Del bañador al ‘paleotraining’
Lideró la gran selección española que revolucionó su deporte en los 90, fue directivo futbolero en el Espanyol y compagina su labor de comentarista con la de innovador entrenador del CN Mataró femenino
Lideró la primera generación que revolucionó el waterpolo español y lo puso en la palestra a principios de los 90. Dani Ballart Sans (Barcelona, 1973) proviene de una saga de waterpolistas. Su tío mayor fue olímpico en Múnich 1972 y con su tío más pequeño, Jordi Sans, coincidió en tres Juegos. Entre su colección de medallas y títulos destaca la plata de Barcelona 92, el oro de Atlanta 96 o los oros en los Mundiales de Perth 98 o Fukuoka 01, además de haber participado en cuatro Juegos Olímpicos. «El waterpolo es el primer deporte de equipo en España que triunfó en una época en la que ni el fútbol ni otros deportes algo más mayoritarios como el baloncesto o el balonmano lo hacían. Dimos a conocer el waterpolo a una población que no conocía este deporte. Y fue gracias a una derrota, la de la final de Barcelona 92. Lo nuestro marcó y en Atlanta, cuatro años después, la gente se enganchó con nosotros, con aquellos que lloraron tanto en el 92, para quitarse junto a nosotros esa espina», recuerda.
Se retiró en 2011, 23 años después de debutar en la selección española y desde entonces sigue dando a conocer el waterpolo a las nuevas generaciones. Comenta los partidos de España en Teledeporte junto a Juan Carlos García. «Él es el comentarista y yo el analista. Es una gran responsabilidad porque si me pongo muy técnico la gente se aburriría. Hemos encontrado el formato, una fórmula con la que intentamos divertir a la gente, que se lo pase bien, que empatice con lo que está viendo con pequeñas dosis de reglamentación», explica. Y asegura que «es una alegría cuando la gente me para y me da las gracias por hacerlo tan divertido y enseñar cosas de este deporte; incluso un directivo del Espanyol me dijo que le tenía enganchado porque se lo pasa muy bien».
Precisamente el Espanyol es una de sus pasiones. También comenta los partidos del equipo blanquiazul en Catalunya Radio o participa en tertulias futbolísticas en TV3, ya que Ballart fue directivo del club catalán, dentro del Consejo de Dani Sánchez Llibre, entre 2002 y 2006, momento en el que fue nombrado responsable del área de atención al jugador. Su etapa acabó en 2009. «Fue una experiencia brutal. Fueron diez años increíbles. Ganamos dos Copas del Rey y jugamos la final de Glasgow ante el Sevilla, que perdimos en los penaltis. Fue una maravilla. Teníamos cuatro internacionales. Y creamos el servicio de atención del jugador, que no existía en España. No lo hacía ni el Barça. Por mi pasado como deportista se entendió que debía hacerlo yo».
Actualmente, además de ser la voz del waterpolo en España, Ballart ha encontrado la felicidad como entrenador (dirige al CN Mataró), algo que no esperaba porque cuando se retiró «quería estar bien lejos del waterpolo, no quería saber absolutamente nada» y entró en la Federación de Voleibol. Pero una serie de casualidades le llevó de vuelta al CN Sabadell como director técnico, donde tuvo que suplir a una entrenadora que estaba embarazada y cogió la baja maternal. «No podía fichar a nadie porque era mitad de temporada y me puse yo. Era un equipo cadete femenino. Fuimos campeonas de España y, al tocar el agua de nuevo y oler el cloro, me di cuenta que era mi vocación», dice el exjugador. «He encontrado la felicidad entrenando, aplicando la metodología del ‘paleotraining’ (método de entrenamiento que se basa en emular movimientos atávicos realizados por el hombre). Me decían que estaba loco, pero funciona. Soy el hombre más feliz del mundo y me levanto cada día feliz de poder trabajar en una cosa que me apasiona», concluye.
«En el Espanyol creamos el servicio de atención del jugador; no existía en España. No lo hacía ni el Barça»