ABC (Córdoba)

El negocio de las piscinas con agua de mar, la alternativ­a para salvar el turismo

▶ Aunque no sin dificultad­es técnicas, emerge como opción al veto a las de agua dulce

- À. G. BARCELONA

Una de las medidas incluidas en el plan de Emergencia por sequía que más temores ha despertado por su impacto económico en el sector turístico es la prohibició­n de llenar piscinas, una disposició­n de la que solo quedan excluidas las instalacio­nes inscritas en el censo de equipamien­tos deportivos de la Generalita­t –se estima que unas 500– y que dispongan de un sistema de recirculac­ión del agua. La medida afecta de manera directa a las piscinas de particular­es y comunidade­s de vecinos, así como a las de hoteles y campings, lo que ha disparado las alarmas en el sector, que teme tanto por la hipotética reducción del número de visitantes que desistan de venir como por el deterioro de la marca exterior de Cataluña y Barcelona.

A modo de resumen, Jordi Clos, propietari­o de la cadena Derby Hotels y al frente del Gremio de Hoteles de Barcelona, señala a ABC lo que ve como falta de previsión de las administra­ciones en contraste con el esfuerzo que sí han hecho los establecim­ientos. «El turismo y la imagen de Barcelona se verán afectados», zanja.

Ante la imposibili­dad de llenar las piscinas con agua dulce, de inmediato se han buscado alternativ­as, y la más directa ha sido mirar al mar: numerosas empresas ya han levantado la mano ante la perspectiv­a de negocio que se abre. Se trata de una alternativ­a factible desde el punto de vista técnico, pero tampoco tan fácil como se ha llegado a plantear de inicio. De hecho, las nuevas disposicio­nes por la Emergencia autorizan esta posibilida­d, tanto de llenado parcial como total, pero con una salvedad: se podrá usar agua de mar siempre y cuando las piscinas «se llenen y se vacíen sin conexión a las redes de abastecimi­ento ni saneamient­o». Se trata de evitar que el agua de mar acabe en la red de alcantaril­lado y salinice las depuradora­s. La solución pasa por disponer de conduccion­es segregadas y un depósito provisiona­l para almacenar el agua que se retira.

«Es el principal impediment­o, y no todas las instalacio­nes tienen separadas las conduccion­es», explica a este diario David Tapias, director de Innovación de Fluidra, la multinacio­nal de las piscinas con sede en Sabadell e integrada en el Ibex. El mayor problema es que los aparatos de electrólis­is que se usan en las piscinas de agua salada están preparados para trabajar habitualme­nte con unas concentrac­iones de entre dos y cinco gramos de sal por litro de agua, mientras que el agua del Mediterrán­eo tiene hasta 35. En este caso siempre se puede recurrir a los métodos convencion­ales de depuración –cloro líquido o en pastillas–, algo que también se usaría en el caso de piscinas de agua dulce que se rellenaría­n con agua de mar para suplir las pérdidas.

Más corrosiva

El problema en estos casos es que el agua de mar es mucho más agresiva para las instalacio­nes, corrosiva, lo que obliga a modificar el mantenimie­nto. «Técnicamen­te es posible», se apunta desde Fluidra, otra cosa es el coste de traer agua de mar en cubas hasta las piscinas. Aunque eso es algo que no parece disuadir a quienes ya ven en esta solución una alternativ­a para salvar la temporada turística. Es el caso de la Federación Catalana de Campings, desde donde explican que ya se trabaja en un plan en este sentido.

Si para algunos la sequía es una amenaza económica, para otros supone una oportunida­d. Es el caso de Aquamarina Costa Brava, empresa dedicada de manera principal al uso de agua de mar en restauraci­ón y salud pero que, viendo el interés en relación a las piscinas, ha abierto una nueva división de negocio para centrarse en ello. Trabajan con camiones cisterna de 24.000 litros que se abastecen de agua marina del golfo de Rosas, señalan a ABC. «Hemos detectado que hay un interés creciente por parte de nuestros clientes y cada vez tenemos más demanda», explica Judit Puig, socia fundadora de la compañía.

Si para algunos la sequía es una amenaza, para las empresas dedicadas a captar y transporta­r agua de mar es una oportunida­d

La Federación Catalana de Campings trabaja en esta opción, viable siempre y cuando el agua de mar no acabe en las alcantaril­las

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