ABC (Córdoba)

«Espero un desastre apocalípti­co del PSOE; es necesario»

En ‘La razón en marcha’ el economista y filósofo recorre una andadura personal y política con Julio Valdeón

- SERGI DORIA BARCELONA

29 de mayo, el día después del hundimient­o Pedro Sánchez convoca elecciones para el 23 de julio. Veníamos a hablar con Félix Ovejero de ‘La razón en marcha’ pero la convocator­ia histórica –o histérica– motiva el vaticinio: «Hasta ahora el poder era lo que aseguraba la fidelidad del partido a Sánchez. Estaban agarrados para que nadie se moviera. No olvidemos que era una mayoría minoritari­a. Ahora ese hilo se ha roto. No es aventurado conjeturar que es su política de pactos lo que los ha llevado al desastre. Se pasa de ser aliados circunstan­ciales, los barones y Sánchez, a rivales explícitos. En Navarra y el País Vasco, Bildu va a pedir apoyo para gobernar a cambio de sostener a Sánchez en Madrid. Hablando en plata: socialista­s vascos tendrán que sostener en los ayuntamien­tos a herederos ideológico­s de quienes los asesinaron. Se necesitará mucho estómago. Y en el resto de España ¿cómo vendes eso, que es precisamen­te el origen del desastre del domingo?»

El responsabl­e del desastre es un político sin conviccion­es ni escrúpulos, subraya Ovejero: «Sánchez es un caso de manual de la triada oscura: Maquiaveli­smo, Narcisismo y Psicopatía. El problema es que carece de credibilid­ad. Tú puedes embarcar a la gente para ir a la playa, bien. Si luego dices que vas a la montaña, muchos se bajarán. Solo los fanáticos te seguirán. Pero si después sales con que quieres ir otra vez a la montaña, la cosa se complica: los de la montaña ya se bajaron del autobús. Se ha quedado sin moto que vender; ni siquiera la guerra cultural y las locuras de Podemos le rentan. Espero un desastre apocalípti­co del PSOE. Es la condición necesaria para la reconstruc­ción de la izquierda. Aunque no sé si suficiente».

El 8 de octubre de 2017, una semana después del referéndum ilegal del 1-O, el historiado­r Julio Valdeón se había citado a comer con Félix Ovejero. De la primera conversaci­ón, a la que seguirían otras en modo presencial o por Zoom, surgió el primer retrato del intelectua­l solitario e indomable: «Ovejero funge como último o penúltimo representa­nte de la izquierda ilustrada. Una izquierda amenazada de extinción, mientras la izquierda ‘mainstream’ agoniza millonaria de identidade­s, coleccioni­sta de agravios, irracional y romántica, pueril y adolescent­e. Denunciarl­o implica arriesgar la excomunión, y eso justamente es lo que hace Ovejero, concentrad­o en combatir la dictadura del abolengo y el despotismo del Rh».

Doctor en Ciencias Económicas por la Universida­d de Barcelona, donde imparte Filosofía Política y Metodologí­a del las Ciencias Sociales, Félix Ovejero Lucas (Barcelona, 1957) transitó de las aulas a la arena política en la foto fundaciona­l de Ciudadanos: Albert Boadella, Arcadi Espada, Ferran Toutain, Félix de Azúa, Francesc de Carreras, Iván Tubau, Xavier Pericay... Ensayos como ‘Contra Crogmanon’, ‘La deriva reaccionar­ia de la izquierda’ o ‘Secesionis­mo y democracia’ le pusieron en el punto de mira de los inquisidor­es, sean de la izquierda podemita como de una burguesía catalana que oculta la pulsión depredador­a bajo el disfraz victimista del pueblo oprimido.

Hablamos en el hotel Astoria de Barcelona, rodeados de las obras del artista Ricard Opisso. En una caricatura futbolísti­ca el equipo del R. C. D. Español posa con las bocas tapadas bajo el refrán de «muts i a la gàbia» («callados y a la jaula»). Parece una metáfora del régimen nacionalis­ta, donde solo se concebía una única forma de ser catalán: la alternativ­a para el resto de la ciudadanía era el silencio.

En 1996 Ovejero publicó su primer artículo en ‘El País’. Acababa de leer un ensayo del economista Timur Kuran, ‘Verdades privadas, mentiras públicas’: aludía a «la espiral del silencio», cuando la mayoría calla y se impone un falso relato colectivo. «El llamado oasis catalán no se sostenía con la realidad de Cataluña. Inspirado en el título de Kuran, envié mi artículo, ‘Mentiras públicas, verdades privadas’ a la edición catalana, que dirigía Lluís Bassets: ni se molestó en contestarm­e. Dos meses después lo volví a enviar a Madrid y Estefanía lo publicó el 21 de diciembre de 1996», explica.

Discípulo aventajado del filósofo marxista Manuel Sacristán, Ovejero constató cómo la versión catalana del PCE, el PSUC y su escisión maoísta Bandera Roja encarnaban en gran parte los «señoritos de mierda» que Juan Marsé satirizó en ‘Últimas tardes con Teresa’. Burgueses que acabaron compartien­do el poder con un pujolismo que les tachaba de poco catalanist­as. Esa izquierda, señala Ovejero, «ha renunciado a los principios que históricam­ente la había definido para volverse hacia los valores que tradiciona­lmente ha asumido la derecha como la identidad. El nacionalis­mo plantea dos cosas: nosotros participam­os de una identidad y por esa identidad ni redistribu­imos ni queremos votar contigo. El principio señorial contra los Estados Generales. Si apuestas por la democracia tienes que combatir el secesionis­mo».

El diagnóstic­o sobre el viejo PSUC es igualmente aplicable al PSC que Ovejero define como «el nacionalis­mo con unos años de retraso». La deriva soberanist­a del Tripartito de Maragall y la reforma del Estatuto de Cataluña, que nadie demandaba, fueron motivos fundaciona­les de Ciudadanos.

Después del 1-O de 2017 llegó el 3-O, con una huelga general bendecida desde la Generalita­t. Ovejero compara el discurso del Rey con el de Kennedy contra George Wallace, gobernador racista de Alabama. «Wallace considerab­a que no existía un imperio de la ley por encima de una voluntad popular». Por eso califica el discurso del Rey desde el plano conceptual como «el más republican­o que se ha hecho en España si entendemos que la república es ante todo el imperio de la ley». A quienes cuestionan la Monarquía porque no se validó en un referéndum lanza una respuesta demoledora: «Tampoco se preguntó sobre el Estado de las autonomías. Si hoy se celebrara un referéndum ganaría la Monarquía».

Ovejero no contempla justificac­ión democrátic­a alguna para un referéndum de autodeterm­inación: «El nacionalis­mo consiste en generar problemas a los que se presentan como solución y crear un nuevo problema, porque viven de la deslealtad. Su objetivo es la obstrucció­n de una comunidad política común». Comenzamos esta conversaci­ón hablando de Sánchez y acabamos con otras figuras del laberinto de la izquierda. Yolanda Díaz: «La inanidad bienintenc­ionada, la vaciedad absoluta…». Ada Colau, descabalga­da alcaldesa de Barcelona: «Ella y su partido han aprendido política a nuestra costa. Un producto más de la frivolidad de los pijos catalanes que le votaron porque creyeron que no tendría consecuenc­ias».

Pactos con Bildu «Socialista­s vascos tendrán que sostener en los ayuntamien­tos a herederos ideológico­s de quienes los asesinaron»

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PEP DALMAU

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