La felicidad de un día de estreno
▶Los interiores lucen radiantes con una misma esencia, nuevas decoraciones y mucho entusiasmo de los suyos en la jornada en que se sumó Gloria Bendita
IGUAL que nadie va vestido siempre de la misma forma, hay quienes conciben sus casas como ecosistemas que tienen que cambiar cada cierto tiempo. Los ojos se aburren de cierta disposición de los muebles, el espacio parece agobiarse si se mantiene estático durante mucho tiempo y hay que ponerse manos a la obra. Con un simple movimiento de piezas o con una obra que necesite albañiles en casa, ya que uno se pone.
Ciertas casetas de la Feria de Córdoba, aquellas que saben que la estética es importante, cambian cada año aunque mantengan sus señas de identidad y hay que buscar en ellas las novedades, porque ninguna edición es como la anterior.
Fue el día de ayer de comidas familiares y de amigos y los que miran a los detalles se daban cuenta. Para empezar, había un estreno entre las casetas tradicionales, que era el de Gloria Bendita. Está en la zona más próxima a la portada, da a la calle del Potro y tiene un patio con celosías de esparto y un interior dedicado, en tonos azules, a la Peña Flamenca Fosforito, y ayer disfrutaron de ella bastantes jóvenes y algunos mayores, mayoritarios en algunos lugares.
Es nueva, pero ha sabido hacerse según el aire de lo tradicional porque se ha inspirado en el camino bien andado de las que llevan un buen tiempo haciendo lo mismo.
La de Siempre, con el contraste entre el resultón patio y el fresco interior, es la que tiene un aire más torero en la foto de los Califas del Toreo de Córdoba, y este año ha resuelto los farolillos en tonos verdes y amarillos. Abunda por todas partes el esparto, que lo mismo sirve para las celosías que protegen del calor y aseguran la intimidad que hasta el soporte para que las gitanillas llenen de color los interiores.
Porque abundaban por todas partes. Los Patios de Córdoba hace tiempo que calaron a la Feria para impregnar de su estética a muchas casetas. Se notaba, por ejemplo, en La Castañuela de Madera, donde lo primero que se recibía era un patio con sus flores, pero también en todo el interior. Si se ha inventado el ecosistema perfecto para la vida y la belleza en la ciudad, justo es que lo aprovechen los mismos cordobeses para su fiesta. Fue para ellos una jornada de reencuentro con un larga cola y un interior abarrotado,
Flores
porque el que quiere disfrutar lo hace desde el primer día.
Amigos del Salmorejo y Perejil combinaba el azul, tan presente en la Feria de Córdoba en estos años, con el color del albero del suelo y también tenía ese patio en el que disfrutar un poco el aire libre, ver el sol que ayuda a reconectar con los horarios de un mundo que se deja atrás.
El Farolillo es una caseta que busca el ambiente de lo nocturno, porque los suyos prefieren lo umbrío, lejos del sol de la primavera. Por todas partes iban corriendo el jamón, el vino de la tierra tomado sorbo a sorbo y muchos de los elementos que hacen que las casetas sean auténticas casas en las que sentirse tan bien que uno intenta demorar el momento de marcharse a la de verdad.
El aire de los Patios, con gitanillas y macetas, ha impregnado del sabor de la tradición el interior de muchos lugares