La Airef desconfía de las cifras que sostienen los PGE de 2024
La Autoridad Fiscal (Airef) no ha esperado a la presentación del proyecto de Presupuestos para cuestionar la base sobre la que se deberán sostener las cuentas públicas de 2024. La institución encargada de velar por la sostenibilidad de las cuentas públicas dejó claro ayer que no comparte las previsiones económicas oficiales y que considera que la economía crecerá menos de lo que dice el Ejecutivo tanto en términos reales como en términos nominales, una métrica fundamental para estimar el crecimiento de los ingresos por impuestos, en cuyo dinamismo el Gobierno confía para tratar de esquivar los recortes del gasto.
Los cálculos de la Airef apuntan a que la economía crecerá un 1,7% en 2024, que será un 5% en términos nominales. El cuadro macro, sin embargo, prevé un crecimiento del 2% y del 5,6% en términos nominales.
La institución que preside Cristina Herrero avanzó ayer que sustentará sus escenarios fiscales a futuro –que constituyen la principal referencia de contraste frente a los datos presentados por el Gobierno– a partir de sus propias cifras, lo que hará que partan ya de una base diferente a la utilizada por el Gobierno, salvo que este decida modificar el cuadro macro aprobado el pasado mes de octubre en el proyecto presupuestario.
La desviación entre ambas previsiones no es irrelevante. La evolución del PIB nominal condiciona en buena medida la previsión de ingresos del Estado para el año en curso, y el comportamiento de los ingresos es fundamental a la hora de determinar el desequilibrio de las cuentas del Estado para este año. La diferencia entre lo que estima la Autoridad Fiscal y lo que prevé el Gobierno es de nada menos de seis décimas a la baja.
La cifra de crecimiento determina también la evolución de partidas de gasto del Estado, como las que tienen que ver con los estabilizadores automáticos como las prestaciones por desempleo, y en ese indicador hay también discrepancias. La Autoridad fiscal advierte en su informe que «el contexto de bajo crecimiento en Europa y, en especial, de la zona del euro supone un riesgo a la baja para el crecimiento de la economía, mientras que las elevadas tensiones geopolíticas también suponen un riesgo a la baja».