La sangrienta victoria de Carlo Gambino, el último gran padrino de la Mafia
El capo tomó control de la debilitada Comisión hasta su muerte en 1976
El histórico capo Vito Genovese fue jefe de la Mafia en EE.UU. hasta que fue encarcelado, en 1961, por tráfico de drogas. Desde
la prisión en Atlanta continuó dirigiendo la operaciones de la Mafia hasta su muerte en la cárcel en 1969. Allí incluso orquestó la muerte de Frank Franse, quien había tenido una relación con su esposa. Genovese tenía ojos, oídos y pistolas por todo EE.UU.
Su testigo lo tomó su lugarteniente Carlo Gambino. Como contó Arrigo Petacco en las páginas de Blanco y negro (‘La familia de los mil muchachos’, 23 de diciembre de 1972), «el jefe de los jefes actualmente es Carlo Gambino, que al fin pudo llegar a la cumbre. Gambino nació en Palermo hace setenta años, y ahora es inmensamente rico. Como todos los ‘padrinos’ de la generación de la posguerra, invierte su dinero en negocios lícitos, además de hacerlo en el racket. Es dueño de supermercados, pizzerías y de casi todos los mataderos de Nueva York».
La familia de Gambino, según el ‘New York Times’, constaba de unos mil hombres en la década de los setenta, la mitad de ellos mafiosos y la otra mitad abogados y comerciantes. Este último representante del conservadurismo italiano criticaba que los «muchachos» ya no hablaban el dialecto siciliano, llevaban trajes de 300 dólares y no respetaban las tradiciones. Para frenar el avance de las mafias de afroamericanos y puertorriqueños, que ya dominaban Harlem, el gánster incluso se trajo de Sicilia algunos reclutas locales para recuperar poder y evitar lo inevitable: la muerte de los clanes mafiosos por empacho.
Todo ello en la misma década en la que había saltado a la fama la película ‘El Padrino’ y ya era imposible guardar el secreto de lo que significaba la Mafia. La lucha contra la realidad de los italoamericanos, cada vez mejor colocados en posiciones privilegiadas de la sociedad estadounidense, llevó a Gambino a realizar una última carga con la luz de cara. Este golpe en la mesa se tradujo el 28 de junio de 1971 en el atentado perpetrado contra Joseph Colombo, un capo que había fundado la ‘Liga italo-americana pro derechos civiles’ con el objetivo oficial de defender el prestigio y el honor de sus compatriotas, a menudo difamados por la televisión y el cine. La actividad
Gambino contaba con unos mil hombres: la mitad de ellos eran mafiosos y el resto, abogados y comerciantes
propagandística del joven Joseph Colombo no gustaba a los «padrinos» de la Comisión, en especial a Gambino, que ordenó el asesinato de un «gángster» tan charlatán.
Desde el atentado a Colombo, perdieron la vida varias docenas de mafiosos en lo que fue una victoria pírrica de la vieja generación sobre la nueva. Gambino tomó control de la debilitada Comisión hasta su muerte por un ataque cardíaco el 15 de octubre de 1976. Ganó su particular guerra, pero también contribuyó a la ruina de todos los suyos.
«Es para todos evidente que la criminalidad organizada de los Estados Unidos está destinada a perder sus tradicionales connotaciones latinas. La raza de los ‘padrinos’ está en vías de extinción. Sus sucesores ya no hablarán siciliano y rechazarán el título de ‘don’», narraba Petacco en las páginas de Blanco y Negro. Era un final de era para todos los mafiosos.