Los salvadoreños ‘bendicen’ el estilo autócrata de Bukele
La mano dura contra los grupos pandilleros le consolida en el poder hasta 2029
Han sido éstas las elecciones menos emocionantes de la era moderna en El Salvador, el país más pequeño, pero últimamente el más popular de Centroamérica. «Nosotros vamos a votar, aunque ya sabemos quién ganará», decía a ABC una mujer en uno de los centros de votación de la capital salvadoreña, mientras se encogía de hombros. «Nayib Bukele, por supuesto», respondía ante una pregunta que parecía molestarle.
Y es que en la jornada electoral de ayer preguntar quién se llevaría la victoria en la contienda electoral era sinónimo de ignorancia. La suerte estaba echada desde hacía tiempo y los votos solo sirven para confirmar lo que ya todos sabían: que Bukele es reelegido como presidente de la nación, a pesar de un claro impedimento constitucional, aunque con el apoyo de todas las instituciones gubernamentales que su partido y figura han acaparado –desde las Cortes y las fiscalías hasta el Parlamento–. Tiene la ‘bendición’ de millones de salvadoreños que lo quieren al frente cuatro años más, sin importar las reglas a las que tengan que doblegarse.
Las previsiones, a mitad de la jornada electoral, eran contundentes de acuerdo con las últimas encuestas y los análisis de expertos consultados. Todas sugerían que el presidente y su partido político, Nuevas Ideas (NI), serían reelectos con un 70,9% de votos totales. Quienes le han seguido en la carrera electoral no han intentado ganarle, sino más bien sobrevivir: Manuel Flores, del partido tradicional de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y el candidato Joel Sánchez de la derecha tradicional representada por el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Isabel de Saint Malo, la jefa de la misión electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), aseguró en sus últimas declaraciones a la prensa que la jornada electoral transcurrió «de forma normal». La misión desplazó a 92 observadores en todo el territorio salvadoreño. Los responsables de Centros de Votación en suelo internacional, como en Boston, Londres y Ciudad de Guatemala, confirmaron que las elecciones se llevaron a cabo de manera pacífica en sus centros.
Otra es la versión de algunos miembros de la oposición salvadoreña y medios locales. El candidato por el partido FMLN denunció ante la revista ‘Factum’ una estrategia de «fraude con el voto electrónico en EE.UU.». De acuerdo con el candidato, «todo ha sido preparado para utilizar suplantación de identidades de votantes en el extranjero en suelo estadounidense». Los opositores aseguran que el Tribunal Supremo Electoral también es parte del «fraude». Por su parte, medios locales como ‘Mala Yerba’ y ‘Revista Elementos’ han denunciado «bloqueos» para la función del ejercicio periodístico por parte de simpatizantes de NI.
La victoria de Bukele estaría consolidando el poder total de una nación a un autócrata del siglo XXI, aplaudido y apoyado –eso sí– por las masas. «Lo de autocrático no es una opinión. Es un hecho», señalan analistas consultados antes del cierre de las urnas.
El presidente se postuló a una inconstitucional reelección que fue habilitada por un fallo de la Sala Constitucional –que el propio Bukele nombró con magistrados afines–, que hizo una nueva interpretación de la ley que impedía su reelección, para allanar su camino a un segundo mandato que culminará en 2029.
Preparado a conciencia
Sin embargo, la receta para su reelección fue preparada con mucha antelación, desde que asumió el poder en 2019. Algunos hechos lo prueban, como su irrupción con el Ejército en el seno del Congreso salvadoreño o el cese del fiscal general y los magistrados constitucionales incómodos para el bukelismo. Y, en especial, haber gobernado desde el 2022 bajo un estado de excepción para llevar a cabo su Plan de Ordenamiento Territorial sin contratiempos, aunque esto implicase violaciones de derechos humanos y negociaciones con algunos grupos pandilleros, de acuerdo con investigaciones publicadas por medios salvadoreños, como ‘El Faro’, y denuncias de organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional.
Algunos líderes opositores y medios de comunicación señalan una estrategia de «fraude» y suplantación de identidad en el voto exterior