El despegue del turismo
COMO buen vecino adoptivo de esta capital, he abrazado sus maravillosas costumbres pero también sus vicios, como el pesimismo por el futuro de la ciudad. Por esto último, disfruté dejando en tierra al derrotismo después de que el jueves Ayuntamiento y Diputación anunciaran con Air Nostrum que esta aerolínea recuperará los vuelos regulares en nuestro aeropuerto tras 16 años sin que surcaran nuestros cielos. Las operaciones serán durante el verano y enlazarán nuestro aeródromo con los de Palma de Mallorca, el tercero con más viajeros de España, y Las Palmas de Gran Canaria.
El aterrizaje de esta compañía es un paso más en el intento de que esta infraestructura de comunicaciones alce al fin el vuelo. El intento de que tome altura es obligatorio porque en su mejora se han invertido más de 80 millones públicos. El trabajo conjunto de las Administraciones —al que desgraciadamente no estamos acostumbrados, porque lo que suele marcar sus relaciones, cuando las pilotan partidos de distinto signo político, son las turbulencias— ayuda a que haya una hoja de ruta que permita que el aeropuerto tome tierra en el éxito.
La llegada de Air Nostrum se comunicó en Fitur, donde el Consistorio también anunció un acuerdo con Events Managers, la Agencia Española de Eventos y Destination Experience para que estos tractores del sector del turismo de negocios atraigan grandes eventos a la ciudad. Córdoba ha podido inyectar al fin un potente combustible —el nuevo Centro de Ferias y Convenciones municipal y el remozado y ampliado Palacio de Congresos de la Junta— a su atractivo como destino de congresos, muestras o conferencias.
Apostar por ese tipo de visitante y por sacar el máximo partido al aeródromo son elementos importantes, junto a otros, para hacer que el turismo, que tantas alegrías le da a la economía local, despegue en busca de su siguiente pantalla. Una en la que se avance en la desestacionalización —su actividad se concentra aún demasiado en cuatro meses— o en la captación de viajeros de alto poder adquisitivo. Se trata, en definitiva, de lograr que arribe a nuestra tierra más riqueza y prosperidad. Falta nos hace.