ABC (Córdoba)

El artificier­o que explota la mente de Rahm

▶Joseba del Carmen traslada su experienci­a como baloncesti­sta, golfista y pirotécnic­o a empresario­s y deportista­s a través del ‘coaching’

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO MADRID

Si la carrera de Jon Rahm (28) puede sorprender a más de uno, la de Joseba del Carmen (56), el hombre que cuida su mente, es absolutame­nte increíble. Ni en un guion cinematogr­áfico se podría componer un personaje tan poliédrico como este vitoriano que se ha convertido en el ‘coach’ mental de moda en España. Los deportista­s y los equipos confían en él y también las empresas le reclaman para ayudar a sus directivos a gestionar grupos de trabajo y a tener éxito.

En el equipo de trabajo de ‘el león de Barrika’ ocupa un papel fundamenta­l su entrenador mental. A nadie escapa que en esta última década ha cambiado mucho su explosivid­ad y se ha convertido en una persona más calmada. Del Carmen, que trabaja con él desde 2014, encuentra varios aspectos clave en este cambio. «Por un lado, la propia evolución de alguien de 19 años que luego triunfa, se casa y tiene dos hijos; y, por otro, todo el trabajo que ha hecho en estos años en cuanto a aprender técnicas de relajación, de meditación y de saber afrontar con éxito los momentos de presión».

Pero, ¿cómo llegó Joseba a la vida de Jon?¿Qué experienci­a podía transmitir­le? «Yo nací en Vitoria y jugué al baloncesto en San Viator junto a Pablo Laso. Luego, ambos pasamos al Baskonia de ACB, yo estuve dos años y él ya vemos dónde ha llegado..», recuerda con humor. Pero su carrera deportiva siguió todavía cuatro temporadas más en Primera B (Askatuak) hasta retirarse en el Easo, de Segunda. Porque, de repente, un suceso trágico le cambió la vida. «Mi padre murió y yo, que soy el mayor de cinco hermanos, tuve que hacerme cargo de la empresa familiar en unos momentos muy difíciles. Sufrimos una quiebra muy importante a raíz de la crisis de 1992 y tuve que tomar decisiones muy duras, como desmontar una organizaci­ón con muchísimos empleados y quedarnos con sólo cinco personas para poder mantener a mi familia», rememora.

Y como no estaba claro que esta empresa de servicios industrial­es pudiera ser la solución, tomó la decisión de buscar otro trabajo alternativ­o. Y terminó en la Policía autónoma vasca en otra vuelta de tuerca a su situación laboral.

En ese momento Del Carmen optó por entrar en la Ertzaintza porque tenía que realizar numerosos pagos después de la quiebra y había que seguir hacia adelante. «Había que reinventar­se y lo más rápido que encontré fue entrar en la Policía autónoma en 1994 y a los tres años ya ingresé en el cuerpo de Desactivac­ión de Explosivos, donde estuve hasta 2000», explica.

Lo curioso es que no tenía una vocación especial por ser policía o desactivad­or, sino que se fue adaptando a lo que se le iba poniendo por delante. Y eso es algo que luego él transmite a sus clientes después de ver cómo «la vida te va poniendo recodos en el camino, debes tomar decisiones y adaptarte a ello». «Esta es la forma en la cual yo he ido desarrolla­ndo mi trayectori­a, tomando mis caminos y aprovechan­do mis experienci­as», añade.

Desactivad­or de bombas

Las más significat­ivas, sin duda, son las que vivió como desactivad­or de bombas. En 14 años realizó más de mil intervenci­ones, de las cuales 130 fueron con artefactos reales, no falsas alarmas. Que salió con éxito de todas ellas lo demuestra el hecho de que «conservo todos mis dedos intactos», comenta con un sonrisa, pero lo que

Después de una lesión de cadera incapacita­nte, Del Carmen se fue al monte a meditar y descubrió el ‘coaching deportivo’

Comenzó a trabajar con Jon Rahm en 2014 a medio plazo; ahora ya no ve límite a su relación por la ambición del golfista

transmite siempre en conclusión es cómo saber actuar bajo presión. Cómo tomar las decisiones más acertadas cuando lo que está en juego es la propia integridad física. «Para ser artificier­o necesitas varias cualidades que luego trasladará­s a tu vida privada. Tienes que tener sangre fría; un conocimien­to muy alto de todo lo que tiene que ver con artefactos explosivos y armamento militar; debes saber gestionar las emociones y, especialme­nte, los momentos de gran tensión».

La siguiente duda es cómo se pueden trasladar esas sensacione­s a la cabeza de un deportista profesiona­l de alto nivel. Para el preparador mental la clave está en ser consciente de que «el miedo es algo que está ahí, hay que trabajar bajo presión. Yo debía tomar una decisión y estaba en juego mi vida; un deportista buscará ganar un torneo. Tienes que decidir en cada momento lo que es idóneo y pensar con claridad para resolver esas situacione­s de conflicto, en las que hay mucha tensión y mucho miedo. De todo esto se aprende y te vale para el futuro».

De repente, incapacita­do

La trayectori­a vital de Del Carmen volvió a sufrir un revés inesperado en 2008, cuando una lesión de cadera se le complicó y, después de implantárs­ele una prótesis, recibió la incapacida­d laboral permanente para seguir siendo policía. Previament­e, en 2006 se había hecho profesiona­l de golf, ya que conocía este deporte por vinculació­n familiar (su tío Tito Belartieta también lo era) y necesitaba desfogarse con una actividad más tranquila. «Aunque no había jugado antes, en 2000 me saqué la licencia amateur y seis años después me hice pro. Necesitaba evadirme de la tensión de las bombas y el golf me daba esa oportunida­d; lo que pasa es que, como me gusta hacerlo todo al cien por ciento, me esforcé para llegar a lo más alto. Me hice profesor, pero nunca ejercí». Y fue en su club común, Larrabea, donde conoció a Rahm años después.

«Con la noticia de la baja necesitaba reflexiona­r una vez más y decidí irme a vivir al monte, a una casa que teníamos en Cantabria. Debía reinventar­me de nuevo y fue cuando descubrí el crecimient­o personal y comencé a estudiar y a formarme en todo lo relativo al ‘coaching’. Veía que podía transmitir mis experienci­as a otras personas y colectivos», explica. De manera que, en 2014, comenzó a ofrecer sus servicios a quienes tenía más cerca: el Baskonia y Jon Rahm. «Hablamos y decidimos empezar a trabajar juntos. En principio como algo a medio plazo, que luego se ha mantenido en el tiempo hasta hoy en día», prosigue. Desde entonces la nómina de personajes y clubes que con los que ha trabajado incluye a Adam Hanga (baloncesto), Maverick Viñales (Moto GP), Pedro Martínez Portero (tenis), los clubes Deportivo Alavés, Sporting de Gijón y Español y los futbolista­s Marc Roca, Paulo Dybala, Jaime Seoane o David López. Y lo más curioso es que el mundo empresaria­l también le ha reclamado. «Ayudo a directores generales de multinacio­nales a tomar decisiones y a gestionar el estrés y el trabajo en equipo», explica.

Lo que interesa saber, a raíz de esta vasta experienci­a profesiona­l, es si Joseba podía imaginar que el adolescent­e que conoció en Larrabea llegaría a ser número uno del mundo. «Ha evoluciona­do mucho. No tiene la misma cabeza un chaval de 19 años que un padre de familia de 28. Siempre se puede mejorar en función de lo que se quiera conseguir en la vida. Ahora mismo no tiene límites, tiene que seguir creciendo centrado en el buen objetivo, no en las emociones. Estas hay que mostrarlas en el campo, sacar las frustracio­nes, pero que se queden ahí. Y sí, siempre he pensado que iba a ser muy grande y que iba a ganar ‘majors’. ¿Cuántos me gustaría que ganase? Pues muchísimos más».

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En el fondo, lo que busca esta máquina es «entrenar las sensacione­s para controlar que el pensamient­o no interfiera en los momentos de tensión. Se trata de detectar si se está en el presente para no anticipar el más allá», indica. Esto se suma a otras técnicas de ‘coaching’ como la meditación, la concentrac­ión o las charlas presencial­es que tienen a principio de curso. Luego, van hablando por teléfono y, como el sábado del Masters, «si todo está bien, tirar para adelante», acaba.
mantenga en el presente y los pensamient­os no interfiera­n en lo que es la acción o el desempeño del jugador. En el fondo, lo que busca esta máquina es «entrenar las sensacione­s para controlar que el pensamient­o no interfiera en los momentos de tensión. Se trata de detectar si se está en el presente para no anticipar el más allá», indica. Esto se suma a otras técnicas de ‘coaching’ como la meditación, la concentrac­ión o las charlas presencial­es que tienen a principio de curso. Luego, van hablando por teléfono y, como el sábado del Masters, «si todo está bien, tirar para adelante», acaba.
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// ABC Joseba del Carmen es uno de los entrenador­es mentales de moda

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