El acuerdo que se discute con Hamás, última esperanza para los rehenes
Los ultranacionalistas del Gobierno israelí amenazan con romper la coalición si hay tregua
Egipto ha invitado a una delegación de alto nivel de Hamás para estudiar el borrador de la nueva propuesta de alto el fuego en Gaza que abra la puerta a un intercambio de cautivos por presos palestinos. Ismael Haniye, uno de los líderes del grupo islamista en el exterior, confirmó la invitación egipcia e insistió en que sus demandas siguen siendo el final de la guerra y la retirada completa del ejército, algo que Israel no contempla. Fuentes del gabinete de guerra israelí confesaron a la prensa local que la propuesta «es un mal trago», pero supone «quizás la última oportunidad de traer a los rehenes de vuelta a casa con vida». El Estado judío estima que 136 personas siguen cautivas en manos de las facciones palestinas, entre ellas hay civiles y militares.
Netanyahu, en el punto de mira de las familias, dijo un día más que trabajan duro para conseguir traerles de vuelta. «Cuanto más público se vuelve este esfuerzo, más distante se vuelve y cuanto más discreto es, más probabilidades hay de que tenga éxito», señaló el primer ministro sin querer dar pista alguna de un proceso en manos del Mossad.
La posible tregua con Hamás, cuyo borrador se consensuó el fin de semana en París en una cumbre entre Israel, Qatar, Egipto y EE.UU., ha provocado la enésima crisis en el Gobierno ya que los sectores ultranacionalistas no la aceptan y amenazan con romper la alianza que permite a Netanyahu ocupar el poder. El líder de la oposición, Yair Lapid, aseguró estar preparado para ingresar al Gobierno para reemplazar a los partidos ultranacionalistas si eso es lo que se necesita para asegurar la liberación de los rehenes. En declaraciones al Canal 12, Lapid se mostró dispuesto a proporcionar «una red de seguridad para el Gobierno» con el objetivo final de poner fin a la crisis de estas personas.
Seis semanas de tregua
En el borrador de tregua se contempla un cese de las hostilidades de seis semanas en las que Hamás debería liberar a los civiles que retiene. Sería la primera pausa desde el 1 de diciembre, fecha en la que expiró el último acuerdo que permitió salir de la Franja con vida a un centenar de cautivos. Desde entonces la guerra se ha intensificado en el sur hasta convertir Jan Yunis en el gran campo de batalla.
Los dos únicos hospitales operativos en este bastión de Hamás, Al Amal y Nasser, están rodeados y el ejército ha ordenado la evacuación de miles de personas. La orden es que se dirijan a la frontera con Egipto, donde la situación humanitaria es extrema. El director de emergencias de la OSM, Michael Ryan, denunció que «esta es una población que se muere de hambre (…) Esta es una población que está siendo empujada al borde del abismo y no son partes en este conflicto».
En medio del paisaje apocalíptico que dejan los intensos bombardeos de los últimos cuatro meses, las autoridades palestinas acusaron a Israel de ejecutar al menos a treinta civiles en el norte de la Franja. La denuncia llegó tras el descubrimiento de una fosa común con decenas de cuerpos maniatados y ojos vendados. El Ejército no respondió a la acusación palestina.
Presión sobre Unrwa
Cuando la ayuda es más necesaria que nunca, la presión crece en torno a la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (Unrwa) desde que Israel acusara a doce de sus trabajadores de participar en el ataque del 7 de octubre. Por primera vez desde que se produjo esta acusación, fuentes oficiales israelíes defendieron el trabajo de Unrwa y aseguraron que «si deja de operar sobre el terreno, esto podría causar una catástrofe humanitaria que obligaría a Israel a detener su lucha contra Hamas (…). Esto no sería de interés para Israel y tampoco sería de interés para los aliados de Israel», confesó un alto funcionario israelí al ‘The Times of Israel’. «Unrwa es actualmente la organización internacional que desempeña el papel más dominante en la entrada y entrega de ayuda humanitaria a Gaza, y como actualmente no hay alternativa, Israel no está presionando para que se cierre», añadió esta misma fuente.
Israel dibuja un día después de la guerra sin Hamás y sin Unrwa, a quien acusa de ser parte del problema y no una solución. Es toda una incógnita saber quién puede reemplazar el trabajo de esta agencia de la ONU que es clave para garantizar la sanidad y educación de los refugiados palestinos.