ABC (Córdoba)

«¡Estefanííí­íaaa!»: el corazón roto que reventó el ‘share’ de España

Vuelve ‘La isla de las tentacione­s’ a Telecinco con una nueva remesa de parejas dispuestas a poner su relación en los bretes más aflictivos

- JAVIER VILLUENDAS

La semana pasada volvió ‘La isla de las tentacione­s’, un clásico de la pequeña pantalla y de la más diminuta, la del ‘smartphone’ y Twitter y sus ‘Trending Topic’, con una nueva edición en donde una pareja ya ha abandonado y parece que otra mujer también ha puesto pies en polvorosa del ‘paraíso’. Porque las posibilida­des de vivir un infierno cotizan subterráne­as en Bwin, y más si eres de psique ‘dragonkhan­iana’ o si tu relación se basa en el sado tipo amo-esclavo. Y viceversa.

Recordemos la dinámica de tortura del ‘reality’: cinco parejas de heteros vuelan a una isla paradisiac­a repartidos en dos mansiones, Villa Playa y Villa Montaña, con los chicos por un lado y las chicas por otro. Con ellas mandan a diez maromos y con ellos, a diez ‘maromas’, bajo instrucció­n de conquistar­les y que caigan rendidos en la tentación de sus cuerpos esculpidos por el gimnasio y el bisturí. Alcohol a mares, fiestas constantes y citas para intimar, se les muestran vídeos de su pareja en la otra mansión ‘playboy’ o ‘playgirl’ pasándosel­o en grande y estrechand­o lazos con sus pretendien­tes. Y, si no los hay, te muestran vídeos distorsion­ados. La carne es débil, las cabezas más.

En este programa de terror, hemos visto a una concursant­e desmayarse por el dolor (retransmit­ido) al ver imágenes durante días de su pareja practicand­o un sinfín de coitos en los más exóticos lugares del inmueble. En otra línea de trauma, un tipo que fue tentado por una modelo rusa bellísima, y que ‘resistió sin pecar’, tuvo que asumir cómo su pareja, a la que amaba, rompía la relación después de casi diez años juntos porque lo que había visto de él viviendo por su cuenta, su manera de comportars­e, de hablar, directamen­te de ser, no le gustaba y le parecía soez. Uf.

Pero, entre todas las grandes microhisto­rias, está la historia en mayúsculas, la elegía de Christofer. Hasta en la gala de los Goya de aquel año se replicó su mitológico aullido: «¡Estefanííí­íaaa!». Estamos en febrero de 2020, muy poquito antes de la pandemia. De hecho, ‘La isla de las tentacione­s’ fue lo más inolvidabl­e que sucedió justo antes de la llegada de los más importante. Y esa pareja de Christofer y Fani, que fueron a poner prueba su amor y acabaron horneando una magdalena de Proust vía chillido para todo un país.

Fani fue seducida por Rubén, dueño de una bar de copas y cachimbas en Alcalá de Henares y exfutbolis­ta en categorías humildes, que en un momento de acaramelam­iento se destapó como un delicado juglar: «Tengo palpitacio­nes en el nabo». Y Christofer viendo día tras día como su relación se moría y él asistía impotente. De hecho, y esto es singularme­nte perverso, se pudo ver en la tele a una persona en estado de depresión. Rostro seco, ánimo ausente y energía en depósito. Y en un arrebato tras ver cómo se besaban en un vídeo, salió corriendo hacia la playa y gritó arrebatado en la oscuridad: «¡Estefanííí­íaaaa!». Luego, Rubén dejó colgada a Fani porque no se fiaba de quien había hecho lo que había hecho. Y, poco después, nos confinamos por meses.

‘Reality’ de terror Desmayos, llantos, histeria... y la elegía viral de Christofer buscando a Fani

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// ABC Fani concursó en ‘La isla de las tentacione­s’ en su anterior edición

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