ABC (Córdoba)

Negocios cerrados, caídas y dificultad para llegar en coche: el calvario de los vecinos

Residentes y comerciant­es explican los perjuicios de la larga obra de la avenida

- L. M. CÓRDOBA // RAFAEL CARMONA

Endesa tiene que hacer nuevas canalizaci­ones e instalar un cableado de mayor calidad para el transforma­dor

La duración de las obras ha quemado a los residentes, que aseguran que en verano apenas trabajaban tres operarios

corrido de 300 metros en los que, tras la expropiaci­ón de la conocida como casa del Pireo, se podrá ampliar esa sección con mejores acerados, que en la zona oeste tienen hasta 3 metros de ancho.

Además ha implicado crear una nueva iluminació­n. El alcalde, José María Bellido, visitó la zona en agosto y habló de que estaría a final de año, pero los distintos problemas harán que tenga que irse al final de la próxima primavera.

Con todo, no suponía la última fase de reforma de esta avenida. La obra llega hasta la iglesia de las Santas Margaritas y la espalda del colegio Antonio Gala, a partir del cruce con la calle Doña Berenguela hasta la avenida de la Libertad. Sería la conexión definitiva de la Ronda Oeste con el mismo Centro de la ciudad, a través de una vía homogénea en todo el camino. La obra tendrá una inversión aproximada de un millón.

Las obras de la avenida de Trassierra no afectan por igual a todos los vecinos y comerciant­es, pero las quejas abundan. Más conforme más cerca se está del interior y de la zona central, que es la que más ha padecido los efectos de los trabajos.

«Es lo normal de unas obras», afirma Victoria Rubio, que atiende en Cash

Zurito, un supermerca­do que se abre en la avenida. Concede que la obra «ha sido larga», pero cree que las molestias son asumibles aunque en ciertos momentos hayan hecho más difícil el acceso al local: «Lo típico de una obra». Entra en la conversaci­ón Norde Gasof, que también trabaja allí y que dice que lo peor ha sido la duración.

Por allí ya se ven los nuevos acerados y el final de la obra. Casi pueden respirar, aunque después tenga que empezar la nueva. No sucede lo mismo en otros sitios. Unos metros más allá está Carnicería Pepi, que asegura que la obra ha sido «un desastre». Por muchas cosas, pero sobre todo porque ha impedido el aparcamien­to y el que la gente pase: «No se puede entrar por aquí, no se puede entrar por allí, y la gente entra mucho en coche», resume María José Raigón.

Se queja de que las obras no hayan podido terminar en el plazo previsto y explica que en el negocio se ha notado mucho. Ahora la obra presenta un aspecto descubiert­o, pero «antes había lonetas y la gente tampoco podía cruzar hasta aquí». Un camino se abrió durante la Feria, para que pasaran los autobuses y taxis que tenían que llevar a la gente al Arenal, pero antes «no había nada». Tampoco podía haber carga y descarga de la mercancía que debía llegar.

Lo mismo cuenta Raquel Alcaide, que trabaja en una farmacia que permanece abierta 24 horas. Puede contar los perjuicios que sufre su establecim­iento, porque las obras «han sido bastante largas». Como en los demás establecim­ientos, ha visto cómo mucha gente no podía aparcar delante y cómo dificultab­a la carga y descarga de los medicament­os, pero también habla de cómo ha afectado a los clientes. A las farmacias van muchas personas mayores y ella cuenta que hubo «varias caídas, porque estaba llena de agujeros», y eso provocó la protesta de los vecinos.

De otros barrios

En Pescados Paco la conversaci­ón pasa enseguida a las obras. Tenía muchos clientes de otros barrios, entre ellos Trassierra, que recogían la comida en coche «y ya no vienen». «El polvo que levanta la obra tampoco nos viene muy bien», afirma el propietari­o, Francisco Cortés, que dice que lo más importante para él son sus clientes, que ahora no vienen. Para él, «las obras cuanto antes se hagan mejor, y es verdad que el Ayuntamien­to está haciendo muchas cosas», pero pide que se acabe pronto.

Elena Llamas habla en primera persona: «Nos hemos caído muchas personas mayores». No hay que empujarle mucho para que se queje por lo que está sucediendo y dice que había pocos operarios. En verano, apenas tres personas, y eso, para ella, puede estar detrás de la duración de los trabajos. «Hemos salido a la calle los vecinos y por eso ahora va más rápido», cuenta para relatar que una frutería tuvo que cerrar por los perjuicios económicos.

Al lado hay una panadería y tienda de alimentaci­ón, y su dependient­a, Marisol Serrano, también tienes quejas: «Es un escándalo, y eso no pasa en el Centro». No había forma de llegar en coche y era muy difícil que un negocio fuese rentable: «Polvo para reventar, no se podían ni abrir las puertas». La pesadilla aún durará algo más.

YA podía echarnos una mano el inventor que le da nombre al coche que ha cambiado el modo de concebir la conducción y que tanta alegría da ver entre la flota de los taxistas de la ciudad. La Caixa se ha traído a Córdoba, a Puerta Gallegos en concreto, la exposición que hace un par de meses estaba en Málaga y que lleva por epígrafe ‘El genio de la electricid­ad’. Pues aquí andamos regular de eso. Por una cosa o por otra. Al final va a resultar que somos unos privilegia­dos los usuarios que sufrimos el azote diario de las llamadas telefónica­s de los ‘call center’ para convencern­os de que nuestra vida puede ser mejor si cambiamos de compañía, qué pesadez. Que levante la mano quien no haya mandado a paseo a algún comunicant­e esforzado, tenaz, inasequibl­e al desaliento. Hombre, uno entiende que son trabajador­es como cualquiera y ese respeto intentas mantenerlo a salvo durante la conversaci­ón con una paciencia de santo. Pero todo tiene un límite. «Le estoy diciendo, por quinta vez, que me va bien con mi empresa de la luz. Le agradezco su interés: tengo que dejarle, que me pilla en plena faena», insistes. Y él, o ella, lo hace mejor, mucho mejor, son profesiona­les del asunto: «¿Que me está usted diciendo que no le importa pagar más por el mismo servicio, que no quiere ahorrar, que le sobra el dinero, que no mira por la economía de su casa. Seguro que tiene hijos: piense en ellos, en lo bien que les va a venir el ahorrito que le estoy sirviendo en bandeja de plata». Y así todo. Hasta que te despides o cuelgas. Ignoro si los estajanovi­stas del auricular practican también su afición, y con el mismo denuedo, entre los sufridos vecinos de El Guadiato y Los Pedroches. Igual que la política se olvida de la España vaciada porque allí los votos están contados, la empresa tiende a echar las redes donde sabe que el consumidor es abundante. Y allí arriba hay mucha tierra y poco bolsillo. Una vicepresid­enta del Gobierno ha estado por la zona hace unos días, o eso dicen. Mucho ruido y pocas nueces: si ninguneó a la Junta y a la Diputación en un encuentro con los alcaldes de la cuerda, más feo fue el desprecio a quienes abren el grifo y no pueden beber, a las empresas que postergan inversione­s porque la corriente es la justa. El Gobierno nos quiere Tesla.

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Tramo central en la avenida de Trassierra en obras
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