocó la paloma, se equivocaba… Como lo dice todo tan serio y con ese rictus de quien está anunciando algo importantí­simo para el futuro de la humanidad, y como estamos acostumbra­dos a que Xavi mienta incluso cuando dice la verdad, su ausencia total y absoluta de un mensaje coherente nos deja a todos indiferent­es, adormecido­s. Nos miente a plena luz del día. Estos son mis principios y, si no le gustan, tengo estos otros… Puro guardiolis­mo.

Ya en frío, como el cazador que ha atrapado a su presa y la ha devorado, llegó el momento de la satisfacci­ón por el trabajo bien hecho. «La mística de las noches del Bernabéu», publicó Vinicius en la madrugada del jueves en sus redes sociales junto a una foto de él, superando en velocidad a Reece James. Imagen en movimiento que resumía el recital del brasileño ante el Chelsea.

En total, 64 intervenci­ones en el partido, 19 de ellas en el área rival, cuatro ocasiones de gol generadas, una asistencia y acción directa en el gol de Benzema. Números de futbolista diferencia­l. Para ponerlo en contexto: el Chelsea solo generó tres ocasiones en todo el partido y solo llegó al área blanca en diez ocasiones, datos ambos por debajo de los individual­es de Vini.

«No sabíamos lo bueno que era el Real Madrid. Vinicius es un látigo», reflexionó Lampard. Análisis que dejaba en mal lugar al técnico del Chelsea, que suma dos derrotas en dos partidos y una mentalidad de equipo pequeño. Presentars­e en el estadio del catorce veces campeón de Europa con una venda en los ojos es impropio de un equipo que se ha gastado 600 millones en fichajes.

Bastante menos de los 45 que le costó al Madrid Vinicius, cifra muy lejana a sus actuales 200 millones de euros de valor de mercado. El brasileño está, junto a Haaland y Mbappé, en el actual top 3 del mundo, y será complicado verle fuera de ahí en la próxima década. Lejos quedan ya aquellos tres primeros años de blanco en los que ni Lopetegui ni Zidane supieron extraer de él su mejor versión, aunque el brasileño exculpe a ambos y reconozca que entonces era joven, inexperto y errático ante la portería rival.

En esas tres primera temporadas, Vinicius metió quince goles y repartió otras quince asistencia­s, números pobres que ha pulverizad­o en los dos últimos años. La pasada campaña, 22 tantos y 20 asistencia­s, registros que está a punto de igualar este curso al que aún le restan dos meses de competició­n. De momento, 21 dianas y 16 pases de gol, pero hay más. Vini es el máximo regateador de la Champions (60), algo que ya fue la pasada temporada (73). Además, es el máximo asistente (5) junto a Cancelo, el que más disparos totales (34) y a puerta (18) ejecuta, y es el cuarto máximo realizador (6) tras Haaland (11), Salah (8) y Mbappé (7).

Pánico en los rivales

Impacto total del brasileño en esta brillante Champions del Madrid y un intangible que no queda reflejado en los números, pero sí en el devenir de los partidos. Cada balón que llega a los pies de Vinicius es inclinar hacia abajo el terreno de juego. El Bernabéu murmulla, sabedor que algo va a pasar. Los campos rivales gritan, primero, y callan, después, reacciones habituales en un ser humano que está a punto de vivir una escena de pánico. Porque es precisamen­te eso, terror, lo que Vinicius genera en sus contrincan­tes, y en las aficiones rivales.

¿Cómo ha llegado hasta ahí? La receta ahora parece sencilla, pero no ha sido así. Aparte del trabajo extra en Valdebebas para mejorar la definición, se puso en manos de un ‘coach’ para que pusiera su granito de arena en este aspecto, clave para el salto a ‘crack’ mundial que ha dado Vinicius desde el verano de 2021. Rodeado de cuarenta personas, entre ellos familiares y amigos, que trabajan para que él solo se tenga que preocupars­e del fútbol, el brasileño también mide su alimentaci­ón al milímetro con la supervisió­n de un chef francés, que habla a la perfección portugués, y que conserva en el más estricto anonimato.

Su preparador y fisioterap­euta, Thiago Lobo, es otra de las personas claves en su carrera. El brillante trabajo de Pintus es complement­ado con su entrenador personal, empleado del Santos durante quince años hasta que Vinicius llamó su a puerta, en 2020. En el exclusivo gimnasio que ha montado en su casa el ‘20’ del Madrid, no le falta de nada, ni siquiera cámara hiperbáric­a ni tampoco termografí­a: cámaras infrarroja­s que miden la temperatur­a corporal y ayudan a prevenir lesiones.

Lobo esculpe y mima el cuerpo del brasileño cada tarde, y mide su calidad del sueño con un anillo inteligent­e que controla la oxigenació­n en la sangre y la frecuencia cardíaca. Así acaba los partidos subido en avión, mientras los rivales piden oxígeno. Es primavera y el Madrid entra en la zona Vinicius.

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// AFP Vinicius ganándole un duelo a James en el Madrid-Chelsea

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