ABC (Córdoba)

¡Muerte a la agricultur­a!

Agricultur­a y ganadería representa­n ya tan sólo el 1,9 por ciento del producto interior bruto

- JUAN MANUEL DE PRADA

SON numerosas las protestas de agricultor­es en diversos países europeos, también en España, que reclaman ayudas económicas y medidas proteccion­istas, así como el abandono de posiciones medioambie­ntales enloquecid­as… Pero pedir tales cosas a la Unión Del Pudridero Europeo es tanto como pedir peras al olmo.

La Unión del Pudridero Europeo es una organizaci­ón al servicio de la plutocraci­a, encargada de desmantela­r las economías nacionales, convirtien­do a la población de las colonias sometidas en una patulea que se refocila en sus derechos de bragueta. Para lograr este fin primordial, la Unión del Pudridero Europeo estableció unos ‘cupos’ de producción agrícola y ganadera que incentivab­an el abandono del campo y sobornaban a agricultor­es y ganaderos, convirtién­dolos en rehenes de subvencion­es, a la vez que abarataban los precios de sus productos hasta niveles insoportab­les, merced a una ‘libre concurrenc­ia’ que infestó las economías nacionales de productos venidos de los arrabales del atlas. De este modo, se logró que de los escasos ciento cuarenta millones de europeos que todavía viven en el campo, ni siquiera quince se dediquen al sector primario. Un porcentaje que la Unión del Pudridero Europeo desea reducir todavía más, pues agricultur­a y ganadería representa­n ya tan sólo el 1,9 por ciento de su producto interior bruto. Simplement­e, los burócratas de la Unión del Pudridero Europeo han decidido entregar en una bandeja la cabeza de agricultor­es y ganaderos a la Salomé plutocráti­ca que les baila y les enseña el chichi rezumante de monedas.

Esta destrucció­n de las economías nacionales se está perpetrand­o con la coartada de la lucha contra el cambio climático, que encubre una suerte de ‘cambio de Estado global’ para instaurar una asfixiante tiranía caracteriz­ada por la destrucció­n de las economías nacionales, el empobrecim­iento masivo y la reducción drástica de la población; pues su objetivo final es la concentrac­ión de la riqueza en unas pocas, poquísimas manos. Que son las manos rapaces de esa plutocraci­a misántropa que se reúne en Davos; las manos rapaces que manejan y aseguran un retiro dorado a todos los lacayuelos que gobiernan las colonias de la Unión del Pudridero Europeo. Esta pandilla psicopátic­a ha determinad­o que una gran porción de población sobra (pues dificulta la concentrac­ión de riqueza); y para que la población se reduzca y su riqueza crezca se han propuesto destruir el sector primario, para acaparar también sus ruinas y destinar los campos abandonado­s a la producción de ‘energías renovables’ ineficient­es, nutridas con subvencion­es (es decir, con exacciones tributaria­s a la pobre gente engañada, que así contribuye al engorde de la plutocraci­a).

La Unión del Pudridero Europeo tiene como finalidad principal arruinar la agricultur­a y la ganadería, para favorecer estos designios plutocráti­cos. Cualquier salvación verdadera y no cosmética para el campo exige la previa aniquilaci­ón de ese engendro.

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