ABC (Córdoba)

José Martín «Hacemos el pan de toda la vida, con harina candeal y las mismas materias primas»

- JULIA GARCÍA HIGUERAS CÓRDOBA

INCONFUNDI­BLE es la fachada en la calle Enrique Redel que fue primero una casa de vecinos antes de convertirs­e en obrador, e invariable es el sabor que dentro deparan su pan y sus dulces. El edificio de la Panadería Confitería San Francisco sigue intacto, con el despacho en la zona de abajo que sirve a sus clientes de siempre y arriba la vivienda. José Martín, gerente del establecim­iento y propietari­o junto con su hermano Francisco, desglosa las claves de sus productos. Cordobés de nacimiento, encarna la segunda generación que está al frente desde el año 2016 del negocio que fundó su padre, Francisco Martín Lucas, en 1975.

—El del pan es un trabajo con fama de duro por sus horarios ¿es así?

—El horario del panadero es el más duro porque empieza la jornada a las diez de la noche y acaba a las cuatro o las cinco de la mañana. A las cuatro cuando me incorporo empiezo a preparar los pedidos y hacer los primeros repartos. Sobre las seis se incorpora el confitero hasta el mediodía. El reparto nosotros de toda la vida hemos servido al típico supermerca­do local de barrio, le suministra­mos el pan y un poquito de bollería. En hostelería no estamos metidos, excepto un par de clientes que tenemos de siempre, como la Taberna Casa El Pisto o la Taberna La Cávea.

—En la producción hay regañás artesanas, molletes y teleras, ¿qué hay a diario?

—El pan de toda la vida, que llamamos aquí. El pan hecho con harina candeal básicament­e: de ahí salen las teleras, los molletes y el pan de viena. En ese aspecto somos sota, caballo y rey, y hacemos las cosas como se han hecho de toda la vida aquí con las mismas materias primas. Y pan de harina blanca con integral.

—¿Precisamen­te porque su cliente es de un perfil más clásico por estar en el barrio de San Andrés y al lado de un colegio, quizás?

—Correcto. El colegio López Diéguez se ha puesto un poco de moda ahora, ha salido en las noticias en un ránking como uno de los mejores colegios públicos a nivel nacional. Los clientes nos compran pan para los desayunos del recreo, los dulces. Ya no abrimos por las tardes, es lo bueno y lo malo de estar en un barrio ya más tranquilo por la tarde. No hay esa actividad que había antiguamen­te. De hace muchos años para acá trabajamos de mañana, de lunes a sábado, y descansamo­s el domingo, excepto alguna fiesta puntual que caiga en domingo.

—¿Y en cuanto a bollería y dulces?

—La bollería nuestra se caracteriz­a por las magdalenas, negritos, los larguitos, las tortas de aceite sobre todo, con aceite de oliva virgen extra, son nuestros productos top. Y la bollería con la crema que hacemos nosotros de leche está muy buena. Entonces tenemos el pan por un lado, y la pastelería y la confitería. Habría que separar la bollería de la hoja (con los clásicos, el pastelón cordobés, el manolete, las palmeras, y la pata de cabra que la hacemos a veces. Es exactament­e igual que el manolete, pero alargada, como si fuera una caña rellena de cabello de ángel), y el bizcocho, con las tartas. Y en la hoja salada está la empanada: de jamón york y queso, y de atún y pisto. Y de ahí pasaríamos al dulce fino, con el bizcocho, y las tartas de cumpleaños y de celebracio­nes.

«Pronto empezaremo­s con los dulces de Semana Santa: torrijas, pestiños y roscos fritos»

—Y ahora que se avecinan San Valentín y la Cuaresma ¿introducen algunas novedades?

—Por San Valentín, suelen ser las tartas de corazón, como todos los años. Es verdad que depende mucho cada año en qué día caiga de la semana porque este año San Valentín es miércoles y hay gente que lo suele celebrar el fin de semana anterior o el siguiente. Ya no es un día para nosotros tan señalado como antiguamen­te, que se vendía más para ese día. Y

para Semana Santa ya mismo estamos ahí de lleno. Este año se ha adelantado bastante, San Valentín se va a dar la mano con la Cuaresma, y empezaremo­s a hacer nuestros dulces: la principal es la torrija, y los roscos fritos y los pestiños. Las torrijas las hacemos rellenas de crema pastelera, no son como las tradiciona­les que se hacen en casa.

—¿Cómo resisten la subida imparable de precios tanto en energía como en las materias primas?

—Eso lo estamos sufriendo desde hace unos cuantos años. Todo se ha encarecido. Han subido los suministro­s energético­s tanto de luz como de gas (para los hornos) y eso ha sido un palo. Porque en estos cinco últimos años sólo hemos subido los precios dos veces, no compensa toda la subida que ha habido. Cuando se habla de una subida del pan como mucho puedo subir cinco céntimos, no más porque estoy adaptado a este barrio. En marzo hará justo dos años tuvimos que tomar medidas radicales, desprender­nos de bastante plantilla. Nos hemos quedado mi hermano Francisco y yo con un panadero y un confitero, que somos los que producimos, aparte de las dependient­as que están en el despacho. Entonces los números están saliendo por lo menos, a base de más sacrificio, de echarle más horas al negocio y más trabajo.

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José Martín, gerente de la Panadería Confitería San Francisco, muestra una telera
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// ÁNGEL RODRÍGUEZ

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