Los regantes esperan hasta un lustro para tramitar balsas
▶Existe malestar entre ellos por toparse con un muro burocrático para dotarse de un instrumento contra la sequía
CON la capacidad de los embalses en sus niveles más bajos desde hace casi tres décadas y con un año pluviométrico especialmente reducido, los regantes plantean medidas alternativas, principalmente en forma de nuevas infraestructuras, que les posibiliten superar este periodo de la mejor forma posible para salvar sus cultivos y poder mantener la actividad de sus explotaciones.
Una de estas actuaciones tiene que ver con la construcción de balsas en las plantaciones con el objetivo de guardar agua en estos espacios en las épocas de lluvias que se puedan utilizar en los ciclos temporales de sequía como el actual. Sin embargo, los agricultores se están encontrando con un muro burocrático que alarga hasta un lustro el proceso de permisos administrativos.
El secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía, Pedro Parias, indicó a ABC que «el sentir de muchos productores que ponen en marcha estos proyectos es que desde los poderes públicos no se les facilitan las cosas para poder llevar a cabo estas iniciativas». Según afirmó, hay casos en los que estos expedientes se «eternizan» hasta un periodo de cinco o, incluso, seis años hasta que el proyecto se hace realidad.
«Es por ello que reclamamos a las administraciones que no pongan obstáculos a estas inversiones que realizan estos agricultores y que en un tiempo de unos seis meses podrían estar resueltas desde el punto de vista de la tramitación», aseveró este dirigente, quien agregó que, «si queremos que
los regantes sigamos generando riqueza y empleo en las zonas rurales, las instituciones deben ayudarles reduciendo el papeleo y la burocracia».
Parias indicó que los productores tienen que enfrentarse a las tres administraciones públicas a la hora de poder llevar a cabo estas iniciativas. En el caso de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y de la Junta de Andalucía, los regantes tienen que solicitar los correspondientes permisos medioambientales, mientras que los ayuntamientos son los encargados de otorgar las licencias de obras pertinentes y recaudar el Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO). Según apuntó, el tiempo de espera depende de las dimensiones de la balsa que se pretende habilitar en la explotación
En Feragua tienen constancia de varios de estos proyectos en la provincia de Córdoba. Así ocurre con la comunidad de regantes de Fuente Palmera, que «lleva algunos años trabajando en construir una balsa que dé servicio a sus socios». «Es necesario que se agilicen los trámites a la mayor brevedad posible, ya que esta comunidad no cuenta con ninguna capacidad de almacenamiento de recursos hídricos».
Responsabilidad de la CHG
Otros ejemplos son el Bembézar derecho y el Genil-Cabra, «además de muchos agricultores que, de forma particular, están solicitando disponer de estas infraestructuras».
Una opinión muy similar es la que mantiene el catedrático de Economía Agraria de la Universidad de Córdoba (UCO) y miembro del Comité de Expertos de la Sequía creado por la Junta de Andalucía, Julio Berbel.
Desde su punto de vista, «algo no está funcionando bien en la administración, ya que no es lógico que algunos de estos agricultores tengan que esperar cinco años para que se autorice la balsa». A su juicio, la Confederación Hidrográfica tiene un elevado grado de responsabilidad en este aspecto, «quizás, por el miedo a que se genere un mal uso del agua».
La Asociación de Regantes de Andalucía pide «a las Administraciones que no pongan obstáculos»
Este profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) hace una defensa firme de esta herramienta de reserva hídrica, ya que «se trata de una estrategia inteligente que aprovecha el agua de las precipitaciones y de las escorrentías a fin de que los agricultores puedan contar con una mayor oferta de estos recursos para el riego».
«Asimismo, las balsas permiten que el uso del agua en estas explotaciones sea más flexible al poder administrarla mejor durante todo el año y no reducir su utilización únicamente en épocas concretas del año», recalcó
Berbel, quien resaltó que, “de este modo se podría salvar más cultivos en ciclos de menos pluviometría, algo que no ocurrirá este año en el que es previsible que miles de hectáreas puedan secarse por la falta de lluvias en la cuenca». El secretario general de
Feragua añade otras ventajas de estas infraestructuras. «Estos elementos permiten a los productores un ahorro de energía al poder usar el agua en los momentos con la tarifa de luz más baja, además de se consigue que los cultivos cuenten con un riego de más calidad, puesto que el agua que llega de las balsas puede decantarse, algo que no ocurre con la que proviene directamente del río», subrayó.