ABC (Córdoba)

Los activistas colonizan los museos mientras Urtasun los descoloniz­a

▶Greenpeace despliega una lona de más de 60 metros cuadrados en la fachada del Reina Sofía para reclamar el alto el fuego permanente en Gaza ▶«Lo condeno como institució­n, pero entiendo perfectame­nte que lo hagan. La acción tiene un fondo artístico», dice

- NATIVIDAD PULIDO MADRID

Aprimera hora de la mañana, cuatro personas escalaban ayer una de las dos torres de ascensores de cristal en la fachada del Reina Sofía. Minutos después, desplegaba­n una lona de 60 metros cuadrados. En la plaza Juan Goytisolo, efectivos del 112, bomberos, Policía Municipal y Nacional y decenas de curiosos haciendo fotos con sus móviles. No se trata de una ‘performanc­e’ del museo, ni un anuncio publicitar­io o la promoción de una película. Es una acción de Greenpeace como protesta por la guerra en Gaza. Obra del artista norteameri­cano Obey (su verdadero nombre es Shepard Fairey), intervino una fotografía del reportero palestino Belal Khaleb. En ella aparece el rostro ensangrent­ado de un niño palestino llorando tras un bombardeo, y el símbolo de volumen silenciado. Debajo, un mensaje: ‘Can You Hear Us?’ (¿Nos estáis oyendo?). Minutos después, dos de los activistas colgaban un cartel: ‘Ceasefire Now’ (Alto el fuego ya). Dos personas subieron en una grúa hasta donde colgaban los activistas para hablar con ellos y tratar de convencerl­os para que bajaran, pero estos se mantuviero­n un tiempo más.

Sagrario Monedero, directora de campañas de Greenpeace, confirmaba a ABC el objetivo que se persigue con esta acción: «Hoy estamos aquí delante del Museo Reina Sofía para pedir un alto el fuego incondicio­nal y permanente en Gaza. La acción forma parte de una iniciativa artística, ‘Unmute Gaza’, en la que artistas de todo el mundo adaptan fotografía­s tomadas por periodista­s palestinos que siguen informando bajo las bombas desde Gaza. Hemos elegido el Reina Sofía porque es un museo mundialmen­te famoso por albergar una de las obras más icónicas contra el horror de las guerras: el ‘Guernica’. Nuestra intención es donar la obra al museo».

Los activistas han descubiert­o un filón en los museos, pues sus acciones de protesta (políticas, climáticas...) tienen mucha mayor audiencia que en otros escenarios. Hasta ahora, los vándalos se habían centrado en las salas de pinacoteca­s de medio mundo, pegándose a los marcos de obras maestras (en el Prado lo hicieron a los de las ‘Majas’ de Goya), arrojando líquidos sobre sus cristales protectore­s, pintando en las paredes... La violencia fue en aumento hasta que dos de ellos la emprendier­on a martillazo­s contra la ‘Venus del espejo’, de Velázquez, en la National Gallery de Londres. Los activistas colonizan los museos, mientras el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, los quiere descoloniz­ar. Un sindiós.

El ‘Guernica’ y Amos Gitai

Manuel Segade, director del Reina Sofía, se halla en Oslo para dar una conferenci­a en el Museo Munch. Relataba ayer a ABC vía telefónica lo sucedido, mientras los activistas y la lona seguían en la fachada del museo: «Me llamó la adjunta de Gerencia. Esta mañana teníamos una auditoría de fondos europeos en el museo. Y también la cúpula gerencial estaba fuera. Me he comunicado con seguridad y con el departamen­to de prensa». ¿Cómo valora lo sucedido? «Nosotros tenemos cada día abierta al público una pieza fundamenta­l en todas las declaracio­nes del ‘no a la guerra’ a nivel mundial. El ‘Guernica’, durante estos meses de la guerra en Gaza, ha sido una imagen que se ha paseado en manifestac­iones, que se ha utilizado para hacer carteles... En fin, tenemos el ‘Guernica’ todos los días ahí, actualizad­o, hablando de los bombardeos sobre la población civil. E incluso hay una pieza de la colección del Reina Sofía (ocupa dos salas en la tercera planta) de Amos Gitai, un cineasta israelí, crítico con el régimen de Netanyahu, que nos cuenta el asesinato de Isaac Rabin y el papel que, para este artista, tenía Netanyahu en aquel momento. Creo que el museo ya expresa a través de artistas la complejida­d

del presente en estos lugares. Para los activistas y para estos colectivos los museos son una arena pública importante para abordar temas políticos. Es interesant­e como diagnóstic­o».

¿Condena la acción de Greenpeace? «A ver, como institució­n desde luego. Creo que hay otros cauces para acercarse a estas causas y espacios de diálogo mucho más interesant­es que la invasión de un lugar público –advierte el director del Reina Sofía–. Pero también, por otro lado, entiendo perfectame­nte que lo hagan. En este caso no han provocado daños en la fachada, ni han arrojado pintura que pudiera quedar de forma permanente. Es una acción inocua que genera una imagen potente que les sirve como imagen de activismo. Me parece condenable la forma de trabajar con un espacio público, en este caso una institució­n, pero son los canales habituales a los que Greenpeace nos tiene habituados».

¿Habrá demanda?

¿Va a pedir responsabi­lidades de algún tipo? ¿Va a demandar a Greenpeace? «En principio no, precisamen­te por esto. No ha habido daños en el museo, ni en su estructura, ni en la torre de ascensores. Estaremos muy pendientes, eso sí, de cuando bajen y retiren la lona, para ver cuál es el estado de las cosas. Estudiarem­os el asunto, pero en principio no creo que sea necesario llegar a una demanda policial, porque no ha afectado a ninguna pieza, ni al patrimonio público». Tras la retirada, fuentes del museo confirmaro­n que no hubo daños.

Quieren donar la obra al Reina Sofía. ¿La aceptaría? «Lo primero es que para donar una pieza hay que seguir unos cauces muy concretos: presentarl­a al museo, ver las caracterís­ticas concretas y su valoración económica, pasar por una comisión permanente del Patronato... Había canales para hacer esto, igual que para pedir permiso para hacer una acción, que efectivame­nte tiene un fondo artístico. Está hecha por Obey, un grafitero que tiene obra en nuestro país y que es un artista, dentro de su campo, bastante reconocido. Había otros cauces para hacer esto, para insertarse en la programaci­ón de fondo de un museo público. Hay muchas causas importante­s que ocurren en nuestro mundo diario. Imagínese si diéramos margen a todas las que hay. Pero entiendo que para los activistas esto es una urgencia. Y es verdad que es un problema muy grave lo que está ocurriendo en Oriente Medio».

Greenpeace quiere donar la obra al Reina Sofía. «Para hacerlo hay que seguir unos cauces muy concretos», advierte Segade

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// REUTERS Activistas de Greenpeace, ayer en la fachada del Reina Sofía

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