Macron teme que la cólera del campo se transforme en un movimiento tipo ‘chalecos amarillos’
Crece la cólera de los agricultores franceses, cortando autopistas, bloqueando la entrada de grandes ciudades, incluyendo París, y anunciando la extensión del conflicto a España e Italia tras las movilizaciones en Alemania, Polonia y otros países del este de Europa. Emmanuel Macron teme que la cólera del campo francés se transforme en un nuevo problema nacional, semejante al movimiento de los ‘chalecos amarillos’ entre finales de 2018 y mediados de 2019. Obedeciendo órdenes del presidente, Gabriel Attal, jefe de Gobierno, y Marc Fesneau, ministro de Agricultura, multiplican sus encuentros directos por toda Francia, esperando frenar la crisis.
Christiane Lambert, presidente del Comité de las Organizaciones Profesionales Agrícolas de la UE y expresidente del primer sindicato agrícola francés (Fnsea), declaró tras un encuentro sin soluciones conocidas con Attal: «España y Italia se van a sumar al movimiento. Los agricultores españoles e italianos también viven días muy duros. Somos víctimas de los acuerdos y proyectos de la Política Agraria Común (PAC) europea. Por nuestra parte, vamos a presentar una relación de peticiones concretas. Si no recibimos respuesta, está en estudio llegar con las manifestaciones a las puertas de París».
Atropello mortal
Desde la mañana del pasado martes, las manifestaciones de agricultores han cortado el tráfico en numerosas autopistas, complicando y paralizando la entrada a ciudades como Burdeos y Toulouse. El tráfico con España, desde Burdeos y Perpignan, ha sufrido cortes aleatorios de relativa importancia. Y el problema puede agravarse. La mañana del martes, una tragedia dio matices dramáticos a una manifestación en el departamento de la Ariège: un conductor atropelló y mató a una campesina y de su hija de doce años. Sindicatos agrícolas y Gobierno reaccionaron automáticamente: «Es un gran drama nacional. Francia está unida en el dolor de la familia».
Arnaud Rousseau, presidente de la Fnsea, resumía la situación ayer: «Tememos que el Gobierno no sea consciente de la gravedad de la situación. Si no recibimos respuestas concretas, rápido, la crisis puede agravarse. Estudiamos llegar hasta París con nuestros tractores. La presión continuará creciendo mientras Macron siga mareando la perdiz con nuevas promesas».