«Llegaremos a una situación de ruina si no llueve en primavera»
▶La cuarta entidad social agroalimentaria de la provincia por volumen de negocio, que tiene unos 500 socios, encara una compleja situación
La Cooperativa Agrícola de Regantes (Coare), con sede en Palma del Río, cumple ochenta años como la cuarta entidad social agroalimentaria de la provincia por volumen de negocio, pero muy afectada por los efectos de la sequía.
—¿En qué momento está Coare en el 80 aniversario de su fundación?
—La situación actual de la cooperativa en cuanto a la capacidad productiva de sus socios en cuanto a los cultivos de regadío de arboleda, como pueden ser los cítricos, el olivar y el almendro, se encuentra al cincuenta por ciento respecto a un año normal. En cuanto a los cultivos hortícolas, la producción ha sido prácticamente nula porque no se pueden sembrar cebollas ni maíz debido a las bajas dotaciones de agua que se aprobaron en la campaña pasada. Esas tierras se han tenido que destinar para trigo o girasol, que soportan mejor la sequía. Nuestra entidad cuenta actualmente con unos 500 socios que son propietarios de unas 4.000 hectáreas y nuestra facturación anual está en el entorno de los 30 millones de euros.
—Dada la situación de los embalses, ¿qué dotaciones de agua esperan este año de la Confederación Hidrográfica —Ahora mismo la dotación sería cero tal y como se encuentran los pantanos. Dios quiera que en abril y en mayo llueva bastante y tengamos una aportación de agua de, al menos, entre 1.500 y 2.000 metros cúbicos por hectárea para poder salvar la arboleda. Si la sequía se mantiene, podemos llegar a lo que nosotros denominamos la pandemia del campo, ya que tendremos que cerrar los negocios al no poder producir alimentos por carecer de agua. El sector agroindustrial se vería obligado a llevar a cabo ERTEs y necesitaría un adelanto de las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC), así como una condonación de impuestos. Se podría decir que esa situación supondría para nosotros una ruina. Esperamos que las Administraciones estén a la altura y nos ayuden del mismo modo que los agricultores ayudamos en la pandemia del Covid-19.
—¿Recuerda alguna situación peor de falta de lluvias que la actual?
—En los años 1994 y 1995 hubo una situación que estuvo a la misma altura que en la actualidad en cuanto a reservas de agua. En lo que al campo se refiere, la realidad es muy distinta porque en aquel entonces en el Valle del Guadalquivir apenas había cultivos arbóreos y predominaban el trigo o el girasol, mientras que ahora, si no llueve, el problema será más grave por las fuertes inversiones que requieren el olivar o los cítricos.
—Sin duda la solución a la sequía pasa por la lluvia, pero ¿echan en falta una mayor colaboración de la Administración para mitigar los efectos nocivos de la escasez de agua?
—Ya en 1995 se deberían haber hecho las infraestructuras necesarias. La administración central y la autonómica deben ser conscientes de este problema y poner en marcha un plan hidrológico futuro que permita que haya agua para regar. Es un bien que sirve para generar alimentos, algo que ayudará a contener la inflación tan alta que tenemos actualmente.
—¿Qué previsiones tienen para la campaña de cítricos que actualmente se está desarrollando?
—Estimamos un descenso de producción
del cincuenta por ciento. Ya hemos terminado de recolectar la variedad navelina y ya hemos completado un treinta por ciento de la recogida de la salustiana. Los precios están siendo medios y razonables. Sin embargo, los rendimientos son escasos al situarse en una media de 12.500 kilos por hectárea. De esta manera, por mucho que se pague la naranja este año, no sirve para cubrir los costes.
Campaña de cítricos «La producción caerá el 50%. Por mucho que se pague la naranja, no sirve para cubrir costes»
El aceite «Los precios subirán o se mantendrán si no llueve la próxima primavera de forma importante»
—¿Cuáles son los principales mercados de la cooperativa?
—En lo que se refiere a la almendra tenemos acuerdos con empresas que tra
bajan en el ámbito nacional en zonas como Córdoba, Alicante o Barcelona. En lo que respecta a los cítricos, tenemos mucha relación con Portugal y trabajamos con muchos países de la Unión Europea.
—¿Qué opinión le merecen los altos precios del aceite de oliva? ¿Cree que puede cambiar la situación a corto plazo?
—Nuestra opinión es que los precios se van a mantener o seguirán subiendo si no llueve en la próxima primavera de forma importante. La clave fundamental es el agua. Caídas bruscas no se prevén.
—La cara “b” de ese escenario es la caída del consumo que se están produciendo.
¿Puede ser un motivo de preocupación?
—Por supuesto que sí. El consumo ha bajado un 40 por ciento. Si los precios siguen subiendo, la demanda volverá a resentirse. Es una situación muy compleja que depende de que pueda llover en los próximos meses para que se pueda aclarar.
—¿Cómo les está afectando los problemas del transporte de mercancías agrícolas en Francia?
—Nos estamos viendo muy afectados por esta cuestión. Solo estamos pudiendo enviar la mitad de los camiones que normalmente mandamos por la huelga de los agricultores en Francia. Entendemos que lo que están pidiendo estos productores, como el resto del sector agrario europeo, es justo en cuanto a las normas de la UE que nos impiden ser competitivos con el resto del mundo. Cumplimos toda la legislación en materia laboral, medioambiental y social para que la ciudadanía tenga seguridad alimentaria, pero las producciones que vienen de fuera no tienen esas obligaciones. En el caso de la naranja, Egipto compite con nosotros poniendo los precios al cincuenta por ciento de los nuestros. Hay motivos para que los productores europeos salgamos a la calle, pero no es de recibo el comportamiento de Francia, perjudicando a la agricultura española.