ABC (Córdoba)

El calor adelanta las flores, pero acorta su vida y aumenta la necesidad de agua

▶ Los cuidadores tienen que multiplica­rse para evitar que las plantas sufran

- L. M. CÓRDOBA

El calor ha irrumpido en la fiesta de los Patios de Córdoba con fuerza y es algo que marca mucho más allá de las altas temperatur­as y de la necesidad de protegerse. Es una anomalía climática que afecta necesariam­ente a las grandes protagonis­tas de estos días: las flores. Son agentes naturales que dependen el tiempo y lo que ha sucedido en este 2023, con altas temperatur­as casi veraniegas que comenzaron ya en Semana Santa, ha afectado al comportami­ento de las plantas.

María Ángeles Flores, que cuida del patio que está en la calle Pedro Verdugo, confirma que las flores se han anticipado este año mucho, de forma que han llegado varias semanas antes como consecuenc­ia del calor, pero no ha sido el único cambio. Las flores han durado mucho menos tiempo. «Se han puesto mustias enseguida», confirma cuando habla de la forma en que el tiempo ha influido en este año. Es decir, cuando han llegado los días del concurso de los Patios de Córdoba muchas especies ya habían dejado atrás sus mejores días.

Esto tiene también consecuenc­ia en el trabajo de los cuidadores, que tienen que regar más. «Otros años se podía hacer cada dos días, pero ahora se hace casi todos los días, con todo el esfuerzo que supone», relata. Y también tendrá su repercusió­n en la factura del agua, cuando llegue.

La idea del adelanto

Lo corrobora Charo Ojeda, que atiende el de la calle Diego Méndez y que explica que «el calor está marchitand­o mucho», sobre todo a ciertas especies, que son las que menos aguantan el sol duro y las altas temperatur­as. Es una de las que dejan caer la idea de que el certamen tendría que adelantars­e un poco en el tiempo para coincidir con la mejor época de las flores, al menos en el tiempo en que el calor esté tan adelantado.

También ha notado el adelanto de la floración Ana Balbuena, propietari­a del patio de la calle Pedro Fernández, que muestra cómo la amarilis no solía llegar a los patios y esta vez sí que ha estado para la fiesta. El adelanto puede ser de unos diez días, pero tiene fórmulas contra el calor. Para empezar, a las dos de la tarde, que es el momento en que el sol pega más, extiende el toldo que protege. Y después lo quita a las cinco, cuando las horas más intensas han pasado. También obliga a regar con más frecuencia, porque la tierra se seca mucho antes con las altas temperatur­as. La fiesta se va adaptando así a una situación excepciona­l.

Lo normal otros años era regar cada dos días, pero ahora es necesario hacerlo casi todas las jornadas por culpa del tiempo

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