Priscilla Presley, invitada de honor al Baile de la Ópera de Viena
La ex del rey del rock se dejará ver en el palco de Richard Lugner, un añoso millonario austríaco al que le gusta salir en la prensa del corazón
Richard Lugner, a sus 91 años, sigue teniendo ganas de baile y este jueves inauguró la 66ª edición del Baile de la Ópera de Viena. En tonos «perversos» de rojo, el diseño anual de decoración de la ópera también influyó en la elección de atuendo de muchos de los participantes. Su exprometida Simone Weiß, a la que el protocolo situó junto a la exesposa de Elvis, Priscilla Presley, invitada de honor de este año, tuvo en cuenta ese guiño de la organización en la elección de su vestido. «Creo que es el año en el que más tiempo he dedicado a seleccionar mi vestido porque presiento que será muy especial», dijo a su entrada en el Baile de Bailes, que sin embargo pierde glamur con los años.
«Son los rescoldos de grandezas pasadas», restaba expectación Fiona, apostada junto a su abuela en primera fila de la alfombra roja: «Entiendo que en otro tiempo esto era un escaparate de buen gusto, pero la verdad es que hoy en día muchos confunden la popularidad con la elegancia y bueno, yo vengo solamente para acompañar a mi abuela porque le hace ilusión cumplir con la tradición». Bien otros años se vieron a la entrada pancartas que protestaban por el carácter «machista» del también conocido como «Baile de Debutantes», en las últimas ediciones han desaparecido.
Lo cierto es que el Baile de la Ópera de Viena, cuyas raíces llegan a 1814 y que se ha celebrado sin interrupción desde 1935, había perdido bastantes seguidores antes de la pandemia, pero el hecho de no poder celebrarlo durante el confinamiento devolvió el interés del público. Hoy sigue atrayendo clase alta de la sociedad aus// triaca, que acude a la Wiener Staatsoper a conocer a la última hornada de jóvenes que se presentan en sociedad. Después de dos años de pausa por culpa del coronavirus, arrancó el año pasado con la presencia de Jane Fonda y con una nueva subida de las tarifas. Los 5.000 adinerados asistentes, entre ellos el presidente federal de Austria, Alexander van der Bellen, pagaron anoche una entrada personal de 385 euros, que incluye una donación benéfica de 35 euros. Si querían sentarse, debían abonar 135 euros adicionales y con mesa 220 euros más por persona, aunque quedasen fuera del salón de baile. Reservar una mesa en el escenario del segundo nivel para ocho o diez personas significa unos 12.000 euros. En el caso de ser uno de los pocos afortunados que puede permitirse un palco, el asistente habrá pagado entre 15.000 y 23.600 euros. A partir de ahí, la cerveza más pequeña se cobra a 13,50 euros, la copa de champán unos 50 euros y, en el Falstaff Champagne Salon, una botella de agua mineral requiere la inversión de 23,50 euros.
«Es uno de los más de 400 bailes que tienen lugar en Viena en cada temporada de invierno, pero el Baile de Ópera sigue siendo el evento más grande de su tipo y uno de los más caros», reconoce la empleada Silvia Kargl. La tradición dicta que las parejas abran la noche al ritmo de una polonesa de Frédéric Chopin, la pieza de apertura, ellas de largo de fiesta y ellos de frac negro con pajarita blanca o uniforme de gala. «Bailar en el elegante salón, pasear por la ópera, visitar los distintos bares y disfrutar del variado programa musical, todo eso es lo que se disfruta esta noche y está más que justificado el precio», mostraba su satisfacción una de las asistentes, la señora Yarohino, procedente de Japón junto con su esposo.
Bailarines taxi
Es el segundo año que se celebra desde la pandemia. En 2023 estuvo Jane Fonda
Con el paso de los años, el Baile de la Ópera de Viena ha ido tornando en espectáculo turístico al que asisten muchos extranjeros llegados desde los cuatro puntos cardinales. «Hemos venido varios años al Concierto de Año Nuevo, pero nunca habíamos asistido al Baile de la Ópera y esta es la ocasión perfecta», se felicitaba Devorah, llegada desde Hungría para la ocasión. En la actualidad, muchas de las debutantes utilizan el servicio de «Bailarines taxi», parejas de baile experimentadas y bajo contrato, que acompañan a las jóvenes, debido a que la participación masculina ha disminuido considerablemente en las últimas ediciones.