Más que una pausa en Gaza
En su deriva nacionalista, Netanyahu está dispuesto a enfrentarse con Biden
La presión de la opinión pública israelí sobre Benjamin Netanhayu para que consiga rescatar a los rehenes tomados por Hamás podría inclinar al primer ministro a favor de una pausa en el conflicto durante seis semanas. Con la mediación de Estados Unidos, Qatar y Egipto, las negociaciones avanzan de forma discreta en París y El Cairo, a pesar de las tensiones en la región y el riesgo de una mayor escalada. El borrador del acuerdo incluiría el regreso de los más de cien rehenes a sus casas, el repliegue del Ejército israelí fuera de las principales ciudades gazatíes, la entrada de suficiente ayuda al escenario del conflicto y la liberación de unos trescientos prisioneros palestinos encarcelados por delitos contra la seguridad del país vecino.
Este posible pacto puede descarrilar en cualquier momento, pero el equipo de Joe Biden está volcado en conseguir que salga adelante. No solo aspiran a conseguir esta pausa, sino a convertirla en permanente, mientras se preparan otros acuerdos que permitan el reconocimiento del Estado palestino y generen una dinámica de paz y estabilidad en la región.
El presidente norteamericano sabe que puede perder las elecciones presidenciales de noviembre por la desmovilización del voto joven demócrata, muy crítico con su apoyo incondicional a la peor versión de Netanyahu. En su larga trayectoria en la política internacional, Biden ha sido siempre más pro-israelí que la mayor parte de los miembros de su partido. Pero esta convicción no le impide entender hasta qué punto el actual primer ministro pone su propia supervivencia política por delante de los intereses del país, al mostrarse partidario de una guerra larga y sin restricciones para lograr «una victoria total», algo imposible de conseguir. Netanyahu es muy consciente de que una vez termine el conflicto, el Parlamento le exigirá responsabilidades por sus errores a la hora de prevenir los ataques terroristas que lo iniciaron. En su deriva nacionalista, está dispuesto a enfrentarse abiertamente con la Administración Biden si recibe presiones para cambiar su hoja de ruta, al tiempo que necesita conseguir cuanto antes el triunfo de liberar a los rehenes.