Caja Rural premia la innovación, el esfuerzo y la ayuda
ENERO daba fin esta semana y el Cabildo Catedral de Córdoba celebraba el acto de inauguración de las obras de restauración de la macsura de AlHakam II, después de varios años de estudios y preparación, que, según declara en su página web, supone un «esfuerzo extraordinario para preservar y revitalizar» un espacio valiosísimo. Macsura y mihrab, de esplendorosa factura e hipnótica belleza, marcaron la dirección del rezo en la Córdoba califal y, por siempre, la admiración de visitantes de todas las épocas, de los viajeros del siglo XVIII y XIX, Ponz, Gautier y De Amicis, incluso de personajes de ficción de la novela contemporánea como la visigoda Alana, el mozárabe Lindopelo o el morisco Hernando.
Al Cabildo hay que agradecer su trabajo constante, desde 1239 encargado de la tarea de conservación de la Mezquita-Catedral, y por afrontar este valiente reto. No se trata de manifestar el agradecimiento solo por una labor bien hecha, por una gestión impecable al servicio de la ciudad y la humanidad, sino también por llevarla a cabo con compromiso, generosidad y lealtad. Muestra de ello es que el proyecto está financiado en su totalidad, cuatro millones de euros, por la institución catedralicia y que el Cabildo ha mostrado sobradamente esta lealtad y responsabilidad en sus actuaciones sin otro interés, a pesar de críticas infundadas de grupos que responden a directrices ideológicas, que el de mantener cada elemento del conjunto arquitectónico, sea el que sea, tal como fue y ha llegado a nosotros.
En Córdoba no es difícil hacerse cargo de la historia, vivida primero, legada y mantenida después. Por algo es la única ciudad del mundo cuatro veces declarada Patrimonio de la Humanidad. Esta pervivencia continua del pasado en cada momento histórico, para disfrute de generaciones, es fruto del trabajo de quienes a lo largo del tiempo han sido y son protagonistas de la tarea de velar, proteger y conservar monumentos, fuentes documentales, conocimiento, saberes y tradiciones. A ellos les debemos el presente. Seamos agradecidos a la Iglesia por su labor. Como afirmó en el acto de presentación el alcalde, la ciudad puede «estar muy tranquila de las manos en las que descansa el principal emblema del patrimonio cordobés».
La innovación, la solidaridad, la recuperación del patrimonio histórico-artístico, las iniciativas empresariales y la brillantez en los estudios son algo que merece un premio y la Fundación Caja Rural del Sur en Córdoba entregó ayer los premios Ricardo López Crespo, que reconocen las mejores iniciativas en distintos ámbitos en lo social, lo económico, lo cultural y lo académico.
El Salón Liceo del Real Círculo de la Amistad acogió el acto de entrega, en el que estuvieron presentes los consejeros de Justicia, José Antonio Nieto, y Universidades, José Carlos Gómez Villamandos, además del presidente de la Diputación Provincial, Salvador Fuentes.
El premio a iniciativas empresariales promovidas por jóvenes FUE para Lavandería Industrial de Posadas, que inició su trabajo en 2012. Trabajan entre 25 y 30 personas que manejan una macrolavandería con capacidad para 10.000 kilos de ropa.
El premio Hermano Bonifacio a la Acción Social Solidaria se entregó a la asociación Autismo Córdoba. Su presidenta, Francisca Suárez, resaltó cómo a lo largo de los últimos casi cuarenta años han buscado «mejorar la vida» de las personas con autismo y de sus familias con muchas actividades durante todo el año.
En esta misma categoría se concedió un accésit a la asociación San Rafael de alzheimer y otras demencias. Manuel Blasco resaltó cómo se trabaja para frenar el avance de la enfermedad y para que las personas que atraviesan por enfermedades de este tipo y sus familias estén acompañadas.
El reconocimiento a proyectos de I+D+i en la actividad agroalimentaria se lo llevó un proyecto para mejorar la calidad del lobo embuchado ibérico del Valle de los Pedroches mediante la inoculación de levaduras autóctonas. José Ramos, catedrático de Microbiología de la Universidad de Córdoba, abogó además por «promover la actividad y la investigación como algo muy necesario para el desarrollo».
Esfuerzo
El reconocimiento al mejor expediente de la Universidad de Córdoba se entregó a Laura Angulo, graduada en Ciencias y que pudo disfrutar de un ErasmUs en el Reino Unido. Ahora hace un máster en Nanociencia y Nanotecnología. Su objetivo laboral lo tiene claro: «Me gustaría dedicarme a la industria farmacéutica».
En la categoría de Recuperación del Patrimonio Histórico-Artístico Provincial se reconoció ‘ex aequo’ al proyecto para el Castillo de Priego y al profesor Francisco Montes TUbío. El responsable del primero, el arquitecto Alfonso Ochoa, destacó que se ha conseguido «recuperar elementos perdidos» y se han realizado «intervenciones importantes, para eliminar grietas y humedades» con elementos originales. Francisco Montes recibió el premio por su larga trayectoria académica, que entre otros muchos asuntos se ha dedicado a la investigación sobre el Patrimonio, y en concreto a las industrias agrarias.
Cerró el acto el presidente de la Fundación Caja Rural del Sur y de su Fundación, José Luis García-Palacios, que insistió en asegurar que los galardonados son «reconocidos, no premiados, porque un premio es a veces algo que llega por sorteo». Al contrario, los que lo han recibido han tenido que esforzarse mucho. García-Palacios aseguró que es la sociedad la que debe dar las gracias, y no ellos, porque son los que dan: «Tenemos que sentirnos orgullosos de tanto talento».
La Fundación entrega los galardones Ricardo López Crespo a empresas, proyectos de mejora agroalimentaria, actuaciones de conservaciones, asociaciones y expedientes académicos
El presidente aseguró que es la sociedad quien debe agradecer su esfuerzo y talento a los reconocidos, y no a la inversa