ABC (Córdoba)

El atracador y la sonámbula

La actriz y humorista se estrena como directora con la película ‘Un mal día lo tiene cualquiera’

- PEP GORGORI

Imagínense que volvemos al principio de este milenio por un rato. Está usted en una playa, de noche, porque aquí no ha venido a bañarse, sino a atracar furgonetas de turistas incautos. Tras echar un vistazo, se ha fijado en la bolsa que hay en una de ellas, cuyos dos ocupantes duermen plácidamen­te. Con una depurada técnica, fruto de años de experienci­a en el oficio, revienta el cristal de la ventanilla de una pedrada. Pero el chico se despierta y empieza a forcejear con usted, que es un atracador precavido y por eso puede rociar a su víctima con un espray de pimienta y dejarlo medio ciego y gritando como un desesperad­o. Todo iba como era razonablem­ente previsible, pero lo que no entraba en sus planes era que la chica, que hasta entonces dormía plácidamen­te, se despertara, se pusiera a hablar con usted como si fuera su novio e intentara, con toda la parsimonia del mundo, calmarle. Pues esa chica era Eva Hache y esta ha sido, hasta la fecha, su peor experienci­a en un viaje. Hilarante, eso sí.

Fueron a la costa, pero «el alojamient­o que habíamos reservado no estaba disponible, porque llegamos muy tarde por la noche», explica. «Entonces… [se ríe] como íbamos en una furgoneta, decidimos dormir en una playa». Parecía buena idea: «Raro será que no nos dejen dormir», pensaron. Así que Eva Hache se echó en su asiento y, al despertar, se vio «hablando con una persona que yo pensaba que era mi novio, preguntánd­ole por qué estaba gritando y por qué había tanto jaleo». El motivo de la confusión es que la artista es sonámbula. O, al menos, lo era: «Esa fue la última vez que tuve un episodio de sonambulis­mo, que yo sepa». Había llegado a «hablar mucho por la noche, levantarme, incluso casi salir de casa».

Total, que se encuentra hablando con un tipo «que se había puesto la camiseta a modo de pasamontañ­as, tapándole la cara», lo que facilitó que lo confundier­a con su propia pareja. Suerte del tatuaje. «En esas que le veo un tatuaje en el pecho y digo no, mi novio no es este señor». Fue entonces cuando se dio cuenta de que «ese señor nos estaba atracando, y yo le estaba hablando tranquilam­ente, diciéndole que se calmara».

A todo esto, el novio «flipando» porque, para cuando Eva Hache volvió a este mundo, el atracador ya había roto la ventana con la piedra, habían estado forcejeand­o y le había frito las córneas a base de pimienta. «Yo, de todo eso, no me había enterado de nada», asegura. Y estaba sacando al atracador de sus casillas. «De pronto me dice, dadme todo lo que llevéis. Y ahí yo ya me enfadé. Le dije, pero bueno, ¿tú crees que si nosotros tuviéramos dinero estaríamos durmiendo aquí, en una furgoneta?», recuerda. «Claro, yo el episodio de la violencia previa me lo había perdido», así que era bastante más fácil hacerse la valiente. Al final, «el atracador se enfadó muchísimo, y se fue» sin poder acabar su trabajo. «Siempre me quedaré con la duda de qué pensaría aquel hombre, porque debió ser el atraco más surrealist­a de su vida», comenta la actriz.

Hoy, Eva Hache se estrena como directora de cine con la comedia ‘Un mal día lo tiene cualquiera’, cuyo título podría aplicarse sin problema al pobre atracador, pero que en este caso cuenta la historia de una mujer que, en la víspera de la defensa de su tesis doctoral, improvisa unas cañas con una amiga y la cosa acaba en un lío memorable. La oportunida­d de hacer este salto se la brindó Álex de la Iglesia, que pensó en ella para dirigir un guión de Jelen Morales y la arropó con todo su equipo.

Para ser su primera experienci­a en la dirección, cree que lo ha llevado bien: «Me he empleado a fondo en mantener la calma y hacer que las seis semanas de rodaje fueran gustosas para todo el equipo». «Me he dejado la ansiedad a un lado», añade, de modo que no queda más remedio que preguntarl­e cómo se logra eso. «Siendo actriz y fingiendo mucho: en el fondo, he hecho la actuación de mi vida», bromea (o no).

El caso es que le ha gustado: «Cada vez me gusta más hacer cosas que no he hecho nunca, y estar con gente que sabe más que yo». Además, el del cine es un oficio «de mucha incertidum­bre, no muy bien pagado para las horas que se trabaja», y quizás por eso «la gente que trabaja en cine es porque realmente lo ama, y se crea una convivenci­a muy especial».

Se vio «hablando con una persona que yo pensaba que era mi novio, preguntánd­ole por qué estaba gritando y por qué había tanto jaleo»

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// EP Eva Hache, en el estreno de su película

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