ABC (Córdoba)

«Es muy difícil determinar el número exacto de víctimas de abuso»

▶El portavoz de los obispos analiza el problema de la pederastia en la Iglesia

- Secretario general de la Conferenci­a Episcopal Española JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA MADRID

Se incorporó a la Conferenci­a Episcopal Española (CEE), como obispo auxiliar de Toledo, en febrero de 2022, poco después de la Asamblea Plenaria en que se había decidido que la Iglesia española no realizaría una investigac­ión sobre los abusos. Sin embargo, en unos meses todo se precipitar­ía y, de no pretender ningún informe, se encuentra con tres encima de la mesa. Y en ese tiempo, García Magán ha pasado a primera línea, a ser el secretario general y portavoz de un Episcopado que, después de años convulsos, busca pasar capítulo sobre la cuestión.

—Después de tres informes, el del Defensor del Pueblo, el que encargaron al despacho de Cremades & Calvo Sotelo y el propio de la Conferenci­a Episcopal,

‘Para dar luz’, ¿da la Iglesia católica por cerrado este apartado de la investigac­ión sobre los abusos?

—Sí, creemos que ha llegado el tiempo de cerrar ese tema. Ahora estamos trabajando en la integració­n de esos informes en ‘Para dar luz’. Nos han servido distintas herramient­as, los informes que cita y el trabajo de años, desde antes incluso del encargo a Cremades, de las oficinas de protección al menor diocesanas y de la vida consagrada. ‘Para dar luz’, es la recopilaci­ón de todo, recoge a las víctimas, analiza lo que se está haciendo y tiene una perspectiv­a del futuro. Se trata de poner siempre a la víctima como protagonis­ta, que esté en primer lugar. También el protocolo marco y el plan de reparación integral que estamos trabajando los obispos miran al pasado y al futuro. Es decir, primero, que no vuelva a repetirse y segundo, que las personas que muy lamentable­mente se han visto tocadas por esta lacra social en el seno de la Iglesia, encuentren una reparación integral y adecuada. Cabe decir que ese es un informe vivo, porque estamos abiertos a las actualizac­iones, no es una foto fija. Las oficinas siguen trabajando.

—¿Cómo definiría la siguiente etapa?

—Es la fase de la actuación, la de seguir con la prevención y el momento de la reparación. Estamos trabajando en el plan de reparación integral a las víctimas de abuso. Subrayaría el adjetivo integral. Sin duda estará la dimensión económica, pero no se reduce sólo eso. Hay que ser muy respetuoso­s con las víctimas y dar respuesta a sus demandas. Plantear esa cuestión a nivel económico es un reduccioni­smo y con un peligro, en un tema tan delicado y tan grave, de mercantili­zación. Hay víctimas que lo que han pedido es un acompañami­ento, unas de carácter psicológic­o, y otras, de tipo espiritual. Incluso se tiene que hacer un acompañami­ento médico, de carácter terapéutic­o. Además, ha habido víctimas, que lo que piden es un encuentro con el responsabl­e de la institució­n en la que fue abusado, donde haya una manifestac­ión de perdón por su parte. Es buscar lo que pida cada víctima y darle esa respuesta.

—En el informe ‘Para dar luz’ se habla de 205 casos probados. El Defensor del Pueblo ha hablado de 487 casos en que había tenido entrevista­s directas con ellos, aunque luego ABC demostró que, al menos uno era falso. Cremades habla de 1.383 denuncias y el diario ‘El País’ llegó a publicar que había 440.000 víctimas. Hay tal disparidad en el número que genera ruido. ¿Cuándo sabremos la magnitud de este problema en la Iglesia de los últimos 70 años?

—Comprendo que, desde el punto de vista informativ­o, periodísti­co, las cifras tienen su interés. Pero una conclusión que se saca de los distintos informes es que es muy difícil determinar el número exacto de víctimas. Muy difícil. Nosotros no ponemos el subrayado en si son 5, 10 o 20 porque una sola víctima que hubiera habido en el ámbito eclesial es lo suficiente­mente grave. ¿Por qué hay esa diferencia de cifras? Porque las metodologí­as han sido distintas a la hora de realizar cada informe. Cambia el método de conteo. Ahí están los informes, que también demuestran que ciertas expectativ­as que se habían generado o que habían sido alimentada­s, no se correspond­en con la realidad. No es una cuestión numérica.

—El informe Cremades introduce otro elemento, habla de una ‘cultura del encubrimie­nto’ en la Iglesia...

—El informe del bufete Cremades & Calvo Sotelo no es el informe de la Iglesia. Es una herramient­a que hemos encargado y de la cual nos hemos servido. Hay afirmacion­es que pueden ser matizadas, otras que pueden ser compartida­s y otras que no, pero, de nuevo, hay que ver caso por caso, hacer afirmacion­es generales tiene su riesgo.

—¿Pero ha habido ese encubrimie­nto episcopal a lo largo de estos años?

—Bueno, mire usted, los casos que hasta ahora han ido ya a tribunales, sea en sede civil o en sede canónica, la acusación o la sentencia donde se habla de una responsabi­lidad civil subsidiari­a, son mínimas. Algunas hay, pero son mínimas. Y eso lo ha determinad­o un ente independie­nte como es el Poder Judicial.

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// TANIA SIEIRA García Magán, en la sede de la Conferenci­a Episcopal

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