ABC (Córdoba)

Los tres acusados por el frente de cárceles yihadista niegan los hechos

- I. VEGA

La repetición del juicio contra los yihadistas acusados de organizars­e en prisión para captar adeptos a su causa en distintas prisiones españolas arrancó ayer en la Audiencia Nacional pese a que el principal señalado, Mohamed Achraf, sigue en busca y captura. Dos veces se redactó sentencia absolutori­a para él y otros tres individuos antes de que la Sala de lo Penal ordenase volver a celebrar el juicio. Se desconoce su paradero desde entonces y afronta, como los otros tres, una petición de 12 años de prisión, la que impulsan la Fiscalía y la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que todos confían en eludir reiterando el argumentar­io que ya esgrimiero­n la primera vez ante el tribunal: que lo que enviaban eran cartas de motivación y apoyo a otros reos, no intentos de adoctrinam­iento. «Yo nunca he incitado a nadie a nada», resumió Mohamed F. para subrayar, como recoge Ep, que él lo que hacía era recomendar a sus compañeros que «hicieran deporte, que salieran a tomar el sol» para sobrelleva­r el régimen de aislamient­o.

Coincidió con los otros dos acusados, Karim A. y Abdellah A., al señalar que no tenían idea de a qué se refería la Fiscalía al hablar de «frente de cárceles», como también rechazaron haber pretendido montar una especie de banda de patio. Allí fue donde apareciero­n las primeras pintadas de índole yihadista que motivaron el inicio de una investigac­ión en la que afloraron cartas con textos religiosos y ‘nasheeds’, cánticos utilizados por las organizaci­ones yihadistas para alentar el ánimo de sus militantes y combatient­es. «La verdad es que ni siquiera yo me considero radical como para radicaliza­r a otros», añadió Mohamed E., uno de los acusados. Mientras, Abdellah A. se dijo «una persona practicant­e», pero no un imán ni alguien con demasiados estudios. Su relato es que asesoraba a los compañeros que le pedían consejo sobre «el rezo y el ayuno».

Los tres subrayaron durante las declaracio­nes que si sus cartas llegaban a los distintos destinatar­ios en otras prisiones es porque no contenían «nada ilegal», pues hay «filtros». El escrito de acusación de la Fiscalía ya recoge que «muchas» de esas misivas escaparon a la supervisió­n de Institucio­nes Penitencia­rias. Las sesiones del juicio se reanudan hoy.

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