La amnistía y otros problemas
Las campañas electorales se ganan más por demérito del contrario que por la propia actividad. Se dirigen a la víscera de los que acudimos a las urnas emocionados, pero las emociones justifican los atropellos. Para atajarlos hay que formar gobierno, tragarse algunos sapos (amnistía) y escupir vivos otros que ya deberían estar digeridos (Podemos), para encontrar aliados dentro y fuera de cada partido. Entre tanto los problemas de fondo siguen ahí. A continuación van algunos.
La natalidad, con 155.629 nacimientos, ha alcanzado en 2023 la cifra más baja en la serie histórica desde 2016. Entonces nacieron un total de 199.387 niños en España de enero a junio, 43.758 más que este año.
La equidad. La encuesta de condiciones de vida de 2022 (INE), con datos del año 2021, señala que había 12,33 millones de españoles, un 26 por ciento, en riesgo de pobreza o exclusión social (tasa Arope), que era del 22 por ciento para la UE. Solo Bulgaria y Rumanía, con un 32 y un 34 por ciento de su población en riesgo de pobreza, están peor que España.
El agua. Los pantanos (151-24) están a un 45,25 por ciento de su capacidad, diez puntos menos que la media de los diez últimos diez años. El agua se ha convertido en un recurso demasiado escaso y privatizable.
El empleo. La tasa de paro es del 12 por ciento, y se mantiene por encima de los dos dígitos porcentuales desde el segundo trimestre de 2008.
La paz. Las guerras abiertas de Ucrania y Palestina, y otras enquistadas, desangran a los ucranios, rusos, israelíes y palestinos, y con ellos a todos nosotros.
Tenemos Gobierno, la democracia española funciona, pero ahora tendrá que funcionar la economía y garantizar la dignidad de todos.
LUIS FERNANDO CRESPO LAS ROZAS (MADRID)