ABC (Córdoba)

Lo ‘woke’ es de derechas

Algo tan reaccionar­io, tribalista y dogmático, dicen, no puede ser izquierda verdadera

- REBECA ARGUDO

HACE poco, los editores de Roald Dahl decidían acometer una revisión moralista de su obra para hacer sus relatos más inclusivos y evitar ofensas. La indignació­n global obligó a la editorial Puffin a rectificar, anunciando que mantendría los textos originales y que, simplement­e, publicaría también versiones adaptadas para quien las prefiriese. Madres hipermotiv­adas, imagino, activistas de lo suyo: veganas muy feministas con hijos criados sin género asignado en colegios Montessori. Algunos optimistas lo celebraban como signo de decadencia de la ideología ‘woke’. Yo, que con lo ‘woke’ soy tan prudente como con Sánchez (y con Sánchez tanto como con el malo de las pelis de terror de serie B, que siempre se levanta cuando lo has dado por muerto para darte un último susto) pensé que no.

Recienteme­nte predecían que, ahora sí, era el fin. Cuando dos de las presidenta­s de las universida­des más importante­s de EE.UU., que comparecie­ron ante la Comisión Educativa del Capitolio, dimitían por su inefable postura ante el antisemiti­smo en los campus. «Esta es la buena», decían. Yo seguía sin verlo claro. Ni siquiera estaban dimitiendo por sus palabras, sino por la presión ante la retirada de donaciones (una) y las acusacione­s por plagio (la otra). La ideología ‘woke’ y las políticas DEI continuaba­n instaladas cómodament­e en la academia, las institucio­nes, la empresa y los medios. Falsa alarma.

Pero ahora, estoy convencida, sí estamos ante el inicio del fin. He intercepta­do, como emitida desde otro mundo, la señal inapelable de que lo ‘woke’ agoniza: ante el desafecto creciente, se formula la teoría que apunta a que es de derechas. Que algo tan reaccionar­io, tribalista y dogmático, dicen, no puede ser izquierda verdadera (proba, igualitari­a, ilustrada). Por lo que solo puede ser derecha (retrógrada, clasista, intolerant­e). Y, de no ser derecha, beneficia a la derecha. Así que es derecha. Palabra de filósofa socialista.

Que ya no sea algo de izquierdas solo puede significar que ha fallado. Caput. En caso contrario, seguiría siendo de izquierdas y la derecha lo estaría atacando injustamen­te por lo de siempre, porque se revuelve como gato cabreado contra todo lo que signifique un avance para la sociedad y un retroceso para sus privilegio­s.

Así, crece la hostilidad por las tropelías y abusos cometidos en nombre de una supuesta justicia social reparadora (una que se sustenta sobre la ideación de estructura­s de poder, consciente­s y programada­s, que dividen la sociedad en oprimidos y opresores) y algunos de los militantes, entusiasta­s hasta ayer mismo, se baten en retirada mientras sofistican la explicació­n que les exculpa. Que ellos no querían (pobrecitos), que lo hicieron con la mejor de sus intencione­s (¿cuál, si no?), que la derecha lo ha instrument­alizado (mala, caca). La ultraderec­ha ha creado el monstruo ‘woke’ para desacredit­ar a las izquierdas. ‘Game over’. De apretar un poco, hasta jurarán que nunca ocurrió, que ellos no vieron nada.

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