El espíritu de Hiroshima
La reunión del G-7 en Hiroshima ha ayudado a cohesionar a los aliados occidentales. Tal vez la impresionante visita al museo de la ciudad sobre la que cayó la primera bomba atómica ha permitido a los participantes en el cónclave conectar con valores humanos básicos, relativizar las diferencias y gestionar mejor las fricciones entre los dos lados del Atlántico.
Con la invasión de Ucrania, el mundo nunca ha estado tan cerca de una confrontación nuclear. China no deja de apoyar a Moscú, sigue aumentando sus capacidades militares, también en el terreno nuclear, y ejerce una presión constante sobre Taiwán. Xi Jinping quiere pasar a la historia como el líder que reunificó el país y se compara con Mao Tse-tung.
El G-7 ha aprobado nuevas sanciones contra Rusia, dirigidas a su industria de armamento y a sus vías de financiación internacional. Ha recibido al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dispuesto a romper el estancamiento al que se ha llegado en la guerra.
La perspectiva de una contienda larga hace más posible la victoria de Rusia y es necesario que la contraofensiva ucraniana obtenga resultados cuanto antes. La industria de defensa europea está al límite de sus capacidades y la fragmentación con la que opera es cada vez más evidente. Por parte de Estados Unidos, frenar el ascenso de China es la única prioridad. Si gana a Rusia debilitaría al régimen de Pekín y obligaría a los aliados europeos a comprometerse en el Indo Pacífico.
Jake Sullivan, el influyente asesor de seguridad nacional de Joe Biden, ha aprovechado los márgenes del G-7 para promover su nueva doctrina de seguridad. Se trata de una propuesta de repliegue nacional y reindustrialización, como alternativa a las instituciones multilaterales que su país ha impulsado desde la conferencia de Bretton Woods en 1944.
Los europeos no quieren perder las ventajas de la globalización económica, pero aceptan minimizar los riesgos que supone depender tanto de China y de Rusia. Será una senda difícil de transitar y se necesitarán muchas más reuniones del G-7 hasta encontrar la mejor fórmula de garantizar la paz y la prosperidad en nuestro tiempo.