Castella seduce a La México en otra tarde de tensión por protestas de los antitaurinos
▶ La figura francesa corta dos orejas y abre la puerta grande en la feria del aniversario
En la segunda corrida en la Plaza México se repitieron dos hechos del fin de semana tras la reapertura: las protestas antitaurinas y un recinto a tope, repleto de afición. La principal diferencia en estas fechas de aniversario sucedió en el ruedo: dos orejas para Sebastián Castella, que mostró un nivel que no se había podido ver el domingo anterior. Los minutos previos eran un ‘deja vu’ del fin de semana inaugural: protestas de antitaurinos, actos de vandalismo en torno al coso de Insurgentes, enorme despliegue de seguridad y agresiones verbales a los aficionados, que nuevamente evitaron caer en las provocaciones de un grupo que esta vez fue menos numeroso.
Las autoridades de La México instalaron carteles con frases e imágenes de figuras de la cultura y el deporte adeptas a la fiesta taurina, como los escritores Ernest Hemingway, Octavio Paz y el futbolista Sergio Ramos.
La tensión tuvo en esta ocasión una carga política porque el alcalde de la Ciudad de México, Marti Batres, perteneciente al oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), optó por manifestarse abiertamente contra las corridas de toros. Además, la celebración de los festejos de la feria del aniversario se confirmaron al límite de los tiempos judiciales: un tribunal colegiado revocó un fallo de primera instancia que el pasado miércoles había ordenado, una vez más, suspender las corridas.
Triunfó la libertad, que se reflejaba ya en el bautismo del primer toro, Bendita Libertad, cornidelantero de 484 kilos, de embestida noble pero que se vino a menos. Fue el animal con el que confirmó la alternativa el mexicano Isaac Fonseca, que emitió proclamas en favor de la libertad y de las corridas, lo que calentó al público ya antes de su vistosa faena, rematada a la segunda. Saludó una gran ovación.
Luego vino el turno de Castella, que se enfrentó a Agradecido. Después de cuatro años de su última aparición en La México, mostró un toreo fluido que desató varios «olés». Mató a la primera y cortó una oreja.
Pitó el público a Gordolobo, de 530 kilos, que salió muy suelto y necesitó de una faena trabajosa por parte de Leo Valadez, que atrapó con las zapopinas en el capote y en esas manoletinas últimas. Pinchazo y una media estocada en buen sitio para cumplir su cometido y desatar una ovación.
En el segundo de su lote, Castella coronó una tarde brillante en el coso de Insurgentes. Planteó una faena de inteligencia y técnica, con permanentes ovaciones desde el saludo de rodilla semiflexionada y las vistosas chicuelinas. Con mucho valor, anduvo por encima del toro, al que cazó de una estocada que le valía otra oreja y la puerta grande. Con quinto y sexto, sus compañeros de cartel fueron silenciados. El triunfo fue del francés, que sedujo a la afición de México.