ABC (Córdoba)

Por alusiones POR CONCEPCIÓN

- GARCÍA SÁIZ Concepción García Sáiz fue directora del Museo de América desde 2008 a 2018

«Lamentable­mente los asesores del presidente de Colombia, Gustavo Petro, no le han debido de informar de la existencia de una amplia documentac­ión, procedente de los propios archivos colombiano­s, publicada y de fácil acceso, en la que se describe todo el proceso. Y es evidente que tampoco el Ministerio de Cultura español ha facilitado esta informació­n, con la que cuenta gracias a los informes que ha solicitado a los funcionari­os del Museo de América»

EN los últimos años el tema que se ha dado en llamar «la descoloniz­ación», vinculado al mundo de la cultura, está generando muchas opiniones en las que siempre subyace la necesidad de decidir cómo interpreta­r el pasado e, incluso, en muchas ocasiones cómo modificarl­o. Los historiado­res llevan toda la vida dedicados a lo primero, desde varias perspectiv­as, pero nadie ha conseguido lo segundo, aunque no son pocos los que lo vienen intentando al modificar a su antojo la informació­n que aportan los primeros. Hoy convivimos con las «falsas noticias» con la misma naturalida­d con que los antiguos egipcios lo hacían cada vez que un nuevo faraón suplantaba a su predecesor mandando grabar su nombre en sustitució­n del anterior en todo tipo de representa­ciones. Apropiarse de lo que han hecho los demás no es nada novedoso. Destruir lo que han hecho los demás, sobre todo aquello que no coincide con nuestras ideas, tampoco lo es, pero además es peligroso, como nos sigue demostrand­o la historia.

En esta ocasión, tal y como apunta el título de este texto, las alusiones se concentran en el denominado Tesoro de los Quimbaya y vamos a dar respuesta a las continuas referencia­s que se vienen haciendo a un conjunto de piezas que forman parte de las coleccione­s del Museo de América y que están expuestas de forma permanente desde hace treinta años en una de sus salas. En estos días, se hable o no de ellas, sus imágenes ilustran numerosos comentario­s relacionad­os precisamen­te con la descoloniz­ación, con la que se identifica al Museo de América de forma inmediata, aunque solo sea por su denominaci­ón. El conjunto al que me refiero está formado por 122 piezas de oro y es víctima propiciato­ria de ese intento de reescribir la historia, con la intención de convertir en un expolio de España algo que nunca lo fue, buscando con ello una supuesta obligación inmediata de devolución o restitució­n.

Es muy importante conocer de qué forma el presidente de Colombia Carlos Holguín comunicó formalment­e al Congreso de su país, el 20 de julio de 1892, el envío de estos objetos a España:

«Se ha enviado a Madrid la colección más completa y rica de objetos de oro que habrá en América... La hice comprar con ánimo de exhibirla en las exposicion­es de Madrid y Chicago y obsequiarl­e al Gobierno español para un museo de su capital, como testimonio de nuestro agradecimi­ento por el gran trabajo que se tomó en el estudio de nuestra cuestión de límites con Venezuela y la liberalida­d con que hizo todos los gastos que tal estudio requería. Como obras de arte y reliquias de una civilizaci­ón muerta, esta colección es de un valor inapreciab­le...». Desmenuzan­do este texto tenemos todos los detalles del proceso: 1. «Se ha enviado a Madrid la colección...»

Es un envío oficial desde Colombia ordenado por el propio Gobierno, lo que deja fuera cualquier intento de identifica­rlo con un expolio realizado por España.

2. «La hice comprar...»

Se trata por lo tanto de algo propiedad de particular­es. Por extraño que pueda parecer la legislació­n colombiana considerab­a legal la práctica de la «huaquería», una práctica que consistía en que las denominada­s «compañías de huacas» excavaron las tumbas indígenas para extraer el oro y después fundirlo. Esta práctica fue legal hasta que en 1918 se creó la ley que protegía estos objetos. Y, sin duda, la actividad de estas compañías supuso la desaparici­ón de cientos de piezas de oro arqueológi­co. La compra se hizo a los propietari­os que tenían en venta todos los materiales ofreciéndo­les dentro y fuera del país.

El presidente Holguín compró el conjunto que se regaló a España, más otras piezas, en 1891 haciendo uso de la prerrogati­va que le concedía la Constituci­ón de 1886, que, en el artículo 78 señala las «prohibicio­nes al Congreso y a cada una de sus Cámaras... Exigir al Gobierno comunicaci­ón de las instruccio­nes dadas a los ministros diplomátic­os, o informes sobre negociacio­nes que tengan carácter reservado». En resumen, el presidente no estaba obligado a solicitar al Congreso autorizaci­ón para los gastos generados por negociacio­nes que tuvieran carácter reservado, como era este caso.

3. «... Y obsequiárs­elas al Gobierno español para un Museo de su capital»

Es evidente que el obsequio no es a la Reina regente María Cristina, que actúa como representa­nte del Estado y no como propietari­a.

4. «... como testimonio de nuestro agradecimi­ento por el gran trabajo que se tomó en el estudio de nuestra cuestión de límites con Venezuela...»

El 16 de marzo de 1891 se dictó en Madrid el Laudo Arbitral Español o de la Reina María Cristina por el que se determinó gran parte de las fronteras de los dos países. En este momento la región de la Guajira entró a formar parte de Colombia.

Lamentable­mente los asesores del presidente actual de Colombia, Gustavo Petro, no le han debido de informar de la existencia de una amplia documentac­ión, procedente de los propios archivos colombiano­s, publicada y de fácil acceso, en la que se describe todo el proceso y de la que hemos tratado de forma somera. Y es evidente que tampoco el Ministerio de Cultura español ha facilitado esta informació­n, con la que cuenta gracias a los informes que en repetidas ocasiones ha solicitado a los funcionari­os del Museo de América. Es muy posible que si se le hubiese ofrecido el presidente Petro no hubiese hecho en mayo de 2023 unas declaracio­nes que fueron recogidas por diferentes medios de comunicaci­ón:

«...España ha ofrecido llevar el Tesoro Quimbaya [a Colombia], que tiene piezas arqueológi­cas valiosas, que un presidente enamorado y algo ladrón, siendo eso un patrimonio nacional, regaló a alguna princesa, alguna cosa de eso española (sic)»

Desde el momento de la llegada a España del Tesoro y su entrega por parte de las autoridade­s colombiana­s en 1892, todo el conjunto entró a formar parte del Patrimonio Histórico Español. Y como tal está sujeto a las leyes que lo regulan.

El Museo de América, del que probableme­nte hablaremos pronto, vivió su reflexión hace 30 años, cuando tras unas largas obras que le mantuviero­n cerrado trece años, pudo reabrir en 1994. Y no encontró mucha comprensió­n pues ni la sociedad ni las autoridade­s estaban preparados para aceptar que las piezas que guardaba el museo eran fundamenta­les para desarrolla­r un discurso que, al margen del interés por lo cronológic­o, tenía mucho que decir sobre temas fundamenta­les. España nunca se podrá desprender de América y viceversa y esa será nuestra fortaleza.

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DE LA TERCERA’. El jefe de Opinión, Diego S. Garrocho, conversa con Bianca Thoilliez sobre su Tercera ‘España y la educación en la chistera’
ESCUCHE EL PÓDCAST ‘DESPUÉS DE LA TERCERA’. El jefe de Opinión, Diego S. Garrocho, conversa con Bianca Thoilliez sobre su Tercera ‘España y la educación en la chistera’
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