ABC (Córdoba)

Del escrache a la epopeya

▶El sube y baja del argentino, que tuvo que cerrar sus redes sociales tras fallar un claro gol en el Camp Nou, y el martes le endosó cuatro tantos al Madrid

- Delantero del Girona SERGI FONT

Germán Brunati, director deportivo del Montevideo City Torque y uno de los ojeadores que descubrió a Valentín Castellano­s (24) cuando compaginab­a banquillo, grada y algunos minutos de juego en el Universida­d de Chile, lo tenía muy claro: «Estoy seguro que el gol errado contra el Barcelona se convirtió en una obsesión para él. Y eso lo llevó a jugar el partido contra el Real Madrid en modo animal para sacarle la espina. Y lo consiguió». El técnico no dudó de su pupilo cuando erró el mano a mano con Ter Stegen hace dos semanas ni le sorprende que le marcara cuatro tantos este martes al Real Madrid. Hace seis años le bastaron veinte minutos de partido de la Copa Sudamerica­na para confirmar que los informes que le habían hecho llegar eran válidos. Los vio por televisión porque el partido escogido para hacerlo en vivo se suspendió por la lluvia. Brunati consiguió una cesión gratuita con una opción de compra de 400.000 dólares. «Vi un jugador rápido, atrevido, teníamos buenos informes sobre él», recuerda Brunati en una entrevista en el portal ‘Infobae’.

Pero los inicios del Taty Castellano­s se remontan a un barrio de Mendoza, en Argentina. Con cinco años solo pensaba en patear un balón. Cada día se aferraba a los barrotes que rodean el campo del Murialdo deseando jugar con los niños a los que entrenaba Leopoldo Luque, campeón del mundo en 1978. «Tenía cinco años. La escuelita en la que Luque enseñaba era para chicos a partir de ocho y no me dejaban entrar, pero me vio jugar y pidió que me dejaran. Y desde ahí me enfrenté a los chicos más grandes», rememora el jugador del Girona cada vez que le preguntan por sus inicios.

Sus primeros pasos en el mundo del fútbol también estuvieron repletos de decepcione­s, que solo supo superar con su tesón y fuerza de voluntad. No olvida que debutó con 16 años en la Liga regional de Mendoza pero que fue rechazado por River en la primera prueba que realizó y que Lanús le descartó por su físico. Pero la suerte cambió cuando decidió mudarse a Chile junto a su padre, por motivos laborales. Estuvo dos semanas a prueba en el Universida­d de Chile tras cruzar la Cordillera, pero fue en Uruguay, gracias a la intervenci­ón de Brunati, donde encontró el trampolín que le catapultar­ía al éxito, aunque él entonces no lo sabía.

Ya en Montevideo comenzó su transforma­ción. «Él era extremo. En un momento malo del equipo, el técnico Pomelo Marini lo puso de delantero centro. Y se supo adaptar. Como va bien a los espacios, corriendo se hacía imparable», explica Brunati. Curiosamen­te, por aquella época, Castellano­s sufrió en un partido el marcaje de Ronald Araujo, que militaba en Rentistas. El Montevideo City Torque ascendió de categoría, a Primera. El Taty ya daba pruebas de su profesiona­lidad. «Si íbamos a comer a un restaurant­e no tocaba el pan y en lugar de una gaseosa se pedía una limonada. Siempre se cuidó, se mantuvo enfocado», explican excompañer­os suyos en Uruguay.

Su rendimient­o llamó la atención de la MLS, donde marcó 58 goles y dio 24 asistencia­s en 133 partidos. Fue en Estados Unidos done apareció la alargada sombra del Manchester City y de Pep Guardiola. Doménec Torrent, mano de derecha de Pep durante once años y técnico del New York City entonces, avaló su llegada en 2018. «Le sobra para esta Liga», supo ver Torrent. Entonces el equipo americano formaba parte del City Football Group, al que también pertenece el Manchester City y que tiene el 47 por ciento de las acciones del Girona. La MLS fue un escaparate. Incluso Marcelo Gallardo lo quiso fichar para River.

11 goles

Y a partir de ahí, Castellano­s realizó el viaje inverso al de toda estrella que decide retirarse en una Liga menor. Dio el salto a Europa y esta temporada fue cedido al Girona, donde ya suma once goles (cuatro de ellos al Madrid), se ha metido a la afición en el bolsillo y ha podido conocer a Xavi Hernández, uno de sus ídolos (colgó en las redes sociales una foto con el azulgrana cuando tenía 17 años). «Ha sido una noche soñada. Nunca imaginé esto. Hemos hecho un partidazo ante un gran rival. Era un sueño marcar al Madrid pero marcar cuatro ni me lo imaginaba. Estoy muy contento, por mí y por el equipo», comentaba mientras en Montilivi aún retumbaba la ovación con la que se retiro del campo.

Subió al Olimpo tras el escrache del Camp Nou. Entonces falló la ocasión más clara. Un mano a mano ante Ter Stegen que pudo significar la victoria del Girona. Su enfado fue tan grande que decidió cerrar sus redes sociales. «Ya le he pedido que se vuelva a encender Instagram», bromeaba Michel, su entrenador, tras la goleada al Real Madrid.

Las incógnitas surgen ahora sobre el futuro del delantero. El City de Pep y la selección argentina de Scaloni aparecen en el horizonte. El Taty desoyó la llamada de Chile porque siempre soñó con defender la camiseta albicelest­e (jugó en la sub-23) y no parece descartabl­e que el próximo año juegue en el Etihad. Sus cuatro goles ante el Madrid le avalan.

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