La deriva del Málaga termina en drama
El club andaluz se despide de Segunda y se ve fuera del fútbol profesional después de un cuarto de siglo
El estadio de Mendizorroza se convertía ayer en punto final del calvario arrastrado y sufrido esta temporada por el Málaga CF, que con su derrota ante el Alavés (2-1) certificaba un descenso que le condena a quedarse fuera del fútbol profesional. En La Rosaleda no habrá goles la próxima temporada en Primera ni en Segunda división. La sexta ciudad más poblada de España tendrá que conformarse con ver y animar a su equipo en la Primera Federación, categoría de bronce y un profundo pozo oscuro en el que nunca es fácil encontrar la salida. Clubes con pasado de rosas e incluso títulos en la élite, como el Deportivo, todavía siguen intentando huir de él. Una campaña nefasta para los andaluces aunque la deriva que ha acabado en drama viene de lejos. El malaguismo llora de dolor, pero también de rabia e impotencia por la zozobra a la que se ha visto abocada la entidad desde el paso del jeque Al-Thani.
El Málaga puso fin en Vitoria a 25 años de presencia en el fútbol profesional, al que dio el salto en 1998. Poco más de una década después, en 2010, el blanquiazul se convertía en el primer club español propiedad de un jeque. Una exótica y enrevesada aventura que se encuentra ahora en los tribunales. La entidad, de momento, continúa siendo de la familia Al-Thani, pero el día a día es gestionada por un administrador judicial desde que fuera intervenida en febrero de 2020. Más de tres años ya con José María Muñoz al frente, la cara del descenso en los despachos. A la turbulenta situación institucional se une ahora un complicado horizonte deportivo.
La caída del Málaga a los infiernos, sin embargo, ha sido lenta, año a año. En temporadas anteriores, con el empuje de su animosa grada, se consiguió evitar el desastre a última hora, pero la cuerda de la salvación ha acabado rompiéndose por desgaste. Ni Pablo Guede, artífice con un triplete al Tarrasa de aquel ascenso a Segunda en 1998, ni Pepe Mel ni Sergio Pellicer, los tres entrenadores a lo largo de este curso, han sido capaces de obrar un nuevo milagro.
Con Al-Thani el Málaga vivió uno de las grandes noches de su historia, quizá la más ilusionante, la eliminatoria de cuartos de final de la Champions 201213 ante aquel Borussia Dortmund en el que Lewandowski marcaba sus goles. Dos puñales germanos en el tiempo ya de prolongación dejaron a los blanquiazules a las puertas de la gloria, el inicio también de una herida de doble trayectoria en el proyecto del jeque: deportiva e institucional.
Una década después de aquel maravilloso sueño europeo, el Málaga desciende y vive un golpe de realidad. Del oro al bronce. El próximo curso no habrá visitas al Signal Iduna Park de Dortmund, sí a estadios tan modestos como El Maulí, casa del Antequera CF, club de la provincia con el que coincidirá en Primera Federación.
Representante de una ciudad muy atractiva para inversores y con un enorme potencial turística, el Málaga CF resulta un bocado muy apetecible, aunque la pérdida de categoría puede enfriar, e incluso apagar, el interés de posibles compradores. Uno de los nombres que ha surgido en los últimos meses es el Qatar Sports Investments, la empresa que gestiona el PSG y otros varios clubes, aunque todos los movimientos pasan por un acuerdo con AlThani porque el club, hasta que la justicia diga lo contrario, sigue siendo de su propiedad. Un equipo que llora su descenso y mira con incertidumbre al futuro.