El final del puente festivo deja ya colas en los recintos más populares
▶ San Basilio y Marroquíes tuvieron ayer amplias esperas para las visitas
La primera mañana tiene que ser distinta. Las puertas se pueden abrir muchos días y se parecerán unos a otros, pero hay cierta mañana de mayo que tiene el aire de un mundo que se estrena. Cambia la vida durante dos semanas que serán distintas: las hojas se abren y a ver los Patios de Córdoba tienen que entrar miles de visitas. Media Córdoba y muchos de fuera. Se abre con un suspiro. Quizá con alegría, pero también con la responsabilidad, como dicen algunos residentes, de estar a la altura de la historia y de lo que se espera cuando los de afuera cruzan el umbral de la casa.
Y esa fecha cambia según los años, pero suele estar en los primeros días de mayo. Ayer empezaron los Patios y si no fuera porque en la ciudad es día laborable se diría un domingo de estreno y de ilusiones, de abrir una época efímera en la que hay que ver, oler, escuchar y disfrutar.A las 11.00 de la mañana en punto empezó la fiesta en más de medio centenar de patios repartidos por seis rutas que llenan todos los barrios del Casco Histórico. No eran puertas que se encontrasen siempre abiertas, sino puertas cuya apertura había que esperar con paciencia. Y en bastantes casos, por mucha gente.
Porque ayer era laborable en Córdoba y en gran parte de España, pero festivo en la Comunidad de Madrid, y muchos españoles que viven allí habían hecho un puente más largo de lo habitual para conocer los Patios de Córdoba. Así que muchos ni madrugando se libraron de las colas, que han sido largas en los sitios con más fama.
Todos los días
En el Alcázar Viejo, porque San Basilio es el barrio de los patios, pero también en Marroquíes, ya una garantía de belleza, con su geometría de calles y antiguas pequeñas casas familiares, y en muchos de los más pequeños, que no pueden acoger a demasiada gente y tienen que controlar la entrada.
Eran colas pacientes en que todo el mundo sabe que es necesario esperar y que el rato de estar a pie quieto hasta que llega el momento siempre valdrá la pena. Habrá que aprovecharlo mirando, con la conversación con los dueños si es posible, y acercándose a la esencia, además de a la estética. A lo largo de los días laborables abundarán las visitas organizadas, los viajes y hasta los recorridos organizados por los colegios y habrá esperas, pero serán los fines de semana los momentos con mayor afluencia. El único precio que hay que pagar por disfrutar de una fiesta incofundible.