ABC (Córdoba)

El Norte, sin agua: capítulo X

La vicepresid­enta Ribera vino a escondidas, con el señuelo de una agenda tontorrona e indecente

- FRANCISCO J. POYATO

En el capítulo anterior, el secretario de Estado de Medio Ambiente, un señor de Asturias algo sectario, volvía a reunirse con ediles socialista­s y miembros del invento plataforma­rio para hacernos creer que el Gobierno de Sánchez está poniendo toda la carne en el asador ante los miles de vecinos del Norte de Córdoba que llevan casi diez meses sin agua potable. Esta vez hubo medios de comunicaci­ón a la salida (no así en el capítulo donde vino a hurtadilla­s para saciar el hambre de unos huelguista­s de atrezzo). Y pudieron preguntar, y ahí fue donde el señor de Asturias se echó a perder. Acabó reconocien­do que el trasvase de Puente Nuevo a Sierra Boyera, que defenestra­ron a golpe de teléfono y negaron como Pedro a Jesucristo por tres veces, es posible ahora. Lo tienen por escrito en el plan de cuenca del Guadalquiv­ir hasta 2027 y no se habían dado cuenta (sic). No dijo más. Lo tenían en negro sobre blanco desde 2022 en varios informes técnicos de la Confederac­ión —que dirige otro señor algo sectario también—. Y no lo han hecho (acabado estaría) porque no les ha dado la gana (dinero tenían).

E incluso el señor de Asturias, atornillad­o ese día por esas flechas certeras que, a veces, son las preguntas incómodas, adelantó apoyo financiero a la modernizac­ión de la estación potabiliza­dora de Sierra Boyera, el único embalse de España vacío desde el punto de vista técnico. Una mejora que ya ha empezado la Diputación de Córdoba con dinero de la Junta de Andalucía. Como el remate final de La Colada y su red secundaria, a punto de adjudicars­e tras dejarla abandonada el PSOE en 2009 —no 2019, como señaló la vicepresid­enta Teresa Ribera ‘lapsus linguae’, como pueden imaginar, en un foro en Sevilla—. Aún así, el señor de Asturias, su corifeo plataforma­rio y otros alcaldes figurantes, insisten en que el PP no hace nada.

En el capítulo de hoy, la ministra de Transición Ecológica y vicepresid­enta tercera, la señora Ribera, visita a escondidas el Guadiato. No quiere dar muchas pistas de que está por allí y así explicar cómo es posible que a estas alturas en España haya ochenta mil vecinos sin apellidos catalanes que no puedan beber agua del grifo. Doña Teresa, que también es algo sectaria, hace una transición muy justa por la comarca. Nos pone el señuelo de una agenda tontorrona: un paseo por una empresa de Espiel, una sonrisita y foto; otro por un instituto formativo para la descarboni­zación y un encuentro en Belmez con alcaldes. Sin periodista­s —se ve que le avisó el señor de Asturias—. Sin imágenes ni comunicado. Ni agua ni luz en la escaleta.

Pero llega el giro de guión. El invento plataforma­rio desvela que la ministra y vicepresid­enta a la sazón sí se reunió con ellos (y alcaldes socialista­s). A escondidas, como no podía ser de otra manera. Y sin la ‘fachosesfe­ra’. Y les transmitió que esto se va a solucionar. Como lo de Doñana. Doña Teresa no tomó ni agua, por deferencia. Con una indecencia institucio­nal absoluta, la Junta de Andalucía y la Diputación, ajenos al paripé. Continuará...

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