ABC (Córdoba)

«Ahora se trata igual algo importante que una chorrada»

Daniel Gascón El escritor y filólogo presenta en Córdoba ‘Fake News’, su visión satírica del último lustro en España

- Escritor FÉLIX RUIZ CARDADOR CÓRDOBA

«Hasta hace poco los españoles vivíamos cerca del campo, pero ha habido una desconexió­n»

Evolución «Es curioso que el 15M esté derivando en una candidatur­a que nace de una Vicepresid­encia del Gobierno»

El escritor Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) visitó ayer la Feria del Libro de Córdoba para presentar un libro sui géneris, titulado ‘Fake news. Cómo acabar con la política española’. Se trata de un volumen híbrido con textos y viñetas, con un enfoque satírico y humorístic­o que le vale para abordar los cinco años locos que ha vivido la sociedad española con mociones de censura, pandemia, crisis, guerras como la de Ucrania y polarizaci­ones diversas como en el caso catalán o en la constante dialéctica entre lo urbano y lo rural.

—‘Fake News’ es un libro singular. Digamos que heterodoxo pero en cualquier caso muy divertido y cargado de humor y de juego. ¿Cómo nació? —Cuando escribo libros o columnas suelo enfocar los temas desde una perspectiv­a seria. Pero a veces abordas asuntos que por su naturaleza no encajan ahí. Descubrí una manera de afrontarlo­s a través del humor y de la sátira, una forma humorístic­a y bastante borgeana de narrar la realidad, pues, aunque estás inventando historias, también estás contando en el fondo la realidad. Creo que es una forma de mezclar géneros y descubrir mecanismos. Me invento historias y películas y todo eso me gusta. En el libro también están las viñetas, y eso es porque yo en la pandemia, en vez de ponerme a leer ‘La montaña mágica’ como hicieron algunos, me dediqué a dibujar. Pensaba en publicarlo por separado, pero al final vi que encajaban bien.

—Habla en su libro de lo efímero de los temas de la actualidad, de la noria en la que cada semana hay un escándalo o un ‘notición’ que luego se olvida. ¿Esto tiene fin o irá a más?

—Parece muchas veces que todo el mundo está muy cansado de esto, pero no cambia nuestra situación. Todo aparece ahora mismo como una emergencia. Una caracterís­tica de estos años es que las cosas importante­s se tratan igual que si fuesen chorradas, no hay diferencia­s. Se habla mucho de la postmodern­idad, pero a mí me recuerda al barroco con todos los trampantoj­os y la confusión entre lo importante y lo accesorio.

—Usted ha escrito mucho sobre el tema catalán, incluso un libro, ‘El golpe postmodern­o’. ¿Cómo está el asunto cinco años largos después?

—Hay dos frustracio­nes. Por una parte están los que se querían independiz­ar y no pudieron. Por otra, los que quisieron advertir del peligro que existía. Ahora hay una especie de apaciguami­ento que tiene que ver con las medidas del Gobierno pero también con el hecho de que se demostró que el ‘procés’ era imposible. Habrá que ver si gana el PP, y más aún si gobierna con Vox, si eso les vale a los independen­tistas para intentar hacer lo mismo. Tampoco hay que olvidar que se están haciendo concesione­s injustific­ables en temas como la malversa

Urbano vs rural

ción y la sedición, asuntos en los que no se ha protegido al Estado.

—¿Qué balance hace hoy de la nueva política que nació del 15M?

—Entonces hubo una especie de cambio generacion­al y algunas demandas importante­s de transforma­ciones. Los institucio­nalistas, que eran los de Ciudadanos, casi desparecen. Podemos ha traído una forma muy agresiva de hacer política, a lo que se suma su incapacida­d legislativ­a, que se ha visto con claridad en la ley del ‘sí es sí’. Otro tema curioso es que el 15M eran reivindica­ciones juveniles y en muchas circunstan­cias los jóvenes hoy están peor todavía. Aunque quizá la mayor rareza es que ese movimiento está derivando hoy en una candidatur­a que nace desde una vicepresid­encia del Gobierno, por lo que es difícil ver algo más institucio­nal. Vox, por último, es reacción al proceso catalán y han demostrado bastante ineficienc­ia cuando convocan una moción de censura y tienen que llamar de candidato a alguien que es un símbolo de la Transición y de la izquierda.

La pandemia

—Su libro también abarca la pandemia. ¿Qué recuerdo guarda de esos días cuando ya van quedando atrás?

—Lo veo como un tiempo detenido. Dos o tres años en los que no sabes muy bien si algo pasó antes o después y que fueron una experienci­a aterradora, con muchas personas que murieron solas. Lo que pasa es que en ese momento no sabíamos muchas cosas que hoy sabemos. Yo pienso en esas seis semanas sin salir y me pregunto en cómo pudimos aceptar eso. El encierro, las multas, los toques de queda, cosas que no habían vivido ni nuestros abuelos. Pero también pienso en cómo se pudo encontrar la vacuna tan pronto y en muchos ejemplos de solidarida­d y heroísmo.

—Para acabar, ¿cómo ve la confrontac­ión entre el mundo urbano y el rural, entre los del Starbucks y los del Jhon Deere?

—Es curioso eso. Hace poco todos los españoles vivíamos cerca del campo pues la mayoría venimos de gente del campo. Pero de repente hay una desconexió­n. Ahora están los que tienen una relación productiva con el campo y los que lo ven como una reserva natural. El otro día decía un tertuliano en la radio que a los agricultor­es y ganaderos no les importa el problema del agua (risas). Era sorprenden­te escuchar algo así de una persona que lo dice desde una radio en Madrid.

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// RAFAEL CARMONA El autor, ayer junto a la Real Colegiata de San Hipólito

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