Problemas para legislar
Ladrillo y turismo son dos de los motores junto con el sector exterior sobre los que la economía española va a crecer diferencialmente más que el resto de países europeos los próximos años. Y aunque pueda sonar a provocación, estamos en los primeros compases del tercer superciclo económico de los últimos 45 años. Lo verán más claro dentro de unos años. Para su consuelo, tampoco era evidente a finales de los años noventa.
Lo mejor de este Gobierno es que en materia económica con el reparto de poder actual del Congreso de los diputados no puede legislar. Es muy difícil, por no decir imposible, que partidos con planteamientos antagónicos en lo económico como algunos de los que soportan a Sánchez vayan a ser capaces de ponerse de acuerdo en algo. Esto lo sabíamos desde el principio y es algo que a algunos por lo menos nos consuela mientras asistimos estupefactos al esperpento político. Están poniendo en jaque todas las instituciones, pero al menos la economía no la pueden tocar. Hasta la semana pasada, que asistimos a un giro de guion que no esperábamos.
En el más difícil todavía permanente en el que está instalado el Gobierno, ni más ni menos que el presidente Sánchez se sacó de la manga el apoyo a la ampliación del aeropuerto de Barajas para sorpresa de todos, sobre todo de los suyos. Se trata de una medida que tiene todo el sentido económico y que desde luego cuenta con el apoyo de la Comunidad y el
Ayuntamiento de Madrid, pero que ha cogido a sus socios de coalición con el pie completamente cambiado. Desde luego, no se trata de una de las medidas que llevaban en el pacto de legislatura y que, además, por las connotaciones que tiene más escuece a los miembros de Sumar del Gobierno.
Con Yolanda a la cabeza pueden revolverse y patalear. Pero no les va a quedar otra que tragar. Les tienen bien cogida la medida. Son sin duda el eslabón más débil y más en las circunstancias actuales en las que están a la greña. Algún hueso menor de tipo social y que el resto de los partidos del Frankenstein puedan apoyar les echarán para que roan algo, pero sus planteamientos económicos están del todo descartados. A las malas puede que el PSOE alguna votación la saque incluso sin su apoyo explícito, aunque es poco probable que quieran ir tan lejos por no evidenciar la fragilidad ontológica sobre la que está construido este Ejecutivo.
Es probable que con la cintura que ha demostrado el presidente del Gobierno veamos alguna otra finta económica en los próximos meses. No tener escrúpulos no quiere decir que no sea una bestia política y que quiera dar alguna otra muestra de que con las cosas de comer no se juega. Podría ser en algo relacionado con la vivienda.
Tratar de sacar adelante algún esquema de ayuda a la compra de la vivienda que, por cierto, copiaron del programa del PP no sería extraño. Es una línea roja, otra, para los de Yolanda. Sus políticas de vivienda que tanto daño han hecho son la esencia de sus planteamientos económicos y parece difícil que pudieran tragar con algo que han abominado tantas veces. Veremos qué pasa.