ABC (Córdoba)

La lluvia y las elecciones marcan el arranque de la Feria del Libro

La lluvia marca el arranque del primer fin de semana del certamen en el Retiro madrileño

- CLARA MOLLÁ PAGÁN

Los toldos de la feria cubrieron a los primeros visitantes, pero no del sol, sino de la lluvia. Las primeras casetas abrían sus persianas y los dueños alzaban la mirada al cielo con la esperanza de que el agua no estropeara los libros y los visitantes pudieran pasear por sus escaparate­s sin ningún problema. Algún que otro editor también abría los toldos para tomar precaución. «Que no llueva demasiado, pero no haga mucho calor», expresó riendo Fernando Álvarez, editor de Ático de los libros.

La caseta de Páginas de Espuma fue una de las primeras en recibir a los visitantes, pero antes tuvieron que desempolva­r los libros con un plumero y recolocar algunos de ellos en la mesa principal. Las casetas vecinas le saludaron, se presentaro­n y le desearon buena suerte en esta nueva edición que comienza. Juan Casamayor, el editor, lleva más de 26 años vinculado a la feria y su editorial participa desde el 2000. «Es una oportunida­d porque tenemos contacto con nuestros lectores. Vemos las reacciones ante los libros nuevos», aseguró.

Entre los corredores habituales del Retiro, la Policía Municipal y los turistas que miraban sorprendid­os las casetas, se asomaban desde dentro los editores como Pilar Álvarez, de Alianza Editorial, que al salir de la suya, contó los criterios que utiliza para escoger un buen libro: «Lo más importante es adquirir un libro que luego quieras conservar. Creo que el poder del papel, y cada día nos esforzamos más en que los libros sean bonitos, dúctiles al tacto, bien hechos, bien corregidos y por supuesto, bien escritos». Es una recogida de los frutos cosechados durante todo el año: «Es el lugar de encuentro en el que ves todo el trabajo que has hecho el año pasado».

La inauguraci­ón también contó con presencia política como el ministro de Cultura y Deporte Miquel Iceta, la concejal de Cultura de Madrid, Andrea Levy o la consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, que compró varios libros. Uno de ellos fue ‘Un bárbaro en París’, de Mario Vargas Llosa, en la caseta de la Casa del Libro, que celebra su centenario. «Es mi feria número 24. Ando como autora, pero mucho antes como

lectora y compradora de libros», aseguró a ABC. La consejera recordó el primer libro que le firmaron en la feria, recién llegada a Madrid. Fue ‘Juegos de la edad tardía’ y lo firmó Luis Landero. Mientras conversaba, se paró en la caseta de la editorial Cátedra, que cumple 50 años, y adquirió un ejemplar. «He notado una transforma­ción, una mejora de las casetas y más interés de los madrileños y gente de fuera de Madrid. Durante varios años visitó la feria como autora, y ayer lo hizo como política.

«Ahora tengo la oportunida­d de ver la feria en su conjunto, también como un motor económico, de progreso y turístico», afirmó a ABC.

Mostar el fondo editorial

«No queremos mostrar solo las novedades, sino todo el fondo editorial», aseguró Javier Jiménez, editor de Fórcola ediciones. Desde el interior de su caseta, el editor iba colocando las joyas de su sello en la mesa y a otras les iba quitando las pequeñas gotas que habían

salpicado de la lluvia. Su reto es retomar el contacto con los lectores que ya conocen y que otros conozcan la editorial. «La profesiona­lidad de los editores y la calidad de las publicacio­nes atrae a un público atípico porque no es de fin de semana, sino de diario». La feria se ha convertido en una forma de descubrir nueva literatura y así lo demostraba­n algunos que miraban perplejos las novedades de las casetas. «Hay que venir con la mente abierta. Es una oportunida­d para comprar aquellos libros que son más difíciles de encontrar en una librería», manifestó Grande. Mientras tanto, el paseo se llenaba de visitantes que recorrían las casetas con una bolsa de libros y un paraguas en la mano.

A lo largo de la jornada, más de un editor cruzó el recinto para saludar a algún compañero amigo para intercambi­ar ejemplares y comentar las primeras horas de feria. La ilusión de levantar la persiana sin restriccio­nes ni medidas de seguridad como los años anteriores es enorme.

La mayoría de los editores son incapaces de responder qué dos obras deberían llevarse los visitantes de la feria. «Es una pregunta muy difícil. Es como preguntarl­e a un padre que tiene varios

hijos cuál es tu hijo favorito», aseguró el editor del grupo Penguin, David Trías, riendo mientras miraba toda su caseta. El grupo ha querido rendir homenaje a Javier Marías, que falleció el pasado mes de septiembre y en su caseta han dedicado un rincón para recordar toda su obra.

Jóvenes y curiosos

Durante las primeras horas de feria, había se dejaron caer muchos jóvenes curiosos, vestidos con el uniforme del colegio, que recorrían el paseo de Germán Núñez en busca de libros juveniles. Algunos de ellos corrían a ver las casetas más grandes y más coloridas del Retiro. «Vienen muchos más jóvenes que hace diez años. Me da mucha alegría porque parecía que los libros electrónic­os iban a arramblar con el papel y los jóvenes, pero al final no ha sido así. Hay distintos públicos en la feria y hay libros para todos ellos», aseguró Fernando Álvarez. Por otro lado, Trías lleva 27 años participan­do en la feria y reconoce que hay una gran influencia juvenil. «Hay una proliferac­ión de nuevas editoriale­s destinadas al público juvenil. Es un público vivo y compra mucho».

Un joven deportista que había terminado exhausto su jornada en el parque, se acercó a la caseta de Ediciones Encuentro en busca de un libro sobre filosofía personalis­ta. «Hay quien piensa que la gente no lee, que solo va a la feria a pasear y a tomar algo. La feria es una demostraci­ón de que el mundo del libro está muy vivo y que es una experienci­a maravillos­a para compartir», aseguró. Para él, es una oportunida­d para disfrutar la literatura con todas las generacion­es. Y así ha sido. Durante la jornada, pasearon madres con sus hijos y abuelos con sus nietos.

Nueva redistribu­ción

La nueva redistribu­ción ha desplazado a las editoriale­s de las universida­des al recinto central. Todas ellas esperaban con las persianas abiertas de par en par. Por primera vez, sus casetas se abren por delante y por detrás, de modo que conformaro­n una pequeña plaza y allí conversaba­n unos con otros a la espera de visitantes. «Es una gran prueba. Es la primera vez que estamos todas las universida­des juntas en el centro y es una experienci­a que tendremos que valorar», reconoce Javier Balibrea, editor de Ediciones Universida­d de Navarra (EUNSA). La editorial lleva muchos años participan­do en la feria y después de la pandemia muestra ilusión por participar de nuevo. «Tenemos muchas ganas de poner la cultura a los pies de la ciudad», aseguró Balibrea. Uno de los retos a los que se enfrenta cada año es romper con los estereotip­os de las editoriale­s universita­rias. «Se nos ve como un grupo demasiado académicos, pero la mayor parte de los libros lo que intenta es pasar al mundo real y a la sociedad todo el conocimien­to que se genera en las universida­des.

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// EP En la recta final de la campaña electoral, cargos como la concejal Levy (PP), el ministro Iceta (PSOE), la consejera Rivera (independie­nte) y la vicealcald­esa Villacís (CS) conviviero­n durante la inauguraci­ón de la Feria

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