Un ‘bro’ político para los jóvenes
Uno de cada tres jóvenes de la provincia no logró un trabajo en 2022, pese a buscarlo. Es el dato que deja un reciente informe del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), que acaba de publicar ABC. Es cierto que la situación de este colectivo ha mejorado mucho —en 2014, uno de cada dos no conseguía una ocupación—, pero tampoco es para ponerse a bailar el tema con el que Finlandia casi lo peta en Eurovisión. Su tasa de desempleo aún es altísima y hay elementos muy preocupantes en el paro juvenil.
Uno consiste en que, al acabar el pasado ejercicio, había 1.609 cordobeses de 16 a 29 años que llevaban más de 365 días sin hallar un trabajo. Suponían un 15% del total de desempleados de ese grupo de edad. Es fácil deducir que una parte de ellos, pese a las pocas primaveras en sus DNI, llevan más tiempo conviviendo con esta lacra que con sus parejas. Otra cuestión que alarma es una vieja conocida: la escasa o nula formación laboral de muchos de ellos.
Hay un tercer elemento inquietante. La tasa de paro juvenil que se registra aquí, del 33,2%, está a una distancia descomunal de la de España, un 22,4%. Pero también supera sin problemas a la de Andalucía: 29,5%. Es la tercera provincia de la comunidad donde es más elevada. Y la chavalería no encuentra en la clase política cordobesa ese ‘bro’ que le eche una mano. La fuerza con la que este problema golpea por estos lares a los que no han llegado aún a la treintena debería ser motivo más que suficiente para que nuestros dirigentes, de todos los partidos, se plantaran ante San Telmo y la Moncloa con varios de esos coches que se tunean con altavoces que los convierten en discotecas rodantes, para exigir potentes planes específicos para combatir el desempleo de los menores de 30 años.
No dice nada positivo de nuestra sociedad que haya tantos jóvenes que miren la vida que sí han logrado tener sus padres como su ‘crush’ (traduzco: amor platónico, por lo tanto difícil de conseguir, según me informan mis vecinillos del barrio, que espero que no se hayan quedado conmigo). Nuestra obligación es darles las oportunidades para que puedan construir una existencia digna. Y el pilar para alzarla es un trabajo estable y adecuadamente remunerado.