El veto al cigarrillo electrónico de sabores llegará en tres meses
El Consejo de Ministros dio luz verde ayer al decreto por el que se equipara la regulación del tabaco calentado con la del convencional, tal como había adelantado ABC en su edición de ayer. En la práctica, el decreto prohibirá los aromas y sabores de en los cigarrillos electrónicos, como ya se hace con el tabaco. El veto entrará en vigor en el plazo de tres meses desde su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Solo afectará a los dispositivos de tabaco calentado, como el IQOS, no a los vápers ni a otros productos derivados aunque contengan nicotina.
Mediante esta norma, el Gobierno modifica el Real Decreto 579/2017, por el que se regulan determinados aspectos relativos a la fabricación, presentación y comercialización de los productos del tabaco y los productos relacionados. Lo que hace es adaptar la legislación española a la Directiva Europea
2022/2100 sobre tabaco calentado. De hecho, España llega con 6 meses de retraso a esta transposición, pues la norma europea establecía que los Estados miembros deberían adaptarla a sus legislaciones, como tarde, el 23 de julio de 2023, para aplicarlas a partir del 23 de octubre del mismo año.
Con la modificación del decreto, se añaden a los productos de tabaco calentado, como los cigarrillos electrónicos que contienen tabaco, prohibiciones que ya tienen los cigarrillos convencionales. En concreto, se restringe la comercialización de estos productos si contienen aromas característicos en sus componentes o cualquier otra técnica que pueda modificar el olor. Además, los filtros, papeles y cápsulas no podrán contener tabaco ni nicotina.
También cambian las formas de presentación de los productos. El decreto obliga a que los productos de tabaco calentado lleven un mensaje de advertencia en sus envases, así como una imagen sobre las consecuencias de fumar, como ocurre con las cajetillas de tabaco convencional.
Aunque esta norma no contempla cambios para los vápers, el Ministerio de Sanidad anunció recientemente su intención de regular en esta legislativa estos nuevos dispositivos, conscientes de que son la puerta de entrada de los más jóvenes al hábito tabáquico, tal como llevan advirtiendo desde hace años las sociedades científicas.