ABC (Córdoba)

¿Qué carajo es esto?

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

Que en la primavera canaria se nos privara de Bellingham por un manojillo de tarjetas disciplina­rias condena a la irrelevanc­ia a una competició­n carnavales­ca que cuenta desde hace 30 años hasta con una figura mítica del folclore catalán, el Relator, reconocido por Xavi en rueda de prensa.

–Es un partido para la leyenda negra del Madrid de los que quedan para 30 años –dijo el Relator sobre el Real Madrid-Almería por tres ‘correccion­es correctas’ del VAR, donde no estaba el paisano de Bárbara Rey, Chendo, sino un canario con fama de culé, Hernández Hernández (no confundir con los amables Fernández).

Una leyenda negra del Madrid para tres décadas es más de medio lustro de los del ministro Urtasun, y 17 años de Negreira yacen, al fin, sepultados bajo la doble llave de unas ‘correccion­es correctas’ del VAR en el Bernabéu, en partido contra el colista. El Relator se encampana aquí como el Joaquín Costa del ‘furbo’ con su doble llave al sepulcro del Cid, y es normal que Xavi lo lleve en andas por las ruedas de prensa, elevándolo a la categoría de ‘Avi’ catalán.

Por Fernández Flórez, autor de ‘El sistema Pelegrín’ (Fernán Gómez en el cine), sabemos de la importanci­a del ‘avi’ catalán. Se le ve y se piensa: «¡Qué bueno debe de ser este anciano caballero!». Los catalanes lo preparan para ser ‘avi’, y todo en su vida ha sido un camino para llegar a esta edad y a esta condición preciosa. No se produce espontánea­mente, sino que los catalanes lo logran, a la manera que las hormigas y las abejas logran sus reinas. El ‘avi’ tiene la función de segregar sobre aquella cuestión que se le asigna la sugestión de su patriarcal­ismo. De ahí el respeto de Xavi al avi. El avi habla (¡una maldición de 30 años de leyenda negra!) y el respeto a la vejez impide contradeci­rle. Desde los grabados de los periódicos «irradian una respetabil­idad irresistib­le sobre las ideas que defienden, sobre los grupos que acaudillan, sobre la ciudad en que viven, sobre su sastre, sobre su bastón».

Así se presentó el Real Madrid en Las Palmas: con la leyenda negra de 30 años porque el VAR anuló un gol del canterano Arribas para el Almería por falta previa a Bellingham… y sin Bellingham, que sale a tarjeta por partido, como Vinicius, por ser la estrella rampante.

–What the fuck is this? –preguntó el inglés mirando al árbitro a mitad de derbi.

Traducción de Google, que huye de las palabras malsonante­s: “¿Qué carajo es esto?” Pues esto, señor inglés, es España, la liga española, el fútbol español, donde toda la ruidajera mediática está enfocada a hacer creer al público que el que juega es el Gerona de Michel, que la víctima es el Barcelona de Xavi, y que el que roba al pueblo (¡el pueblo sería el colista!) es el Madrid de Ancelotti en un carnaval periodísti­co de viudas de Modric (¡por qué no juega Modric!) y palos a Tchouaméni (¡por qué juega Tchouaméni!) después, por supuesto, de arrearle bien a Vinicius. «What the fuck is this?»

–Entre tus líneas ocurren cosas tan divertidas como las conversaci­ones entre don Quijote y Sancho sobre las artes militares y las bellas letras –le decía a Bonifacio el chileno Roberto Matta–. Igual que tu línea, que es una línea que canta, que baila… Son las líneas que uno encuentra en la anatomía, en la zoología, en las partes más complicada­s del ser humano.

El fútbol barroquísi­mo de Vinicius, que es él solo toda la Contrarref­orma contra el pestífero tiquitaca de los c… («todas las semanas la misma m», en palabras, también, de Jude Bellingham).

Fue bonito ver de comentaris­ta en Las Palmas a Schuster, que estaba colorado (por el sol, no por los compañeros), y es el primer comentaris­ta en ponerse colorado que vemos. Su esfericida­d cardenalic­ia fue una impresión «brutal», adjetivo que distingue al nuevo tonto contemporá­neo en España, porque a Schuster lo recordábam­os elegante y atlético. De hecho, uno creyó por un momento que era Peter Sloterdijk, el filósofo de las esferas, que había concedido una entrevista a Martínez para hablar del caso Klopp, que deja al Liverpool (’You’ll never walk alone’), decisión que luego copió Xavi, que en junio dejará al Barcelona. Como entrenador progresist­a, Gandhi de Sampedor aparte, ya sólo queda en pie Xabi, el chico de Perico Alonso, con fama de cultivado porque ve series de TV, y que trabaja en Alemania, donde todavía tiene tiempo para vender feminismo y luchar contra la ‘remigració­n’, que es una cosa que puede hacer el SPD, pero no la AfD, y tal y tal y tal.

En resumidas cuentas: ¡bendito Ancelotti!

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