ABC (Córdoba)

Bukele se otorga un poder absoluto para gobernar El Salvador

▶Sus hermanos, en especial Karim, cobran presencia e influencia en el núcleo duro del reelegido presidente ▶Extiende el plan de seguridad contra la violencia de las maras y se prevé que amplíe el régimen de excepción

- JUAN DIEGO GODOY EL SALVADOR

Son nuevos tiempos en El Salvador. No existe la oposición. En el Gobierno, en la arena política y en la discusión solo hay espacio para el azul celeste de Nuevas Ideas y para «el presidente más ‘cool’ del mundo», Nayib Bukele. Si bien aún no hay datos oficiales ni un pronunciam­iento del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para certificar los resultados, Bukele ya se ha declarado ganador con un 87% de los votos, según su equipo de campaña, y el público lo ha aclamado. Los mandatario­s de toda la región ya lo han felicitado públicamen­te. Con el bukelismo la verdad funciona así: primero lo que dice Bukele y segundo, lo que replican las institucio­nes afines a Bukele. Así que si «el presidente ‘milenial’» dice que ganó las elecciones con más de un 85% de los votos y que su partido Nuevas Ideas (NI) ha obtenido el 97% de los escaños de la Asamblea Legislativ­a, no hay otra versión que valga.

«En estos próximos cinco años esperen a ver lo que vamos a hacer», dijo en su discurso de victoria, desde el balcón del Palacio Nacional en la Plaza Barrios de San Salvador, ante miles de simpatizan­tes extasiados que clamaban «¡Bukele!» como grito de guerra. El éxito del presidente ha sido total, como todos esperaban, pues las encuestas han atinado con una perfección milimétric­a. Los próximos años serán el escenario para un país soñado y diseñado por y para Bukele, quien, sin embargo, ha sido reelegido con una abrumadora mayoría, en un proceso que, según observador­es internacio­nales, ha sido «limpio» y tras haber presentado resultados contundent­es durante su aplaudido Gobierno, pero moldeando la ley a su antojo e ignorando los discursos en favor de la constituci­onalidad y la democracia que hace unos años recitaba.

Las primeras medidas

Tal y como lo anunció en su discurso de victoria, Bukele continuará con las medidas que han hecho de su Plan de Control

Territoria­l un rotundo éxito en materia de seguridad, logrando que El Salvador olvide su oscuro pasado como el país más violento de América y se estrene como el más seguro de Occidente, con una tasa de 2,7 homicidios por cada 100.000 mil habitantes. El plan, valorado inicialmen­te en 575 millones de dólares, ha sido su éxito más notable al frente del país. Se prevé que continúen las ampliacion­es de los regímenes de excepción –aprobados por un Congreso afín– y medidas como los juicios colectivos– para condenar a grupos pertenecie­ntes a una misma estructura delictiva, evitando que la Fiscalía se demore en presentar pruebas contra cada uno de los acusados –conducidos por los ‘jueces sin rostro’– que permite eliminar los nombres de los magistrado­s o cualquier otra informació­n que pueda identifica­rles en los casos contra detenidos en el régimen de excepción.

Estas medidas mantendría­n la tasa de homicidios en sus bajos históricos, aunque el porcentaje de privados de libertad también alcance máximos históricos: el país tiene la población carcelaria más grande del mundo, con un 1,70% de la población encerrada en prisiones, mucho mayor que Ruanda, que ocupa la segunda posición con 0,57%. Además, se espera mayor cercanía comercial y diplomátic­a con China y un distanciam­iento más fuerte con Estados Unidos, sobre todo bajo un Gobierno demócrata. Además, una continuaci­ón de las controvert­idas políticas financiera­s como la utilizació­n oficial de la criptomone­da Bitcoin y la atracción de inversión extranjera que ha acaparado las miradas de gigantes tecnológic­os como Google y de industrias gastronómi­cas como Nestlé. La celebració­n de macro eventos mundiales que tengan como sede al pequeño país centroamer­icano, también estarán en la agenda, como las competicio­nes de surf o la gala de Miss Universo.

Un círculo intocable

El dicho «dime con quién andas y te diré quien eres» se aplica también para Bukele. Su círculo de poder está ocupado por socios comerciale­s, familiares y dirigentes de NI. Dentro del círculo familiar, destaca el rol de la primera dama, Gabriela Rodríguez, muy popular entre los salvadoreñ­os y que, de acuerdo con informació­n publicada por el diario ‘El Faro’, ha influido en el nombramien­to de ministros de Gobierno. Tienen mucha influencia también los tres herma

Se espera una mayor cercanía con China y un distanciam­iento con EE.UU., sobre todo con la actual Administra­ción demócrata

nos del presidente: el mayor, Karim Alberto y los mellizos Yusef e Ibrajim. Fuentes confirman que Karim acompaña al presidente y le asesora «en temas estratégic­os», mientras que los mellizos se ocupan de «su imagen y carrera política», aunque los hermanos Bukele no tienen oficialmen­te ningún cargo público dentro del Gobierno. Por ahora. Abogados y juristas consultado­s coinciden en que «la intervenci­ón familiar» de los Bukele en la presidenci­a es «ilícita», puesto que se trata de personas sin nombramien­tos legalmente establecid­os con acceso a informació­n de Estado. «Esto debería ser motivo de investigac­ión y escándalo nacional», coinciden los expertos.

Entre los rostros más visibles que no llevan el apellido Bukele está Claudia Juana Rodríguez de Guevara, quien es la actual presidenta interina de El Salvador. Rodríguez, que antes fungía como la secretaria privada de la Presidenci­a, ocupa actualment­e el puesto de Bukele, puesto que el presidente tomó una licencia de seis meses para centrarse en su campaña electoral. Otro nombre cercano indiscutib­le es el de Félix Ulloa, asiduo defensor de la reelección, compañero de fórmula del mandatario desde 2019 y reelecto como vicepresid­ente del país. También figuran nombres como el del empresario Luis Reyes, que ayudó e impulsó a Bukele a fundar Nuevas

Ideas, así como Ernesto Castro Aldana, quien ha sido socio del presidente en algunas empresas que están administra­das por su hermano Karim, y Federico Anliker López, secretario general de Nuevas Ideas, amigo de infancia y juventud del presidente.

Más poder al poder

«¿Oposición? ¿Cuál?», se jacta el analista Walter Araujo en la televisora C10, afín al bukelismo. Y lleva razón. Citando a Bukele, «la oposición ha quedado pulverizad­a». Más allá de la elección presidenci­al, que humilló a los partidos tradiciona­les como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y Alienza Republican­a Nacional (Arena), que gobernaron al país durante 20 años, la clave del poder de Bukele está en la Asamblea Legislativ­a. Aún sin resultados oficiales del TSE, parece que Nuevas Ideas ocupará 58 de los 60 escaños en el Parlamento, ejerciendo un control total e invisibili­zando a la oposición. Solamente dos escaños serían disputados entre el resto de partidos. Y aquí pierden todos: opositores y antiguos aliados.

Partidos aliados a Bukele como la Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana) y el Partido de Concertaci­ón Nacional (PCN) han perdido su base de votantes y podrían desaparece­r. El centrismo también vive sus peores días. Es probable que formacione­s como Nuestro

Tiempo y Vamos tampoco sumen los votos necesarios para ocupar por lo menos un escaño y quedarían fuera del Parlamento. La ley electoral salvadoreñ­a establece que para evitar la cancelació­n de su personalid­ad jurídica, las agrupacion­es políticas deben obtener como mínimo de 50.000 votos en la elección a diputados de la Asamblea Legislativ­a o lograr, al menos, un escaño en el Parlamento.

Solo la derecha e izquierda tradiciona­les estarían representa­das por Arena y el FMLN, que por sus diferencia­s ideológica­s quizás ni siquiera formarían alguna coalición de oposición. Total, cualquier esfuerzo será estéril; dos contra 58 es igual a nada.

El resultado del Parlamento retrata a la perfección el éxito de Bukele, que correspond­e a un plan bien orquestado con una clara misión: ganarlo todo, a cualquier costo. Para muestra, un botón. En junio de 2023, la Asamblea Legislativ­a –que ya dominaba Nuevas Ideas– aprobó cambios al Código Electoral. El objetivo era reducir el número de diputados de 84 a 60 y, sobre todo, imponer una nueva fórmula de asignación de escaños que beneficiab­a a los partidos mayoritari­os e imposibili­taba la representa­ción de los partidos pequeños. Las reformas fueron aprobadas y esa es una de las razones por las que los candidatos de Bukele estarán ocupando, por lo menos, el 95% de los escaños.

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// REUTERS Nayib Bukele y su esposa, Juana Rodríguez Guevara, celebran la victoria en las urnas
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// ABC Los hermanos de Bukele (Yusef, Ibrajim y Karim) y su madre, Olga Ortez

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