Alfombra roja a la inversión
Desde que Cunext anunció la pasada semana que construirá una nueva fábrica, que costará 120 millones, vivo angustiado. Sí. Sí. Pienso que igual soy el protagonista de un ‘remake’ del ‘Show de Truman’ y que llevan tiempo grabando la cara de asombro que pongo con el goteo de proyectos que deben facilitar el desarrollo de la ciudad. Acostumbrado a que la economía local diera disgustos un día sí, otro también y al siguiente de nuevo, existo con la congoja de que tras una esquina alguien me asalte, cámara en mano, con un ramo de flores y al grito de: «¡Inocente, inocente!». Temo que, entonces, se evaporen la Base Logística, los equipamientos para turismo de negocios de los que al fin nos hemos dotado, la planta de Escribano, el despegue del aeropuerto o la factoría del gigante del cobre.
Para que se me pase de una vez el canguelo, me he pellizcado muy fuerte y no me he despertado. O sea, que, a diferencia del final de Los Serrano, no debe ser un sueño. Cunext, por lo tanto, es la última en unirse al rosario de buenas nuevas. Suma a su conocida mejora de la planta que ya tiene (desembolsará 100 millones) el impulso de otra en la carretera de Granada. Esta última fabricará 80 empleos. Y cada puesto de trabajo es oro puro en una capital que, aunque mejora su cifra de parados, es aún la novena gran ciudad del país en tasa de desempleo.
En el desarrollo de esa planta jugará un papel fundamental el Ayuntamiento. El instrumento urbanístico con el que la factoría se materializará, según la normativa autonómica, exige que sea tramitado por Capitulares en seis meses —si no hay respuesta en ese plazo, la iniciativa se da por denegada—.
El Consistorio, desde la llegada a la Alcaldía en 2019 del popular José María Bellido, desterró las polémicas vividas en el anterior mandato, el del cogobierno PSOE-IU, que espantaban a los inversores. Ahora, si logra tramitar en tiempo y forma y sin generar ningún contratiempo a Cunext esta potentísima iniciativa, lanzará una señal formidable al mundo de la empresa. Redoblará el mensaje de que en Córdoba se le tiende una alfombra roja, sin la más mínima arruga, a quien quiere generar actividad económica en ella, algo que necesitamos como el comer.