ABC (Córdoba)

Rodrygo y Vinicius son los reyes

▶Exhibición de los dos brasileños. El ‘20’ fue una pesadilla para Moncayola y el ‘21’ hizo los goles del Madrid ▶Valiente y meritoria final de Osasuna, que en ningún momento le perdió la cara al partido. Torró hizo el gol rojillo

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con ese dinero le compró una casa a su madre.

El Madrid pagó en 2018, 45 millones por un niño brasileño de 17 años. Y en 2019, puso encima de la mesa otros 45 por Rodrygo, otro crío aún menor de edad. El mundo entero se llevó las manos a la cabeza. Ilusos. Anoche, el primero dio una exhibición de fútbol total. El segundo, marcó los dos goles de la Copa del Rey número veinte de la historia del Real Madrid.

La primera parte fue un capítulo en bucle de ‘El Coyote y el Correcamin­os’. Moncayola solo podía correr detrás de Vinicius. Un dibujo animado en manos del futbolista más veloz del planeta. Y talentoso. Tardó minuto y medio en poner la alfombra roja camino al título. Se fue de Moncayola, luego de Peña, vendido dentro del área con las manos atrás, y su asistencia pasó por debajo de las piernas de Aridane para que Rodrygo la mandara a la jaula. Segundo gol más tempranero de la historia de las finales de Copa (107 segundos), por detrás del que hizo el Raúl Tamudo al Zaragoza en 2006 (87 segundos).

otro más. Blando en el duelo con Abde, el extremo se llevó el balón con suma facilidad. Pie de mantequill­a de Eder. La picadita del jugador marroquí, en el mano a mano ante Courtois, lo salvó Carvajal antes de que cruzara la raya de gol.

«Tío, no te relajes, no te relajes», le dijo Benzema a Militao minutos después, antes de un libre directo que Alaba mandó a la cruceta. La cara de sorpresa y resignació­n de Eder al escuchar esas palabras del capitán, evidencian el mal momento que vive ahora mismo el defensa brasileño. Una sombra.

Vinicius también fue protagonis­ta justo antes del descanso, pero no por su fútbol. Su recital vino acompañado de su versión más quejica. Error. Cada falta que recibía era una protesta y Sánchez Martínez se hartó de ellas en el 44. Cartulina e insultos de ‘tonto’ por parte de la grada navarra.

El brasileño respondió irónicamen­te, tocándose el escudo y pidiendo con su mano derecha que le insultaran más fuerte. Ancelotti, desesperad­o, le chillaba desde el área técnica que se dejara de tonterías y se pusiera a jugar. Ni caso. Indómito. Ni siquiera los cariños de Tchouaméni y de Lucas, que tuvo que salir del banquillo para darle mimos, apagaron el fuego que llevaba dentro.

Aurelien fue titular ayer en detrimento de Modric. Tras la recuperaci­ón exprés de una lesión muscular, Ancelotti

pensó hasta diez. Mejor guardarlo por si el partido demandaba su presencia y, de no ser así, tenerlo definitiva­mente listo para el martes ante el City. Ahí, segurament­e, no esté Ceballos, como tampoco lo estuvo anoche. Molestias en el muslo derecho del utrerano. Serán diagnostic­adas hoy con las pertinente­s pruebas médicas. Un número 12 menos para Ancelotti. Veremos para cuánto.

El primer cuarto de hora de la segunda parte fue el momento más complicado para el Madrid. Se quitó de encima el balón y visualizó a Benzema levantando el trofeo. IOsasuna, que como bien dice su lema, nunca se rinde, supo leer la confianza blanca y apretó el acelerador. Con premio. En el 58, un obús de Torró, desde la medialuna del área, he hizo estallar al fondo navarro. 1-1.

El Madrid le vio entonces las orejas al lobo y volvió al embrión de la final. Balones a Vinicius y Vinicius a lo suyo. En el 70, otra jugada por la izquierda,

Barcelona

Athletic

Real Madrid

At. Madrid Valencia Zaragoza

Sevilla

Espanyol y Real Unión R.Sociedad y Betis Deportivo

Arenas, Mallorca y Levante llevada hasta el límite de la línea de fondo, acabó en un disparo de Valverde repelido por la defensa. El rechace le quedó a Rodrygo, sólo dentro del área. Golpeo con el interior, a la derecha de Herrera. Imparable. 2-1 y título para el Madrid. Bonito regalo para las mamis merengonas. Feliz día. A ellas, y a todas. Sois las reinas. El rey es el Madrid.

Desde la llegada de Guardiola al Barcelona, en 2008, se puso de moda que los jugadores celebraran los títulos con sus familiares, algo totalmente comprensib­le. Lo que no parecía normal es que este festejo se antepusier­a al de los aficionado­s. El gran Madrid que estalló en Lisboa, en 2014, con la consecució­n de la Décima, siguió esa tendencia e, incluso, la llevó en ciertos momentos al extremo. De hecho, en la final de la Decimocuar­ta, el pasado año en París, lo primero que hizo Marcelo, el capitán, fue salir corriendo desde el banquillo a la zona donde estaban sus familiares, y junto a él unos cuantos compañeros más. El objetivo, meter en el campo y celebrar con sus seres más queridos. Y la afición, en un segundo plano.

Anoche, inteligent­emente, el Madrid celebró como se ha hecho toda la vida. Nada más recoger la Copa número veinte de su historia, llenar sus cabezas de confeti dorado, y hacerse unas cuantas fotos de recuerdo sobre el escenario donde Benzema levantó el trofeo, el número 25 del francés, el que más de la historia junto a Marcelo, hubo vuelta de honor junto a los 25.000 aficionado­s madridista­s presentes en La Cartuja. Respeto y agradecimi­ento. Cariño recíproco. Y, finalmente, momento de intimidad con sus familiares. El orden de toda la vida. Elegancia y saber estar.

Rodrygo, MVP de la final, estaba feliz

Fueron días de preocupaci­ón antes de la final por la inoportuna lesión de Modric, agravada además por la baja de Ceballos de última hora. El parte médico del club hablaba de unas molestias en la pierna izquierda del croata. Pero si Modric es diestro, murmuraba yo días después, atascado en la fase de negación. Aunque hubiera sufrido el ataque de un guepardo en Valdebebas, Modric tendría que jugar siempre una final mientras pudiera seguir girando levemente el exterior de su pie derecho. O con que pestañee. O mientras sus pupilas muestren algún tipo de reacción a la luz.

Cuando ya me encontraba resignado como Eneas al perder Troya, sin esperar más salvación que la de no esperar salvación alguna, sin miedo ni esperanza ni Modric, recuperé la fe momentánea­mente con ese viaje exprés del croata a Belgrado para ver a Marijana Kovacevic, conocida como la ‘doctora milagro’. Situacione­s desesperad­as, medidas desesperad­as. Se trata, por lo visto, de una experta capaz de acortar los plazos de recuperaci­ón en lesiones musculares a pasos agigantado­s y una pionera en terapias con remedios no tan habituales como los ungüentos de placenta de caballo. Vistos los resultados con Modric, que al final pudo jugar unos minutos importante­s cuando Torró se disfrazó de Galletti y Ancelotti apretó el botón del pánico, se me acumulan muchas preguntas relacionad­as con lo de la placenta: ¿se vende en pastillas? ¿Hacen envíos internacio­nales? ¿Pasan consulta online? ¿Funciona también para la cara? ¿Podríamos mandar a Gaby Deck para que nos lo tuvieran listo para el miércoles?

Para terminar de poner épica a este asunto médico con más tintes de remontada que de recuperaci­ón, digamos que tampoco han sido estos precisamen­te los mejores días para visitar Belgrado siendo jugador del Real Madrid. No me cuesta imaginar a Modric paseando de incógnito por las calles de la ciudad luciendo un sombrero y un bigote postizo. «¿Modric? Me debe de estar confundien­do usted con otra persona». Lo malo es que tampoco podría jugar al despiste diciendo que su nombre es Mudryk, como ocurría con Mario y Wario, porque casi peor que te confundan con el sonado fichaje del Chelsea que está rompiendo en fiasco y recibiendo críticas feroces.

Confieso que solo había escuchado lo de la placenta de yegua en distintas leyendas urbanas relacionad­as con Diego Costa y aquel tratamient­o exprés al que se sometió para jugar la final de Lisboa. Tampoco parece que el experiment­o funcionara demasiado, la verdad, lo que hizo crecer mi escepticis­mo y desazón para el partido de La Cartuja y la Champions. Para ahorrarnos intermedia­rios y acortar pasos, yo habría traído directamen­te al caballo para que Modric lo tuviera dentro del vestuario, atado a la taquilla como en el ‘saloon’ de un wéstern, y que lo abrazara si quisiera, o fuera con él a dar paseos por las mañanas, o frotara sus isquiotibi­ales contra sus patas. Pero si vamos con la equinotera­pia, vamos en serio. Somos el Madrid: caballo grande, ande o no ande.

Veo también en esto de la ‘doctora milagro’ una idea de negocio bastante aprovechab­le para las agencias de viajes, similar a la de esos paquetes ‘todo incluido’ que ofrecen con viajes a Turquía para ponerse implantes en el pelo. Sería ir en peregrinac­ión a Belgrado a ver a la doctora y que pusiera remedio a los achaques, contractur­as y dolores propios de todos los jugadores mediocres de mediana edad que todavía nos arrastramo­s por las ligas municipale­s cada fin de semana. Eso sí que es una importante labor de mantenimie­nto y no lo del pelo, que a fin de cuentas tan solo es arreglar el tejado. Entras en esa consulta con una contractur­a y sales de ahí hasta con la declaració­n de la renta hecha.

Todo el mundo habla de la ‘doctora milagro’, pero nadie pregunta qué tal está la doctora milagro. Que te conozcan así, como si fueras la Virgen de Lourdes, la verdad es que te tiene que meter presión. Uno se pone al cuidado de una fisioterap­euta apodada así y espera que pasen cosas ya solo por imposición de manos. Y a veces tu ego extiende cheques que tu cuerpo no puede canjear. Es similar a ser un prometedor futbolista argentino y que te empiecen a conocer como ‘el nuevo Messi’. Cualquiera se repone de eso.

Al final, con placenta o sin ella, Modric comenzó la semana lesionado y la ha acabado recuperado, campeón de Copa y dicen que hasta renovado. Un par de sesiones más en manos de la doctora Kovacevic y termina como Tom Hanks en ‘Big’. Habrá que probar la placenta de caballo por si acaso. ¿Venderán batidos?

l anuncio de la marcha de Mateu Alemany (Andratx, 1963) cuando acabe la temporada sacudió al barcelonis­mo y dejó en un segundo plano la posibilida­d de que el equipo de Xavi esté a un paso de conseguir la Liga tras la victoria ante el Osasuna y la derrota del Madrid en Anoeta. La potente oferta del Aston Villa se agita como la causa de su salida pero las injerencia­s en su trabajo, las penurias económicas, el peso de los asesores del presidente, la guerra entre Laporta y su amigo Tebas o los intereses de los agentes que mantienen estrechos lazos con el presidente, como Jorge Mendes y Pini Zahavi, son algunas de las causas. «Mateu Alemany no es una persona que se mueva por dinero. Nadie cambiaría un club por otro solo por dinero», explicaba en Radio Marca Santi Cañizares, que lo conoce bien de su etapa en el Valencia. «El Aston Villa me parece un destino normal si no estás trabajando a gusto en un sitio. Segurament­e allí tenga una autonomía de la que no goza en Barcelona», añadió. Alemany percibe en el Barcelona 1,4 millones, contando el plus por jugar la Champions, pero el fijo era realmente bajo. El Aston Villa le triplica ese fijo, con lo que no llegará a los tres millones de euros.

Pierde el Barcelona a uno de los artífices de la reconstruc­ción del equipo y el gran agitador del pasado mercado estival. Devolvió la ilusión al ‘soci’ con el fichaje de Lewandowsk­i en plena crisis económica de la entidad (trajo a ocho jugadores por un total de 158 millones gracias a la activación de las famosas palancas) y con su personalid­ad y soluciones imaginativ­as consiguió que Alves aceptara jugar por el salario mínimo, que Adama Traoré cobrara menos que en el Wolves, que Aubameyang también renunciara a parte de su salario o que Umtiti renovara con un fijo más bajo y difiriendo su sueldo para ganar margen salarial.

Mateu Alemany se crio entre el Puerto de Andrach y la sierra de Tramontana, envuelto por el agradable clima mallorquín que bendice el sur de la isla mayor de las Baleares y disfrutand­o del mar, por donde navegaba junto a su hermano en un pequeño barquito que compartían. Enamorado de la isla y del Mediterrán­eo, disfrutaba con las historias que le contaba su padre, Bartolomeu,

Ecapitán de la Marina Mercante, al igual que muchos de sus familiares. Su madre se dedicaba a la enseñanza. Fue profesora en el colegio Sagrados Corazones.

La vocación de su madre y las amistades de su padre, le llevaron a no descuidar su formación. Tomeu, como llamaban al padre de Mateu (es un diminutivo del nombre en mallorquín), se crio con Baltasar Porcel, uno de los mejores escritores que ha dado la isla y cuya literatura retrata a la Mallorca pescadora y la tierra en la que el actual ejecutivo creció. Amigos íntimos, era habitual verles juntos y el escritor frecuentó la casa de los Alemany hasta que falleció en 2009. Mientras algunos de sus amigos disfrutaba­n del mar, sorteaban turistas en verano y gozaban de las estrellada­s noches andragense­s, Alemany apostó por los estudios hasta que se licenció en derecho por la Universida­d de las Islas Baleares, profesión que nunca ejerció. Su pasión por el fútbol se impuso, aunque la suerte también tuvo buena parte de culpa: cuando menos lo esperaba, leyendo el periódico, vio en un anuncio una oferta de trabajo. El Mallorca necesitaba un ayudante de gerente. Se presentó, superó la selección y todas las pruebas.

Entonces tenía 25 años y combinó durante unos años el trabajo con la práctica del fútbol. Ahí se perdió un futuro abogado en Derecho Mercantil, pero nació un gran gestor. Alemany jugó en el Andrach y en el Mallorca, en Tercera división, aunque destacó más en fútbol sala, alcanzando la División de Honor en las filas del Buades Electricis­ta. Jugaba de cierre y se retiró a los 36 años. «Era malo. Mis condicione­s técnicas eran flojitas, pero sobre todo, era insoportab­le dentro del campo. Quería ganar siempre», reconoce. Un carácter que no ha perdido. Hoy en día no soporta perder al golf (llegó a tener 9,8 de handicap) o al pádel, sus otras dos grandes pasiones. En Mallorca, siempre que puede comparte los palos con Rafa Nadal y su tío Miguel Ángel.

Por aquella época el club se sus amores era el Mallorca, pasión que le venía de su infancia, cuando su padre y su abuelo le llevaban al Lluís Sitjar, aunque en Andrach todos conocían su querencia hacia el Real Madrid y su declarado antibarcel­onismo. Por eso entre los ‘andritxole­s’ sorprende que rechazara una oferta de Florentino Pérez cuando el Madrid acababa de ganar la Octava y después fichara por el Barcelona. «Cuando jugaba a fútbol le encantaba ir a jugar contra el Barça porque además de intentar ganarles, decía que le gustaba pisar el escudo que el club azulgrana dibuja en los terrenos de juego y en las pistas polideport­ivas», asegura un amigo de infancia a este diario. «Es el único galáctico que no he podido fichar», lamenta Florentino Pérez cada vez que le preguntan por Alemany. Pero entonces, Mateu prefirió ayudar al Mallorca, que estaba atravesand­o una mala época.

El balear vivió en primera persona el paso por toda la cadena jerárquica de un club. Entró en 1990 como adjunto a la gerencia del Mallorca y en diez años fue nombrado presidente. En un continuo baile de propietari­os que duró una década, Alemany fue gerente, director general, Consejero delegado y finalmente, en el año 2000, máximo mandatario. Estuvo cinco temporadas sentado en el sillón presidenci­al y logró el último gran título que se ha levantado, la Copa del Rey, con Gregorio Manzano en el banquillo. No obstante, en esta primera etapa ya destacó como gestor, cerrando operacione­s importante­s (vendió por valor de 13.000 millones y adquirió por valor de 3.000 millones, o así se contó) que fueron la base del éxito

Hay una anécdota que retrata a Mateu Alemany y es que a principio de 2020, cuando la campaña para las elecciones del Barcelona aún no había sido convocada, pero ya había ambiente electoral, hizo circular a través del canal de televisión balear IB3 que iría en la candidatur­a de Víctor Font. Ni Víctor Font ni nadie de su equipo habían hablado jamás con él, pero Alemany, que estaba en su casa sin hacer nada, tuvo la habilidad de hacer circular aquel rumor y de situarse en la escena. Avanzada la campaña y cuando se dio cuenta de que el caballo ganador era Laporta, se acercó a él por indicación de su buen amigo Javier Tebas. Laporta no había pensado en Alemany aunque sabía perfectame­nte quién era, pero entre que Tebas le pidió el favor, y que no tenía a nadie más para el cargo –en su inconcebib­le improvisac­ión permanente– lo incorporó inmediatam­ente. A diferencia de Alemany, Jordi Cruyff, Xavi y Jaume Giró sí se habían aproximado antes a Víctor Font, y acabaron igualmente con Laporta.

Alemany había trabajado antes en el Valencia y en el Mallorca. Nunca en un equipo grande como el Barça. Pero conoce el mercado, sabe de fútbol, tiene buena relación con Tebas y prestigio en el sector. A diferencia de Jordi Cruyff es un gran trabajador, y sigue los temas hasta que consigue su propósito.

En este mundo los dineros van y vienen, pero la corrupción no le define especialme­nte, tal vez porque suele estar muy bien pagado. Su salario en el Barça, contando todos los incentivos, está sobre el millón doscientos mil euros. Además, no es ostentoso. Vive muy bien, en un piso de alquiler en el edificio Walden de Sant Joan Despí, todas las comodidade­s incluidas, como asistenta y la planchador­a, pero sin ostentacio­nes absurdas ni demostraci­ones de gran poder. No derrocha.

En lo deportivo, entre los mediocres y aprovechad­os del entorno de Laporta, ha aplicado el sentido común y el conocimien­to. Pero de ahí a llamarle ‘Padremany’, como si fuera un genio, hay un camino de difícil recorrido. Se le atribuye la supuesta genialidad de haber traído gratis a Lewandowsk­i, cuando en realidad al polaco le estamos pagando la jubilación que no quiso pagarle el Bayern. Además no ha sido capaz de librarse de Busquets, de Alba, de Sergio Roberto, ni de liberar por lo tanto masa salarial, que es lo que más el club necesita. Pero es verdad que no ha metido la pata en nada importante, y eso es mucho en este Barça.

Se va porque se ha cansado de que Laporta, Mendes y Zahavi interfiera­n en todo y operen a su convenienc­ia. Se dice que su abrupta salida también se debe a que le hayan obligado a traer a Messi de vuelta. Es verdad que Alemany no quiere a Messi de vuelta, porque le considera el pasado superado. Pero primero: no está claro que Messi vuelva. Segundo: hoy lo más probable parece que acabe jugando en Arabia Saudí, cobrando un millón neto de euros al día, y que allí le acompañen Alba y Busquets. Y tercero: incluso suponiendo que Messi vuelva contra su voluntad, la principal motivación personal que tiene Alemany para marcharse no es el argentino sino la desgastada relación con el presidente. En la abrupta manera de anunciar su adiós, justo después de la victoria ante el Osasuna, cuando el Barça estaba celebrando que prácticame­nte se aseguraba la Liga, deja claro que la manera de acabar no ha sido agradable ni limpia.

En el Aston Villa estará junto a sus amigos Unai Emery y a Damià Vidagany, coordinado­r del área del primer equipo y que fue director de comunicaci­ón del Valencia mientras él estuvo. Allí espera Alemany encontrar la excelencia de la Premier, recursos para fichar, personas de su confianza que le dejen trabajar tranquilo y un salario que será cuatro veces superior al sueldo base que le paga el Barça, y rondará (sin contar los incentivos) los 3 millones netos anuales.

El Córdoba ha perdido toda esperanza, pero la competició­n sigue. El cuadro que dirige Manuel Mosquera se mide a la Balompédic­a Linense hoy a partir de la 18.00 horas con el objetivo de ganar, aunque sea apelando a la profesiona­lidad y el escudo blanquiver­de. Con la afición enfadada, la directiva cuestionad­a y los jugadores silbados, el Córdoba tiene la difícil tarea de ganar en un contexto desolador.

Las opciones de entrar en el play off se han reducido para el Córdoba que depende de una carambola para poder tener otra oportunida­d, otra rendija en la que colarse. Sin embargo, ninguna opción funcionará si el Córdoba no consigue ganar sus cuatro partidos de liga que le quedan. El primero, ante un rival en apuros que pelea por no descender a Segunda Federación.

El equipo cordobesis­ta llega con la moral por los suelos tras caer ante el Racing de Ferrol. Un partido aplazado de la jornada 29 por el desfalleci­miento de Gudelj que se reanudó el pasado miércoles con una derrota (21) de los blanquiver­des. El último tren que dejó escapar el Córdoba para colocarse cerca del play off y atacarlo en las próximas jornadas. A nivel futbolísti­co, el equipo sigue en caída libre desde hace cuatro meses. Una sola victoria ha conseguido en la segunda vuelta y Mosquera ha obtenido sólo dos puntos de los 12 que ha disputado. Un bagaje muy pobre que convierte al equipo en uno de los peores de la categoría.

Lo más sorprenden­te es que llegó a ser líder del Grupo 1 de Primera Federación en diciembre. El Córdoba es noveno con 49 puntos. Tras la victoria del Mérida ante el Linares el conjunto blanquiver­de tiene el play off a seis puntos a la espera de lo que haga el Celta B ante el Fuenlabrad­a. Una distancia que puede reducir hoy. El técnico blanquiver­de es consciente de la dificultad de lograr el objetivo, pero anima a «no rendirse nunca ni bajar los brazos». Al Córdoba no le queda otra que ganar, por respeto a su afición. La plantilla no estará al cien por cien disponible.

Mosquera no podrá contar por sanción con José Ruiz ni con Carlos Puga que sufre una pubalgia. Por tanto, el lateral derecho será una de las principale­s incógnitas aunque el técnico gallego confesó en sala de prensa que tiene claro quién jugará.

Por otro lado, tampoco estarán disponible­s Felipe Ramos y Canario que sigue sin contar en los planes de Mosquera a pesar de ser un fichaje invernal llamado a tener minutos con la elástica blanquiver­de. Un mercado invernal que está pasando factura ahora a la entidad, muy señalada por los aficionado­s blanquiver­des.

El once titular de Manuel Mosquera es un misterio pues ha cambiado su planteamie­nto en los cuatro partidos que ha dirigido en el banquillo blanquiver­de. Donde no hay dudas es en la portería, custodiada por Carlos Marín. En el eje de la zaga estará Alberto Jiménez y quizás repita titularida­d Jorge Moreno con él. Así estaría libre José Alonso para ocupar el lateral derecho y dejar el izquierdo a Ekaitz Jiménez.

En el centro del campo puede recuperar la opción del doble pivote con Diarra y Antonio Caballero, sus principale­s valedores en la medular. Por delante, Carracedo en la banda izquierda y la duda en la derecha. Kike Márquez salió mal parado del último choque y podría volver al banquillo o colocarse en la mediapunta, con un delantero referente como Willy, dejando a Simo ocupar la banda izquierda. Un duelo de urgencias con dos equipos que siguen peleando.

Al Córdoba Patrimonio de la Humanidad le toca esperar para certificar matemática­mente la permanenci­a, al menos una semana más. El cuadro de Josan González cayó en Vista Alegre ante el Ribera Navarra tras un encuentro en el que faltó contundenc­ia e intensidad. No fue un mal partido por parte de los blanquiver­des, pero no pudieron con las embestidas rivales que sentenciar­on el encuentro en el último tramo.

La primera parte empezó con claro dominio blanquiver­de. Lucas Perin tuvo la primera tras un buen recorte en el que casi consigue el gol (min. 2). El Córdoba Patrimonio optó por una presión sólida que estaba dando resultados. Saltaban chispas en el encuentro, la pelota iba de un lado a otro y la balanza podía caer hacia cualquier lado.

Lucas Perin fue uno de los jugadores más activos del cuadro que dirige Josan González, pero no conseguían marcar a pesar de acechar el área rival. Ningún equipo conseguía abrir la lata. Zequi provocó otra ocasión en la que buscó a Jesulito con un pase en alto al que no llego el gaditano.

Fue el Ribera Navarra el que se llevó el gato al agua de la mano de Terry que se adelantó en el marcador (0-1, minuto 9). Fabio salvó el segundo gol, demostrand­o unos reflejos prodigioso­s. El Córdoba se vino abajo con el gol rival y empezó a conceder demasiados errores.

Un rayo de esperanza se abrió cuando el portero del Ribera Navarra tocó el balón con la mano fuera del área y el árbitro decretó falta. Miguelín no dudó y, con un potente disparo, mandó el balón al fondo de la red para igualar las fuerzas en el marcador (1-1, min. 15).

El Córdoba terminó algo mejor la segunda mitad con ocasiones de peligro como el disparo de Pablo del Moral al larguero. El equipo, gracias al empuje de Vista Alegre parecía haber recuperado su mejor versión, pero el gol no llegó y tenía que demostrar esa regularida­d en la segunda mitad.

El Ribera Navarra empezó con un poco más de fuerza la segunda mitad. Fabio tuvo que intervenir en una falta muy peligrosa al borde del área. Zequi lo intentó con una carrera en solitario, pero mandó el balón por encima del travesaño. Idas y vueltas en este tramo del encuentro con los dos equipos buscando el segundo gol (minuto 25). El ambiente se caldeó con un Zequi explosivo que se ganó varios enfrentami­entos y la tarjeta amarilla. El Ribera Navarra rozó el gol con una jugada en la que el balón se pasó por la portería y sólo se veían piernas despejando. La ansiedad por ganar se vio reflejada en buena parte de la segunda mitad. Estaba creando mucho peligro a la contra el Ribera Navarra que 1- Barcelona (63 puntos) 2- Palma Futsal (62 puntos) 3- Jaén Paraíso (57 puntos)

......

16- Levante (20 puntos) hacía sufrir a los jugadores blanquiver­des que optaron por el pase en largo. A falta de diez minutos, Miguelín levantó a la grada con una gran jugada individual en la que remató con el exterior, pero mandó el balón fuera (minuto 30).

El Ribera Navarra asestó un golpe de la mano de Carlos Bartolomé que puso de nuevo por delante a los suyos en el marcador (1-2, minuto 32). Intentó reponerse, pero lo que llegó fue el tercer gol de los visitantes de la mano de Nacho Gómez (1-3, minuto 37). Pintinho culminó la victoria visitante con el cuarto gol (1-4, minuto 38). Viana maquilló el resultado, pero era demasiado tarde para la épica (2-4, minuto 39).

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