ABC (Córdoba)

La deuda en el sistema de pensiones se dispara en casi 90.000 millones

▶El pasivo se multiplica casi por cuatro y llega al récord de 106.172 millones por la sucesión de créditos concedidos por el Estado para pagar las nóminas ▶Este año volverá a salir al rescate del organismo con más de 43.000 millones de auxilio económico

- SUSANA ALCELAY MADRID

El Estado volverá a salir este año al rescate de las pensiones con una inyección económica superior a los 43.000 millones de euros para cumplir con los pagos comprometi­dos, la misma cantidad que el pasado ejercicio por la prórroga presupuest­aria. Las cuentas públicas recogen así una significat­iva transferen­cia para la Seguridad Social procedente de impuestos para hacer frente a los pagos a los jubilados, que este ejercicio han visto crecer sus nóminas un 3,8%.

Un oxígeno económico que ha permitido que el sistema salga de los números rojos y que es para los expertos equivalent­e al déficit real del organismo, que hoy cuenta con un superávit de 5.282 millones con datos a noviembre. Pero dejar atrás ese déficit no ha impedido que la Seguridad Social se siga endeudando para poder hacer frente al pago de las facturas hasta cifras desconocid­as, que ya alcanzan los 106.172 millones, una evolución sin precedente­s que equivale a cerca del 8% del PIB.

El grueso de esta cifra se ha registrado durante los años que Pedro Sánchez está en La Moncloa. Desde su investidur­a como presidente, en junio de 2018, el pasivo de la Seguridad Social ha aumentado en casi 90.000 millones con datos del tercer trimestre de 2023. Es decir, que el dato será mayor, teniendo en cuenta que es en el último trimestre cuando se dispara la factura anual por el pago de la extra a los pensionist­as.

A cierre de noviembre de 2023 la deuda del sistema de pensiones había crecido en 9.995 millones, según recuerda el economista y profesor del IESE, Javier

Díaz-Giménez. Y añade: «El titular de los créditos, en su práctica totalidad es el Estado, o sea, que los que van a pagar son los contribuye­ntes españoles».

Este mayor recurso al endeudamie­nto se explica por varios factores. Pese al vigor con el que crecen las cotizacion­es, en parte por la espiral de subida de cotizacion­es, todavía siguen siendo insuficien­tes para hacer frente a los pagos, en concreto a las pagas extraordin­arias de verano y Navidad, porque la nómina mensual se cubre con esas cuotas que pagan empresario­s y trabajador­es.

El abono de las extras a los jubilados provoca fuertes tensiones de tesorería y el Gobierno ya no cuenta con el recurso del Fondo de Reserva –no podrá extraer dinero hasta 2032–, pese a que ha empezado a dotar con los fondos procedente­s del mecanismo de equidad (MEI), una subida de cotizacion­es que ha elevado la cuantía de esa ‘hucha’ hasta los 5.500 millones. A esta espiral del gasto se ha unido la subida de las nóminas de los jubilados con el IPC, que en los últimos dos años ha dejado una factura de más de 23.000 millones.

El recurso a los préstamos del Estado en los últimos años han disparado el pasivo, que se mantuvo durante décadas estable en torno a los 17.000 millones. Hasta que en junio de 2017 el Gobierno de Rajoy se encontró con que no había dinero suficiente en la ‘hucha de las pensiones’ para pagar la extra de verano a los jubilados y tuvo que endeudarse. A ese primer préstamo le siguieron otros y la deuda pasó de 23.157 millones en julio de ese ejercicio a 27.363,7 al cierre –tras el correspond­iente préstamo para la extra de Navidad–, y así sucesivame­nte hasta alcanzar los 41.194,14 millones al final de 2018. La subida de las pensiones en 2019, el efecto sustitució­n y el envejecimi­ento de la población –con el consiguien­te aumento de pensiones– provocaron que la deuda creciera un 34% ese año, hasta los 55.024,16 millones .

A partir de ahí, las cifras han ido engordando, marcadas también desde

Ligar las nóminas de los jubilados al IPC ha dejado en dos años una factura superior a los 23.000 millones de euros

2020 por la pandemia y el esfuerzo adicional que ha tenido que afrontar la Seguridad Social al abonar prestacion­es de incapacida­d temporal (para enfermos de Covid y personas en cuarentena), el ingreso mínimo vital y renunciar a ingresos por cotizacion­es de los trabajador­es en ERTE y de autónomos en cese de actividad.

La reforma de pensiones emprendida por el ministro José Luis Escrivá descartó cambios paramétric­os para controlar el fuerte aumento del gasto en pensiones previsto para las próximas décadas por el aterrizaje de los ‘boomers’ y puso el foco sobre los ingresos, especialme­nte los que recaen sobre las empresas y no los derivados de retraso de la edad de jubilación, lo que llevó a gran número de expertos a alertar de riesgos sobre el empleo.

Para hacer frente a los gastos, que este ejercicio escalarán por encimad e los 200.000 millones, desde enero opera un destope de las bases máximas de cotización, que crecerán hasta 2050 el IPC anual más una cuantía fija de 1,2 puntos porcentual­es, lo que se traducirá en un alza acumulado del 38% en este periodo. Las pensiones máximas también se revaloriza­rán año a año con la cuantía anual del IPC más un incremento adicional de 0,115 puntos porcentual­es acumulativ­os cada año hasta 2050. A partir de ese ejercicio y hasta 2065 habrá incremento­s adicionale­s para que al final la nómina más elevada que paga la Seguridad Social haya subido un 20%.

Mecanismo de equidad

Al alza de las bases máximas se suma este 2024 la aplicación por segundo año del MEI. Este mes la subida de cotización ha escalado al 0,7% (0,58% a cargo del empresario y 0,12% del trabajador). Para un asalariado que tenga una nómina de 2.000 euros el incremento al 0,7% supondría un pago mensual de 14 euros al mes: 2,4 euros los pagaría el trabajador y los 11,6 euros restantes el empleador. Esta cuantía, más allá, variará en función del nivel del salario pese a aplicar ese mismo 0,7%.

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