‘Succession’ electoral
Terminó ‘Succession’, cuatro temporadas y chimpún, aunque el verdadero juego de tronos está en el serial que la política española se ha autoproducido para estos meses venideros. El verano solía ser la temporada baja de la televisión, con las estrellas de las cadenas en la playa y los directivos aprovechando para finiquitar contratos. Como Telecinco, que saca a ‘Sálvame’ de su parrilla el próximo día 23 y termina con la política en sus programas de entretenimiento; aunque ayer Ana Rosa, sustituta de Jorge Javier en las tardes, ya dijo que hasta las elecciones se pasaría por la tertulia política que ella sí organiza en las mañanas en su plató.
Toca trabajar en verano, algo que no apetece descubrir cuando ya tienes elegido hasta el bar en el que ibas a tomarte el mojito al atardecer. Le pasó a Àngels Barceló, que se olvidó de que ahora la radio también se emite en vídeo –¿quién querría ver por la tele un programa de radio, que dijo una vez Juan Carlos Ortega?– y lanzó tremendo gesto de desaprobación cuando Pedro Sánchez pronunció «23 de julio». De primeras, el gesto parecía un reproche, una reprimenda al presidente por reconocer la derrota. Nada más lejos. La reacción de Barceló se ha vivido en todas las redacciones de izquierda a derecha y de norte a sur, y no tiene que ver ni con estrategia política ni con ideología: el plácido estío que se aventuraba con la cita en las urnas para diciembre se truncó. Con él, murió la serpiente de verano, que este año no se dejará ver. Porque no es solo el domingo electoral, luego vienen las negociaciones. Y si el espectáculo está gustando a la audiencia, pues que repitan las elecciones, que el público siempre disfruta acompañando a los personajes de la tele en una nueva aventura.
El periodismo es un desnatador de cultura, dijo Trotsky. Y si no lo dijo, Chaves Nogales se lo imputó en el «prospecto» de su burgués viaje a la Rusia roja. Vale el periodismo también como desnatador de política, o de lo que sea. La culpa, y aquí la frase es de José María García, es de los tertulianos. Los periodistas han cedido su espacio «a los que le dicen al médico cómo operar y al cura cómo dar misa». La tertulianesca todóloga nos domina. A cambio, entretiene como lo hacía ‘Sálvame’. O como lo hacen las series: todo parece una ficción autoconclusiva. El problema, a diferencia del cierre redondo de ‘Succession’, es que este sainete no descansa ni en verano.