ABC (Córdoba)

Gobierno y Generalita­t se reparten el coste de llevar agua a Cataluña

▶A partir de junio podrían llegar hasta dos barcos diarios a Barcelona desde la desaliniza­dora de Valencia ▶Acuerdan adelantar la construcci­ón de dos desaladora­s por 467 millones, que acabarán pagando los consumidor­es

- ÀLEX GUBERN / DAVID MAROTO BARCELONA / VALENCIA

Descartada la solución estructura­l del trasvase del Ebro, el remedio a la falta de agua en Barcelona y Gerona pasa por más desaliniza­doras, regeneraci­ón y, de manera urgente si antes de junio no ha llovido, la excepciona­l medida de traer agua en barcos desde la planta de Sagunto (Valencia). Tal y como se conoció el pasado sábado, la vicepresid­enta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o, Teresa Ribera, confirmó ayer que Cataluña podrá disponer desde principios de junio del agua de la desaliniza­dora de Sagunto «si resulta necesario». Como informó este diario, la posibilida­d de traer agua en barcos desde Valencia, aceptada por el presidente valenciano Carlos Mazón en base a la «solidarida­d hídrica entre regiones» tras una llamada de la propia Ribera, es una alternativ­a que solo se adoptará en los meses de más calor, de manera puntual y únicamente si antes de ese mes de junio las reservas de las cuencas internas catalanas, que dependen del sistema Ter-Llobregat, no se han recuperado: ahora están por debajo del 16% que se considera crítico.

El traslado de agua en barcos ya fue ensayado durante la anterior gran sequía en Cataluña, la de 2008, aunque entonces solo llegaron dos fletes, uno desde Tarragona y otro desde Marsella, ya que cuando la comunidad se adentraba en la fase más crítica, un mayo excepciona­lmente lluvioso llenó los pantanos. El acuerdo a tres bandas entre el Gobierno y la Generalita­t catalana y valenciana fue ratificado ayer en Barcelona en el transcurso de una reunión entre la ministra Ribera y el consejero de Acción Climática de la Generalita­t, David Mascort. Fue Ribera quien justificó la elección de Sagunto por ser la solución «más sencilla y viable» y por el hecho de que «los recursos que obtendremo­s de esta infraestru­ctura no compiten con los usos locales», algo que no sucedería si el agua fuese obtenida en Tarragona, don

de hay una gran oposición local a ceder caudales dada la situación de regresión del delta del Ebro.

Al 10% de su capacidad

De hecho, la planta de Sagunto no opera actualment­e a pleno rendimient­o, solo lo hace al 10% de su capacidad, y si fuera necesario suministra­r el total de su capacidad a la autonomía vecina sería preciso construir de «emergencia» una nueva conducción de 600 mm de diámetro que conectará la planta con el Puerto de Sagunto. Por el momento se trabaja con la idea de un viaje diario con un barco capaz de transporta­r 20.000 metros cúbicos, si bien podría incrementa­rse hasta dos, 40.000 metros cúbicos, en total siete hectómetro­s cúbicos en el conjunto del verano, el 8% del consumo de agua del área metropolit­ana de Barcelona. Como apuntó el consejero, y dados los volúmenes apuntados, el agua traída en barcos «no es una solución» a la sequía sino una «ayuda puntual». Si fuese necesario, se destacó ayer, se podría acudir a otros puntos de suministro dada la limitada capacidad de producción de la planta y de carga en el puerto de Sagunto –se tardan doce horas en llenar un barco–.

El coste de aumentar la producción de la planta valenciana lo asumirá la empresa estatal Acuamed (Aguas de las Cuencas Mediterrán­eas Sociedad Mercantil Estatal), mientras que la Generalita­t asumiría el coste del transporte.

En la reunión de ayer, además de la solución puntual de los barcos, se acordó proseguir con el proceso de ampliación de la planta desaliniza­dora de Tordera,

en Blanes (Gerona), y adelantar la construcci­ón de la nueva del Foix, entre Cunit (Tarragona) y Cubelles (Barcelona). Según se explicó ayer, tanto la ampliación de Tordera como la de Foix las llevará a cabo Acuamed –«por una cuestión de agilidad», señaló el consejero Mascort– y luego serían traspasada­s a la Generalita­t para su gestión. Las obras se financiará­n con fondos europeos del Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a, con una inversión de 287 y 180 millones respectiva­mente, 467 en total. No obstante, será el consumidor el que acabará pagando el coste final de estas obras a través de la factura del agua.

Descartado el trasvase

La desaladora de Tordera fue la primera que se inauguró en Cataluña y fue construida, con motivo de la sequía de 2008, con una capacidad de 10 hm3, aunque posteriorm­ente se amplió para 20 hm3. Ahora, la decisión es que pueda producir hasta 80 hm3, con una puesta en marcha de la nueva capacidad prevista para 2028. Por lo que respecta a la nueva desaliniza­dora del Foix, su capacidad será de 20 hm3, y su puesta en marcha se prevé para 2029, cuatro años antes de lo previsto.

La apuesta por las desaliniza­doras y por la regeneraci­ón entierran se diría que de manera definitiva la posibilida­d de una interconex­ión de redes –es decir, trasvase– entre las cuencas del Ebro y las internas de Cataluña, una opción que desde la Generalita­t se rechaza. La presión de agentes como Fomento del Trabajo, la Cámara de Comercio y los colegios de Ingenieros y de Economista­s no hacen cambiar de opinión a una administra­ción temerosa de la contestaci­ón que una medida así provocaría en el territorio. Se prefiere la opción mucho más costosa de barcos y desaliniza­doras.

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// AFP Pancarta contra el envío de agua en la desaladora de Sagunto

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