La economía aguanta
Para sorpresa de propios y extraños la economía ha aguantado mucho mejor de lo que nadie esperaba. Y que la economía lo haga bien es se pongan como se pongan una magnífica noticia. Y me refiero tanto a los agentes financieros como a algunos politicastros que se han abonado a eso del cuánto peor, mejor.
La gente de los mercados que está en esa tesis defiende su postura porque piensan que una economía renqueante favorecería unos tipos de intereses más bajos confundiendo en cierta medida realidad con deseos. Es sin duda preferible que los tipos no bajen pero por las razones buenas: porque la economía aguanta mucho mejor de lo que esperábamos como está pasando ahora. Y si la economía lo hace bien, los mercados también lo harán bien con independencia de dónde estén los tipos, hay que superar la dependencia al dinero barato. Tantos años de tipos bajos no han sido inocuos. Han provocado asignaciones ineficientes del capital que hasta cierto punto se podían considerar un mal necesario en las circunstancias extraordinarias que hemos visto los últimos años. Una vez que se ha superado –y ya lo podemos dar por superado– no hay excusa.
En lo que toca con la política siempre hay alguno que trata de buscar atajos con el comodín de la economía. Y aunque son muchos los ejemplos a los largo de la historia de la economía como motor del cambio, tampoco es el caso que nos ocupa y también es buena noticia. Que las cosas nos vayan bien no puede ser sino bueno para todos incluso para los que aspiren a un relevo en la cosa política. Además, y en nuestro caso concreto, hay razones más que de sobra como para que tener que desear que se tuerzan las cosas para sacar a los que mandan. No ha sido la economía la que ha mantenido a Sánchez en la Moncloa. Y a la vista de cómo van las cosas, tampoco va a ser lo que le saque. La economía española aguanta bien, mejor que muchas, pero desde luego que a pesar del Gobierno. Y quien espere que se tuerzan las cosas para propiciar el cambio se retrata.
Así que la economía va bien aunque a algunos le pese. Y, aviso a navegantes, va a seguir.