La segunda fase del Parque de Levante estará lista en junio
El alcalde inicia la plantación de nuevos árboles, que en total serán más de 1.800
El Ayuntamiento de Córdoba señala para el comienzo del verano el final de las obras en la segunda fase del Parque de Levante, uno de los más ambiciosos y extensos de los últimos años. El alcalde, José María Bellido, visitó ayer los trabajos, que se encuentran al 65 por ciento.
Como explicó la directora de obra por parte de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Piedad Aroca, se trabaja en un área de quince hectáreas, de las que nueve están en la zona sur del parque, y están mejorando áreas de estancia que no tenían mobiliario urbano ni la sombra adecuada.
Los trabajos persiguen también mejorar la accesibilidad, de forma que cualquier usuario pueda pasar por los caminos. Cuando termine la obra la zona sur quedará, aseguró Piedad Aroca, pareja a la norte: con caminos habilitados, áreas de estancia, juegos infantiles, zonas de tránsito y recorridos para deportistas. Ayer comenzó además la plantación de nuevos árboles, que serán más de 700, y que se unirán a los 1.070 que se dispusieron en la fase anterior, hasta que la cifra final supere los 1.800. Se trata, precisó, especies autóctonas, por ser un espacio de tránsito entre la Sierra y la ciudad. «Será como prolongar la dehesa dentro del parque y por eso habrá encinas, algarrobos o almezos, que son árboles de nuestro entorno. Al aproximarse al arroyo habrá álamos, que son propios de las riberas», dijo.
Sistema de riego
José María Bellido destacó que el parque, que sumará en total 24 hectáreas cuando culminen las obras de esta segunda fase, cerrará «el anillo verde por la zona oriental de la ciudad». «Buscamos equilibrar crecimiento, de forma que la ciudad se expanda pero también lo haga en equipamientos y zonas verdes», afirmó.
Aunque el proyecto inicial planteaba terminar la obra a finales de febrero, la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba ha tenido que pedir un modificado por el sistema de riego. Se había pensado inicialmente en un enganche con el canal del Guadalmellato, pero la situación de sequía lo impide. Por eso se hará un sondeo.
Esa y otras modificaciones de mejora obligan a llevarlo hasta los últimos días de mayo o primeros de junio. El sistema de riego será por goteo y aspersión para conseguir que los árboles, ahora jóvenes, ganen en tamaño y tengan una copa con la apropiada sombra.
Bellido anunció además que a lo largo de este mandato se quiere ejecutar la zona verde que irá al borde de la Ronde Norte municipal, junto a los barrios del Naranjo y Mirabueno. El proyecto está en redacción.
En Toronto saben que el Hospital Reina Sofía de Córdoba existe, y el mérito es en gran parte de la doctora Moreno Casado. La cirujana torácica nacida en la ciudad en 1980 es la responsable de un proyecto de del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic) que, en coordinación con un hospital canadiense y otro de Austria, desarrolla una nevera para la conservación de los pulmones donados para un trasplante a diez grados, cuando lo habitual hasta ahora era que la temperatura estuviera situada en cero. Esta colaboración con centros sanitarios de fuera de España tiene mucho que ver con el carácter de Moreno, que forjó en un época de estudiante. «Provengo de una familia de sanitarios, de enfermeros, aunque mi padre era farmacéutico: él no quería que hiciera Farmacia porque decía que al final era dedicarse a vender medicamentos, y prefería que me dedicara a la Medicina», señala. Estudiante aplicada, sacó nota para estudiar en Córdoba, «pero mis padres preferían que hiciera la carrera fuera, en Pamplona, donde además ellos tenían amistades: querían que tuviera la experiencia de vivir fuera, sola, de madurar lejos de casa», añade. En Cuarto de carrera hizo las primeras prácticas en Cirugía Torácica en el Hospital de Navarra, el servicio que atiende las heridas por asta de toro en los Sanfermines. Luego sacó su plaza en Córdoba, donde se integró en la unidad de trasplante de pulmón del Reina Sofía que dirige Ángel Salvatierra.
—¿Es bueno salir de Córdoba para estudiar?
—Si nos quedamos siempre en el mismo sitio te pierdes muchas experiencias. No sé cómo me hubiera ido si me hubiera quedado aquí. Lo que sí sé es que en Navarra mi única distracción era estudiar, lo que me ayudó a sacar muy buen número en el MIR. Y durante la etapa de la especialidad también es bueno visitar otros servicios de fuera, para aprender técnicas o procedimientos que no tenemos aquí. Yo, por ejemplo, me fui a Viena de R4, a un servicio que es de los más grandes de Europa, y a mí me vino muy bien, y además luego sentó las bases para hacer un programa de intercambio con ellos: se han ido intensivistas y otros compañeros de Córdoba.
—Llama la atención que alguien como usted, que se dedica profesionalmente a los trasplantes, siga hablando de ellos como algo sorprendente o milagroso.
—Es que lo son. Es una sensación que sólo se experimenta de verdad en el quirófano: cómo un órgano inerte, que llega preservado en hielo, lo metes en el cuerpo, vuelve a funcionar y el paciente recupera la vida. Es algo que te ilusiona.
—¿Cuál es el mensaje más conmovedor que recuerda que le haya transmitido
una persona trasplantada?
—Los mensajes tienen que ver con el agradecimiento a los que nos dedicamos a hacerlos, que a ellos les permite seguir viviendo. A los pacientes les cambia todo: ya no dependen del oxígeno para todo, pueden volver a tener una vida social. Están agradecidos en vida, a nosotros y a los donantes, sin los que nada sería posible. Las cifras de trasplantes en Andalucía el pasado año han sido muy buenas.
—Más de mil por primera vez en un solo año.
—Sí, más de mil. Gracias a eso quitamos lista de espera, reducimos la mortalidad y devolvemos vidas dignas.
—Los trasplantes son una combinación de la técnica y de algo que tiene que ver con la espiritualidad, ¿no cree?
—Sí. Porque además la población está muy concienciada de que cuando un familiar fallece se puede seguir dando vida. Es muy gratificante que de un solo donante se puedan beneficiar seis o siete pacientes.
—El Hospital Reina Sofía sigue estan