El G-7 acelerará las renovables, pero evita fijar el fin del carbón en 2030
Los países se comprometen a acabar con la contaminación por plástico en 2040
Tuve la suerte de estudiar aquel bachillerato de siete años, que incluía latín y griego, geografía e historia española y universal, física y química, álgebra y geometría, derivadas e integrales. Aunque la verdadera suerte fue que tuvimos profesores deseosos de transmitir el amor que sentían por su asignatura. Con el de Ciencias Naturales, don Francisco Bernis, tuvimos que formar nuestra colección de minerales, vegetales y animales, nuestros más lejanos ascendientes y cuando llegó la noticia de que había de nuevo peces en el Támesis, escribí una crónica apasionada sobre ello. Cuanto sé, lo aprendí en aquel bachillerato tan denostado.
Bernis, ya como catedrático, fue el encargado de clasificar el olvidado paraíso de Doñana, en Huelva, donde aves de todo tipo acuden desde todos los puntos cardinales, para procrear o descansar en sus largos viajes. Formado por humedales y lagunas, con la vegetación y el clima conveniente para ello, lleva tiempo proclamado Patrimonio de la Humanidad, sujeto a normas estrictas de conservación.
El problema surge del éxito del Parque Natural o, exactamente, de su explotación agrícola-industrial. Empezó con la fresa, siguieron la frambuesa y el arándano, que vienen suministrando al mercado español y europeo. Regado todo con los acuíferos subterráneos, buena parte de ellos ilegales, que debido a la falta de lluvia disminuyen hasta el punto de secarse algunos. Que la Junta de Andalucía haya decidido ampliar la superficie regable en mil hectáreas, alegando que no vendría del subsuelo sino de trasvase de los ríos Tinto, Odiel y Piedras es rechazado por los actuales productores, así como Bruselas y las organizaciones ecologistas. Su advertencia es que, de seguir ese camino, no habrá agua ni parque, ni paraíso para nada ni para nadie.
No soy experto en la materia, pero lo que me enseñó don Francisco Bernis es que todo está relacionado en el universo y regido por leyes que en parte conocemos y en parte no. Sabemos también que el cambio climático empieza a notarse y que el agua, a pesar de ser el elemento más común en la tierra, puede un día agotarse. Como que encontrar otro planeta al que mudarse está más cerca de la ciencia ficción que de la realidad. Eso no es mudarse de piso, sino de mundo. Espero que la Junta haya hecho bien sus cuentas y que sus críticos no actúen por motivos políticos. Aunque lo más importante es que éste no es un asunto político, sino de vida o muerte de la humanidad, que sólo se arregla con la colaboración de todos, si lo tiene.
Los ministros de Energía y de Medio Ambiente de los países del G-7 acordaron ayer acelerar la salida de los combustibles fósiles, aunque sin fijar un nuevo plazo para eliminar las fuentes contaminantes de energía, como el carbón.
En un comunicado emitido tras dos días de reuniones en el norte de Japón, los ministros de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido plantearon acciones para mantener el calentamiento global debajo del límite de 1,5 ºC, a partir del que se multiplican los efectos del cambio climático como las olas de calor extremas, las sequías repentinas o potentes huracanes.
«Enfatizamos nuestro compromiso en el contexto del esfuerzo global por acelerar la eliminación gradual de los combustibles fósiles para alcanzar sistemas de energía cero emisiones netas para 2050 a más tardar», dijeron los ministros en un comunicado tras su reunión en Sapporo, en el norte de Japón.
Pero el grupo no ofreció un nuevo plazo más allá del que adoptó el año pasado, cuando propuso suprimir gran parte del uso de combustibles fósiles en sus sectores eléctricos para 2035. Reino Unido y Francia querían expulsar el carbón del sistema energético en la actual década, pero el objetivo fue rechazado por otros miembros como Japón y Estados Unidos. También dejaron la puerta abierta a continuar con la inversión en gas, diciendo que el sector podría ayudar a abordar los posibles déficits de energía.
«En medio de una crisis energética sin precedentes, es importante proponer medidas para abordar el cambio climático y promover la seguridad energética al mismo tiempo», dijo el ministro de Industria japonés, Yasutoshi Nishimura, en una conferencia de prensa.
En su comunicado, los miembros se comprometieron a aumentar colectivamente la capacidad eólica marina en 150 gigavatios para 2030 y la capacidad solar a más de 1 teravatio.
Plástico
Los ministros también anunciaron la meta de poner fin a la contaminación con plástico en sus países para 2040.
«Estamos comprometidos con el fin de la contaminación con plástico, con la ambición de reducir a cero la contaminación adicional de plástico para 2040», señala el comunicado.
Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá y la Unión Europea ya forman parte de una coalición internacional que se comprometió con esta meta el año pasado. Pero es la primera vez que Estados Unidos, Italia y Japón se suman al objetivo.
El desafío es grande. La cantidad de basura plástica se ha multiplicado por dos en los últimos 20 años y solo un 9% se recicla, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Reducir el gas
Varias oenegés temían que la reunión ministerial desembocara en un retroceso en materia de compromisos climáticos, sobre todo por las posiciones conservadoras del país anfitrión.
Japón, que depende en gran medida de la importación de combustibles fósiles, quería aprovechar la ocasión para reclamar nuevas inversiones en el sector del gas en nombre de la «seguridad energética», con los trastornos provocados en esa área por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
En 2022, el G-7 decidió tolerar inversiones en el gas como respuesta «provisional» a las «circunstancias excepcionales» relacionadas con la guerra en Ucrania.
El comunicado de ayer incluye planteamientos similares, pero también establece diversos parámetros alrededor de tales inversiones y destaca la «necesidad primaria» de una «reducción de la demanda de gas».
El grupo ampliará la capacidad de la eólica marina y la solar, y deja la puerta abierta a continuar con las inversiones en gas